sábado, 28 de mayo de 2011

Caos climático


Por monseñor Felipe Arizmendi


SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 28 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos un análisis que ha compartido monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título “Caos climático”.

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Estamos realizando nuestra asamblea ordinaria diocesana, sobre la pastoral de la tierra. Al describir la situación que están viviendo las comunidades, comprobamos que no sólo sufren un cambio climático, sino que les llegan los efectos de un verdadero caos mundial, generado por el imperante modelo económico, en particular por la industrialización y la tecnología que no respetan el medio ambiente.

Resalto algunas cosas que se dijeron: Hay compra-venta de tierras, venta de ojos de agua y de madera, contaminación de ríos y ojos de agua, aumento de basura por plástico, bolsas y latas que tapan los drenajes. Consumismo de productos desechables y de refrescos embotellados. No se separa la basura orgánica e inorgánica. Siguen la deforestación de árboles y las quemazones. Hay más calor. Contaminan el medio ambiente la quema de caña, los vehículos, los que hacen carbón y los leñeros, así como los ruidos espantosos que no dejan descansar. Hemos acabado con algunas plantas medicinales, con especies de animales y verduras. Hay mucha erosión. Con el uso de químicos, buscamos producir más para ganar dinero, no tanto para comer. La reconversión agrícola aumenta las ganancias, pero se dejan de producir maíz y frijol, base de la alimentación popular. La ambición del dinero causa enormes estragos ecológicos. Escasez y poco cuidado del agua. Llueve menos. Los agroquímicos aumentan el cáncer y otras enfermedades, como leucemia, viruela, vómito, diarrea, diabetes. Maltrato y pérdida de respeto a la madre tierra; ya no se le ve como regalo de Dios, sino como negocio. Se destruyen los cerros por la explotación de los bancos de arena. Gente desconocida llega a tomar muestras de tierras y agua, con autorización de instancias federales. Falta coherencia en algunos agentes de pastoral y del pueblo. Visión parcial de la problemática. Nos falta más articulación en esta pastoral.

JUZGAR

Alguien se podría preguntar por qué estamos abordando este tema. ¿Es meternos en políticas que no nos incumben? ¿Es perder nuestra identidad pastoral?

Dijo el Papa Benedicto XVI a los brasileños, con ocasión de su Campaña de Fraternidad: “El deber de cuidar del medio ambiente es un imperativo que nace de la conciencia de que Dios confía su creación al hombre no para que ejerza sobre ella un dominio arbitrario, sino para que la conserve y la cuide como un hijo cuida la herencia de su padre” (marzo 2011).

Y en su homilía durante la reciente Vigilia Pascual: “La historia que Dios ha fundado abarca incluso los orígenes, hasta la creación. Omitir la creación significaría malinterpretar la historia misma de Dios con los hombres, disminuirla, no ver su verdadero orden de grandeza. Nuestra profesión de fe comienza con estas palabras: ‘Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra’. Si omitimos este comienzo del Credo, toda la historia de la salvación queda demasiado reducida y estrecha. La Iglesia conduce al hombre al encuentro con Dios y, por tanto, con el principio de todas las cosas. Dios se nos manifiesta como Creador, y por esto tenemos una responsabilidad con la creación. Nuestra responsabilidad llega hasta la creación, porque ésta proviene del Creador. Puesto que la creación pertenece a Dios, podemos confiar plenamente en El. Y porque El es Creador, puede darnos la vida eterna. La alegría por la creación, la gratitud por la creación y la responsabilidad respecto a ella van juntas” (23 abril 2011).

ACTUAR

Se propone pensar primero en el autoconsumo y luego en el mercado; evangelizar a los de arriba, pues son ellos quienes causan tantos estragos; impulsar cursos de abonos orgánicos; concientizar sobre el cuidado de la madre tierra, del agua, de los manantiales y de los cerros; defender las semillas criollas; poner barreras vivas, sembrando árboles o plantas en los bordos; recoger basura y separar orgánico de inorgánico; evitar desechables, comida chatarra y quema de rozaduras; disminuir uso de químicos, dejar descansar la tierra y reforestar; promover colectivos de producción, hortalizas orgánicas y mercados orgánicos. Recuperar el trueque y el trabajo en común. Usar estufas y hornos ahorradores de leña.

sábado, 21 de mayo de 2011

Obispo de Ilinois «restaura» la Oración a San Miguel


El obispo de Sprinfield, Mons. Paprocki, se reunió antes de la Misa Crismal, el 19 de abril, y explicó a los sacerdotes de su diócesis el significado y la historia de la «Oración a San Miguel».

Acabados los Oficios, junto con los Santos Óleos, ordenó distribuir por las parroquias de su diócesis grandes tarjetones con la Oración a San Miguel, y que fuesen colocadas en los bancos. Pidió que se rece después de la despedida y antes del canto de salida o cierre en todas las misas.

Dijo que:

«Uno de las mejores bazas de Satanás está en su camuflaje, en la creencia de que no existe. No creer en Satanás y en las fuerzas del mal nos deja incapaces de resistir. Por eso es bueno recordar la oración a San Miguel Arcángel. Tenemos que recordar que cada vez que oramos, trabajamos para derrotar a nuestros enemigos reales, no los demás, sino al diablo y sus demonios».

Aunque el exorcismo formalmente nunca fue abolido por completo, la inserción en la Santa Misa pasó a mejor vida ya en los 60 [1]. Aún así, los papas han recomendado vivamente su rezo [2].

Desconozco las razones últimas de la «restauración». Pero sí me atrevo a afirmar que algo tendrá que ver el «Congreso sobre la práctica litúrgica y pastoral del exorcismo» del año pasado, que la Conferencia Episcopal USA encargó a Paprocki que dirigiese. La finalidad era encontrar exorcistas para las diócesis del país, sólo había cinco exorcistas en todo Estados Unidos.

Creo que las condiciones en las que León XIII la compuso y prescribió, en 1886, no han cambiado mucho. Es evidente que las asechanzas del maligno y los ataques frontales a la Iglesia o al Papa no han disminuido, más bien lo contrario.

Con los respetos humanos —o falta de Fe— que algunos sacerdotes tienen para hablar del Demonio, no termino de imaginarme una decisión así en mi diócesis. Me parece indudable que los beneficios serían inmediatos, para todos.


Notas

[1] Instrucción Inter Oecumenici, 48 j, 26 de septiembre de 1964

[2] Beato Juan Pablo II: Regina Coeli, 24 de abril de 1994:

Seguramente tenía muy presente esa escena el Papa León XIII cuando, al final del siglo pasado, introdujo en toda la Iglesia una oración especial a san Miguel: «San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla contra los ataques y las asechanzas del maligno; sé nuestro baluarte…».

Aunque en la actualidad esa oración ya no se rece al final de la celebración eucarística, os invito a todos a no olvidarla, a rezarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y contra el espíritu de este mundo.

La imagen que ilustra el post es la de las estampas que ha distribuido el obispo.

sábado, 14 de mayo de 2011

A 30 años de atentado Cardenal recuerda que Virgen de Fátima salvó a Juan Pablo II


ROMA, 13 May. 11 / 02:31 pm (ACI/EWTN Noticias)

El Prefecto Emérito de la Congregación para las Causas de los Santos en el Vaticano, Cardenal José Saraiva Martins, recordó en entrevista concedida a ACI Prensa que la Virgen de Fátima, a quien la Iglesia celebra hoy, fue quien salvó al Papa Juan Pablo II en el atentado que sufrió hace 30 años en la Plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981.

"Todos recordamos con gran dolor día el 13 de mayo de 1981, fue vivido con un gran sentimiento de dolor, pero también con un gran sentimiento de gratitud a la Virgen de Fátima que salvó la vida de Juan Pablo II, él estaba totalmente convencido de que si no murió aquel día fue gracias a la protección de la Virgen de Fátima", aseguró.

El Cardenal dijo también a ACI Prensa que el Beato Juan Pablo II solía decir "la Virgen de Fátima ha desviado la bala que debía herirme".

Por eso, en 1982, "un año después, en el aniversario del atentado, el Papa viajó a Fátima para dar la gracias por haberle salvado la vida y para ofrecerle aquella bala que debía haberle llevado a la muerte".

Sobre la fecha de la beatificación de Juan Pablo II, el Purpurado señaló: "parece lógico, que la beatificación se produjese en el mes de mayo pero ¿porqué el 1 de mayo? Yo digo que la beatificación de Juan Pablo II tenía que tener lugar en el día del trabajador porque Juan Pablo II antes de abrazar la carrera eclesiástica fue un obrero en la cantera".

"La festividad del 1 de mayo no fue solo la beatificación de un Papa, sino de un obrero y por ello el Día del Trabajo (y de San José Obrero) era el día más indicado para la beatificación del Papa Wojtyla, porque él fue un gran trabajador, un gran obrero".

El Cardenal afirmó también en la entrevista con ACI Prensa que "es importantísimo celebrar la fe de la Virgen de Fátima y también recordar y vivir aquellos importantes mensajes que esta Virgen blanca trajo no solo a Portugal, sino a todo el mundo".

"La Virgen es nuestra madre, que vino a Fátima para recordarnos algunos puntos del Evangelio muy importantes", añadió.

El Prefecto Emérito comentó que celebra esta fiesta con mucho cariño, que reúne cada año en su santuario en Portugal a unos 500 000 o 600 000 fieles, porque "dicen que Fátima es el altar del mundo, pero yo digo que también es la cátedra del mundo, porque la Virgen enseñó y continúa enseñando muchas verdades".

sábado, 7 de mayo de 2011

Cardenal retira licencia a teólogo gay opuesto a doctrina católica

David Berger

COLONIA, 06 May. 11 / 05:54 pm (ACI/EWTN Noticias)

El Arzobispo de Colonia (Alemania), Cardenal Joachim Meisner, decidió retirarle la licencia de enseñanza al teólogo gay David Berger, quien pública y reiteradamente ha expresado su oposición a la doctrina católica sobre la homosexualidad.

En un reciente comunicado publicado por la Arquidiócesis sobre el caso, se señala que el Cardenal decidió retirarle a Berger la "missio canonica", es decir, la licencia para enseñar religión católica en escuelas.

El texto indica demás que el Purpurado se "vio obligado a dar este paso porque el Dr. Berger, a través de sus publicaciones y pronunciamientos en medios de comunicación establece que no está de acuerdo con la doctrina y las normas morales y jurídicas de la Iglesia".

Con esta actitud, Berger de 43 años de edad, "ha destruido la esencial confianza para la misión de evangelizar y por ello el Obispo considera que no puede ser digno de crédito en cuanto a la instrucción religiosa de la Iglesia Católica. Por ello, el retiro de la licencia para enseñar la doctrina de la Iglesia es inevitable".

El Arzobispo ha tomado esta decisión basado en el Código de Derecho Canónico y a las demás normas complementarias de la Iglesia.

Sobre David Berger, el diario francés La Croix recuerda que en el año 2010 fue separado por la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino debido a un artículo que publicó en el periódico alemán Frankfurter Rundschau, en el que "deploraba una actitud ‘limitada’ de la Iglesia hacia los homosexuales".

Además, Berger ha escrito u libro titulado Der heilige Schein (La Santa Aparición) "en el que critica abiertamente la doctrina de la Iglesia".

La enseñanza de la Iglesia sobre la Homosexualidad

La enseñanza católica respecto de la homosexualidad está resumida en tres artículos del Catecismo de la Iglesia Católica; 2357, 2358 y 2359. En estos artículos la Iglesia enseña que:

Los homosexuales "deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta".

La homosexualidad, como tendencia es "objetivamente desordenada", que "constituye para la mayoría de ellos (los homosexuales) una auténtica prueba".

Apoyado en la Sagrada Escritura "la Tradición ha declarado siempre que "los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados", "no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual" y por tanto "no pueden recibir aprobación en ningún caso".

"Las personas homosexuales están llamadas a la castidad" y "mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana".

Más información sobre la perspectiva católica de la homosexualidad http://www.aciprensa.com/Familia/homosex-index.htm

domingo, 1 de mayo de 2011

Creo en la misericordia divina


Una devoción orientada a descubrir, agradecer y celebrar la infinita misericordia de Dios revelada en Jesucristo.

Los católicos acogemos un conjunto de verdades que nos vienen de Dios. Esas verdades han quedado condensadas en el Credo. Gracias al Credo hacemos presentes, cada domingo y en muchas otras ocasiones, los contenidos más importantes de nuestra fe cristiana.

Podríamos pensar que cada vez que recitamos el Credo estamos diciendo también una especie de frase oculta, compuesta por cinco palabras: “Creo en la misericordia divina”. No se trata aquí de añadir una nueva frase a un Credo que ya tiene muchos siglos de historia, sino de valorar aún más la centralidad del perdón de Dios, de la misericordia divina, como parte de nuestra fe.

Dios es Amor, como nos recuerda san Juan (1Jn 4,8 y 4,16). Por amor creó el universo; por amor suscitó la vida; por amor ha permitido la existencia del hombre; por amor hoy me permite soñar y reír, suspirar y rezar, trabajar y tener un momento de descanso.

El amor, sin embargo, tropezó con el gran misterio del pecado. Un pecado que penetró en el mundo y que fue acompañado por el drama de la muerte (Rm 5,12). Desde entonces, la historia humana quedó herida por dolores casi infinitos: guerras e injusticias, hambres y violaciones, abusos de niños y esclavitud, infidelidades matrimoniales y desprecio a los ancianos, explotación de los obreros y asesinatos masivos por motivos raciales o ideológicos.

Una historia teñida de sangre, de pecado. Una historia que también es (mejor, que es sobre todo) el campo de la acción de un Dios que es capaz de superar el mal con la misericordia, el pecado con el perdón, la caída con la gracia, el fango con la limpieza, la sangre con el vino de bodas.

Sólo Dios puede devolver la dignidad a quienes tienen las manos y el corazón manchados por infinitas miserias, simplemente porque ama, porque su amor es más fuerte que el pecado.

Dios eligió por amor a un pueblo, Israel, como señal de su deseo de salvación universal, movido por una misericordia infinita. Envió profetas y señales de esperanza. Repitió una y otra vez que la misericordia era más fuerte que el pecado. Permitió que en la Cruz de Cristo el mal fuese derrotado, que fuese devuelto al hombre arrepentido el don de la amistad con el Padre de las misericordias.

Descubrimos así que Dios es misericordioso, capaz de olvidar el pecado, de arrojarlo lejos. “Como se alzan los cielos por encima de la tierra, así de grande es su amor para quienes le temen; tan lejos como está el oriente del ocaso aleja Él de nosotros nuestras rebeldías” (Sal 103,11-12).

La experiencia del perdón levanta al hombre herido, limpia sus heridas con aceite y vino, lo monta en su cabalgadura, lo conduce para ser curado en un mesón. Como enseñaban los Santos Padres, Jesús es el buen samaritano que toma sobre sí a la humanidad entera; que me recoge a mí, cuando estoy tirado en el camino, herido por mis faltas, para curarme, para traerme a casa.

Enseñar y predicar la misericordia divina ha sido uno de los legados que nos dejó el Papa Juan Pablo II. Especialmente en la encíclica “Dives in misericordia” (Dios rico en misericordia), donde explicó la relación que existe entre el pecado y la grandeza del perdón divino: “Precisamente porque existe el pecado en el mundo, al que ´Dios amó tanto... que le dio su Hijo unigénito´, Dios, que ´es amor´, no puede revelarse de otro modo si no es como misericordia. Esta corresponde no sólo con la verdad más profunda de ese amor que es Dios, sino también con la verdad interior del hombre y del mundo que es su patria temporal” (Dives in misericordia n. 13).

Además, Juan Pablo II quiso divulgar la devoción a la divina misericordia que fue manifestada a santa Faustina Kowalska. Una devoción que está completamente orientada a descubrir, agradecer y celebrar la infinita misericordia de Dios revelada en Jesucristo. Reconocer ese amor, reconocer esa misericordia, abre el paso al cambio más profundo de cualquier corazón humano, al arrepentimiento sincero, a la confianza en ese Dios que vence el mal (siempre limitado y contingente) con la fuerza del bien y del amor omnipotente.

Creo en la misericordia divina, en el Dios que perdona y que rescata, que desciende a nuestro lado y nos purifica profundamente. Creo en el Dios que nos recuerda su amor: “Era yo, yo mismo el que tenía que limpiar tus rebeldías por amor de mí y no recordar tus pecados” (Is 43,25). Creo en el Dios que dijo en la cruz “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34), y que celebra un banquete infinito cada vez que un hijo vuelve, arrepentido, a casa (Lc 15). Creo en el Dios que, a pesar de la dureza de los hombres, a pesar de los errores de algunos bautizados, sigue presente en su Iglesia, ofrece sin cansarse su perdón, levanta a los caídos, perdona los pecados.

Creo en la misericordia divina, y doy gracias a Dios, porque es eterno su amor (Sal 106,1), porque nos ha regenerado y salvado, porque ha alejado de nosotros el pecado, porque podemos llamarnos, y ser, hijos (1Jn 3,1).

A ese Dios misericordioso le digo, desde lo más profundo de mi corazón, que sea siempre alabado y bendecido, que camine siempre a nuestro lado, que venza con su amor nuestro pecado. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento” (1Pe 1,3-5).



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  • P. Fernando Pascual LC