domingo, 28 de abril de 2019

DOMINGO II de PASCUA de la Divina Misericordia 2019



Día 28 II Domingo de Pascua, de la Divina Misericordia


 San Juan nos ofrece en estos versículos una escena verdaderamente pascual. La vida espléndida de Jesús glorioso aparece ante sus discípulos como algo normal. Es la vida propia del Hijo de Dios que nos ha sido prometida en su nombre. De esta vida, lo que hoy meditamos a partir del texto precedente, viene a ser sólo un botón de muestra. Consideremos nada más lo que san Juan nos cuenta de aquella tarde del domingo en que resucitó el Señor. Jesús se presenta ante sus discípulos, Señor de las leyes físicas. Su cuerpo es glorioso –no podemos imaginar esa corporalidad gloriosa– y, a pesar de que le habían abandonado en su momento más duro, los tranquiliza. No sólo les desea la paz, les entrega la paz: la paz sea con vosotros, les dice. Ellos se alegran al verlo y nuevamente les dice: la paz sea con vosotros. Consideremos una vez más, llenos de agradecimiento, que el Señor querrá siempre nuestro bien, nuestra felicidad y alegría, a pesar, incluso, de nuestras infidelidades. Y dicho esto les mostró las manos y el costado. ¡Qué importante es no cerrar los ojos a la realidad! A la realidad del amor de Dios por los hombres y a la realidad de nuestro pecado. A la vista de esas manos y ese costado no hay nada que decir. Unicamente reconocer con humildad y agradecimiento nuestra condición y la suya. Pero, ni se nos ocurra pensar que, con ese gesto, Jesús pretende echar algo en cara a los Apóstoles. El Señor no sabe sino amar. Por eso, mientras ellos lo contemplan con las huellas frescas de la Pasión, con las pruebas del abandono de ellos y de su amor, Él se reafirma en su entrega incondicionada a los hombres y los llena de paz. A continuación el amor de Dios por los hombres llega a su cénit: Jesús despliega para sus discípulos y para toda la humanidad los frutos de su Pasión. Entrega el Espíritu Santo y configura a unos hombres –simples criaturas– con Él mismo: Como el Padre me envió así os envío yo. Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengáis, les son retenidos. Que no queramos salir en nuestra oración de las acciones de gracias. Nos entrega al Paráclito, nos encomienda su misma misión, nos perdona y garantiza que jamás nos faltará su perdón. —¡Dios es mi Padre! —Si lo meditas, no saldrás de esta consoladora consideración. —¡Jesús es mi Amigo entrañable! (otro Mediterráneo), que me quiere con toda la divina locura de su Corazón. —¡El Espíritu Santo es mi Consolador!, que me guía en el andar de todo mi camino. Piénsalo bien. —Tú eres de Dios..., y Dios es tuyo. Así se expresaba san Josemaría. Y nosotros vamos a decirle a Jesús que no nos deje ser injustos, que nos abra bien los ojos y nos llene de su luz, para darnos cuenta de lo que somos y valemos; de lo que podemos porque así lo ha querido Dios. Que nos llenemos de afán de corresponder y que muchos, que están a nuestro lado pero tal vez no se enteran, vibren también felices –¡entusiasmados!– con Él. Pero, estemos en guardia, que en cada uno hay un Tomás desconfiado que "necesita pruebas", que quiere que las cosas le "entren por los ojos". Queramos acostumbrarnos en cambio a lo sorprendente; a algo mucho mayor de lo que nuestros ojos pueden llegar a comprobar. Habremos de poner los medios humanamente desproporcionados de la oración y la expiación, y el empeño por extender en el mundo el Reino de Dios, asimismo desproporcionado e increíble para los criterios meramente terrenos. Estaremos así viviendo el "permanente tiempo Pascual" que comenzó a partir de la Resurrección de Cristo. Un tiempo apostólico para el que contamos con los mismos medios que los discípulos –sintiéndonos uno de ellos–, siguiendo el consejo del Señor: rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. A la Virgen la llamamos cada día "Reina de la paz" en el rezo del Santo Rosario. Le pedimos la paz que Ella siente, siempre confiada en el amor que Dios le tiene.

domingo, 21 de abril de 2019

DOMINGO de RESURRECCIÓN 2019




Día 21 Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

 El Evangelio según san Juan nos narra con bastante detenimiento lo sucedido el primer día de la semana, el siguiente al sábado, el día en que resucitó el Señor. Este hecho fue de tal trascendencia para la naciente Iglesia que originó el cambio, no poco importante, del día especialmente dedicado a Dios. El día del culto por excelencia no fue ya el sábado para los cristianos, sino el dies domínica, día del Señor, el domingo. Este cambio era necesario, no sólo para marcar con claridad la diferencia entre la antigua ley –que había preparado la venida del Mesías– y la ley de la fe en el Dios Trino; era preciso, sobre todo, para afirmar sin paliativos la ley de la Gracia, una nueva economía de la salvación, por la cual los hombres, injertados en Cristo, somos verdaderamente familia de Dios. Era importante significar que los preceptos del pasado no eran ya necesarios, toda vez que Jesucristo había saldado sobradamente con su sacrificio la deuda de nuestros pecados. En adelante, aplicándose en el cristiano los méritos de la Cruz, agradamos a Dios como un hijo bueno a su padre. Hijos de Dios. —Portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras. —El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine... De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna. Así leemos en "Forja". Esa luz del convencimiento firme de nuestra filiación divina, alumbra a cada uno en primer lugar. Inundar a otros de alegría, transmitirles la propia riqueza, es algo espontáneo, manifestación del esplendor y seguridad que provoca la fe en quien la vive. El fuego no puede sino quemar, como la luz necesariamente ilumina. También es cierto que el agua apaga y la suciedad contamina lo que toca. Seamos luz ardiente de Dios, ricos, entusiasmados por gozar del mayor Amor, y con el deseo –que casi no hay que proponerse– de que muchos más sean felices de verdad. Antes que los Apóstoles, supo de la resurrección del Señor María Magdalena. Por los otros evangelios sabemos de su alegría al conocer que Jesús vivía. Entonces echó a correr, fue a Simón Pedro y al otro discípulo al que Jesús amaba... "Echó a correr...", dice san Juan. Como nosotros cuando descubrimos algo estupendo. Enseguida nos vienen a la cabeza personas queridas y nos apresuramos a compartir la alegría, porque deseamos que sean también muy felices. Fácilmente nos podemos imaginar el efecto inmediato de la "onda expansiva" provocada por esta mujer y los dos primeros discípulos que se acercaron al sepulcro a primera hora del domingo. En muy poco tiempo, todos: los otros apóstoles y las demás mujeres que acompañaron al Señor, sabrían la noticia. Y, a continuación, otros más que apreciaban a Jesús en Jerusalén aunque no le siguieran tan de cerca. Era la consecuencia natural de un entusiasmo que se transmite. Muy pronto, por algunos de la guardia que custodiaba el sepulcro, llegó también la noticia a los que habían planeado y logrado la muerte de Jesús; que, según san Mateo, reunidos con los ancianos, después de haberlo acordado, dieron una buena suma de dinero a los soldados con el encargo de decir: Sus discípulos vinieron de noche y lo robaron mientras nosotros dormíamos. Es muy diferente, como vemos –y poco han cambiado las cosas a la vuelta de veinte siglos–, la reacción de los que han decidido dejar al Señor de lado. El empeño por mantener a toda costa su actitud de siempre les lleva a falsear lo evidente por cualquier medio, no importa si correcto o no. La verdad incontestable de la resurrección de Jesús, públicamente ejecutado como un malhechor, se imponía necesariamente en el pueblo y confirmaba en la fe a los discípulos tras el desencanto por la aparente derrota del Calvario. Cristo mismo, resucitado, vivifica ya a los suyos. No hay fuerza –no puede haberla– capaz de contener el triunfo del Hijo de Dios actuando en sus fieles: su Reino no tendrá fin, dijo el Ángel a María; y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella, prometió Jesús a Pedro, refiriéndose a la Iglesia. No son nuestros buenos propósitos, nuestras disposiciones de fidelidad, ni las grandes cualidades que puedan tener algunos cristianos, la garantía del triunfo final de los cristianos en la historia. Es el propio Cristo, Dios hecho hombre por amor a los hombres, el garante de nuestra victoria definitiva.

SÁBADO SANTO 2019




Sábado Santo "Durante el Sábado santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, su descenso a los infiernos y esperando en oración y ayuno su resurrección (Circ 73). Es el día del silencio: la comunidad cristiana vela junto al sepulcro.Callan las campanas y los instrumentos. Se ensaya el aleluya, pero en voz baja. Es día para profundizar. Para contemplar. El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío. La Cruz sigue entronizada desde ayer. Central, iluminada, con un paño rojo, con un laurel de victoria. Dios ha muerto. Ha querido vencer con su propio dolor el mal de la humanidad. Es el día de la ausencia. El Esposo nos ha sido arrebatado. Día de dolor, de reposo, de esperanza, de soledad. El mismo Cristo está callado. Él, que es el Verbo, la Palabra, está callado. Después de su último grito de la cruz "¿por qué me has abandonado"?- ahora él calla en el sepulcro.Descansa: "consummatum est", "todo se ha cumplido". Pero este silencio se puede llamar plenitud de la palabra. El anonadamiento, es elocuente. "Fulget crucis mysterium": "resplandece el misterio de la Cruz."

viernes, 19 de abril de 2019

VIERNES SANTO 2019




Hoy es Viernes Santo: Celebración de la Pasión del Señor

Hoy toda la Iglesia Católica se une en penitencia, abstinencia y ayuno para conmemorar la pasión del Señor. Entre las actividades de este día están el Vía Crucis, el Sermón de las Siete Palabras del Señor Jesús en la Cruz; las procesiones con la imagen de Cristo y de su Madre Dolorosa, entre otros. Este día la Iglesia no celebra la Eucaristía y ningún sacramento, a excepción de la Reconciliación y de la Unción de los Enfermos. La celebración litúrgica conmemora la Muerte del Señor, se realiza también la celebración de la Palabra que concluye con la adoración de la Cruz y con la Comunión Eucarística, consagradas el Jueves Santo. Hoy se invita además a acompañar al final de la adoración de la cruz una pequeña conmemoración de la Virgen María, la Madre dolorosa, que estuvo a los pies de la Cruz.

JUEVES SANTO 2019



Jueves Santo

La liturgia del Jueves Santo es una invitación a profundizar concretamente en el misterio de la Pasión de Cristo, ya que quien desee seguirle tiene que sentarse a su mesa y, con máximo recogimiento, ser espectador de todo lo que aconteció 'en la noche en que iban a entregarlo'. Y por otro lado, el mismo Señor Jesús nos da un testimonio idóneo de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia que tenemos todos los fieles cuando decide lavarle los pies a sus discípulos. En este sentido, el Evangelio de San Juan presenta a Jesús 'sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía' pero que, ante cada hombre, siente tal amor que, igual que hizo con sus discípulos, se arrodilla y le lava los pies, como gesto inquietante de una acogida incansable. San Pablo completa el retablo recordando a todas las comunidades cristianas lo que él mismo recibió: que aquella memorable noche la entrega de Cristo llegó a hacerse sacramento permanente en un pan y en un vino que convierten en alimento su Cuerpo y Sangre para todos los que quieran recordarle y esperar su venida al final de los tiempos, quedando instituida la Eucaristía. La Santa Misa es entonces la celebración de la Cena del Señor en la cuál Jesús, un día como hoy, la víspera de su pasión, "mientras cenaba con sus discípulos tomó pan..." (Mt 28, 26).

sábado, 13 de abril de 2019

Confiar en Dios en la dificultad y el mal

Entrevista a Fernando de Haro, autor de "No me lamento"

Por: Luis Javier Moxó Soto | Fuente: Catholic.net



La cuarta nota o característica de la Iglesia es la de la persecución: Una, santa, católica y… perseguida. Lo vemos ya en todo el mundo, como ha reflejado de nuevo el último Informe sobre Libertad Religiosa 2018. Desde la persecución en toda regla saltándose todos los derechos humanos, hasta la sibilina amenaza de quien ve a Cristo, a los cristianos o al cristianismo como una amenaza o un riesgo para su mentalidad cerrada o laicista. Algo de esto ya apuntaba Marcela Szymanski en una entrevista pasada que hice para este portal.

Cuando no hay la libertad de expresión religiosa no hay verdadera libertad. En nuestro entorno más cercano, para nuestra sorpresa. Y en lugares más o menos lejanos parece como si por nuestra costumbre de contemplar atrocidades, de modo morboso por parte de algunos Medios, damos por descontada su gravedad e indignidad humana. Tal vez no seamos del todo conscientes de la libertad que lleva como consecuencia comunicar y transmitir la Verdad, evangelizar, a los pobres, y su poder transformador de una sociedad, en lugares donde el cristianismo es una minoría, un pequeño resto, pero lleno de una sal, luz y fermento que pueden cambiarlo todo.

Cuanto más se busca y necesita a Dios, cuando más se le pide, con fe, Él responde de una u otra manera. Quien pide recibe, y a quien llama se le abre, a pesar de parecer todo en contra. No lo olvidemos, tampoco para cada uno de nosotros y en nuestro entorno, necesitado siempre de sentido, de dignidad.

Este entrevistador no está exento de esa espera, búsqueda y necesidad, confiadas a quien, como el periodista de la cadena COPE Fernando de Haro, no para de ver y describir con precisión aquellos testimonios de dificultad y persecución.

Esto queda bien documentado en rostros y situaciones concretas, transidos de esperanza, en su libro, “No me lamento. La persecución de los cristianos en la India”, editado por Elba.


Fernando, tengo un amigo misionero claretiano, Gonzalo, al que Asia le gusta especialmente por su variedad, sus contrastes tan llamativos, como el que junto a un edificio de última generación puede verse una mujer ordeñando una vaca en la calle. Él nos decía en un post de su blog que, hace años, la publicidad institucional decía:“For tourism, incredible India; for business, credible India” (“Para el turismo, la India es increíble; para los negocios, la India es creíble”). ¿Podemos decir que su Constitución es totalmente increíble para los cristianos, en lo que a libertad religiosa se refiere?


Si bien la Constitución redactada tras la independencia dejó claro el derecho a cambiar de credo y a propagar aquello en lo que se creía, esas libertades están severamente limitadas por las Freedom of Religion Acts (leyes anticonversión) que rigen en algunos estados. aunque las leyes anticonversión no prohíben explícitamente las conversiones, en la práctica, por cómo están escritas y por cómo se han aplicado, infringen los derechos de las minorías, favorecen al hinduismo y son un reto para el secularismo de la India. Los pronunciamientos del Tribunal Supremo sobre las leyes anticonversión han provocado una modificación del modo de interpretar el artículo 25 de la Constitución. El Alto Tribunal se ha pronunciado en varias ocasiones sobre su conformidad con la Carta Magna.

En las conclusiones del último Informe de Libertad Religiosa se afirma que la situación de la libertad religiosa en la India ha empeorado, debido al radicalismo hinduista del BJP excluyente de las minorías. ¿Cuál piensa que son las causas de la expansión de ese "ultranacionalismo" excluyente y qué futuro se puede atisbar para los cristianos en la zona? ¿se ha dado también parecida reacción frente a la religión islámica que actualmente está en torno a un 14,4%? ¿qué factores han suavizado la tensión por la libertad religiosa en Siria e Iraq frente a la India?



El aumento de la violencia está relacionado con el impacto de la globalización de la India a partir de los años 90, momento en el que los cristianos y los musulmanes se convierten en símbolos de lo extranjero, del rechazo a un mundo más interconectado y multicultural. Los cristianos son un símbolo de la globalización rechazada y atacada por considerarla enemiga de una identidad que se puede perder.  El progresivo debilitamiento del poder de las economías nacionales y de los Estado-nación ha hecho surgir nuevos fundamentalismos e indigenismos con perfiles muy étnicos. La India sería un caso más. Muchos nacionalistas temen que la mayoría hindú pueda convertirse en una minoría por la presencia de lo extranjero. La preocupación es especialmente aguda entre las castas superiores, por qué, de hecho, son una minoría reducida. Los cristianos representan en este contexto una amenaza para la agenda nacionalista, destruyen la identidad común de la nación. La “indiedad”, para esta mentalidad, no puede construirse, en un contexto de amenaza, con una sociedad plural.


El cristianismo ha descubierto la dignidad humana a los dálits o intocables, especialmente del sur del país, en Kerala. ¿Cómo ha sido la evolución del cristianismo en India, la religión más extendida dentro de las minoritarias como sabiendo que actualmente está en un 4,7%? ¿De las demás castas como brahmanes, kshátriyas, chatrías, vaishyas y sudras… no se conocen casos de conversión? ¿qué efectos de transformación social, cultural, política… han tenido esas conversiones, esta revolución cristiana? ¿la masacre y el genocidio han tenido efectos inhibitorios de manifestación pública del cristianismo?

El jesuita español Francisco Javier y sus compañeros predican el catolicismo, sobre todo entre las castas inferiores.   Los bautizados son una minoría en la India, unos 25 millones de personas. El 70 por ciento son parias. Desde la llegada de la religión de la cruz al país, especialmente con los misioneros europeos, en los siglos XIV y XV, el nuevo credo se extendió entre los últimos. La inmensa mayoría de los conversos fue gente sin casta que encontró una dignidad que se le había negado. El fenómeno se sigue produciendo como hace cinco siglos. El cristianismo supone un cambio mental, es algo liberador Es absolutamente diferente a la tradición y a la cultura de la India. Los  dalit no son parte del cuerpo de los dioses. Y de pronto se les dice: “Dios os creó, hombre y mujer, iguales”.  Es una sensacional ruptura filosófica respecto a la tradición.


En su libro nos relata con rostros concretos testimonios acerca de la situación de masacre y genocidio en la India. ¿Tiene su reflejo audiovisual en documentales como “One”, con el apoyo del Instituto CEU de Estudios históricos y la Fundación Ignacio Larramendi, o hay historias que no han podido, o no les han permitido, filmar? ¿cuántas entregas del documental han realizado? ¿les queda alguna población por registrar, grabar o entrevistar?

Me quedan muchos sitios por visitar, especialmente tengo pendiente Pakistán. perseguidos. El primero de los documentales, Walking next to the wall, fue rodado en Egipto y está dedicado a los coptos. El segundo, Nasarah, grabado en el Líbano, está dedicado a los sirios e iraquíes perseguidos por el Daesh. El tercero Aleluya, a Nigeria. El cuarto, One, a la India. El quinto, Nínive, a los que tuvieron que abandonar sus casas y sus pueblos, situados cerca de Mosul en Iraq. El sexto Remnant a los cristianos de Siria. El séptimo Good Plan, dedicado a los cristianos de China.

Fernando, muchas gracias por hacernos un pequeño hueco en su apretadísima agenda. ¿Desea aportar algún otro comentario o dato de interés, por ejemplo, cómo podemos ayudar a los cristianos de la India, y dónde podemos adquirir sus documentales y libros?


Mis documentales están en Vimeo. Quería añadir que en Europa se ha impuesto una de las sensibilidades nacidas con la Ilustración que ha convertido la razón en un bunker. La razón se ha cerrado así a lo que tradición occidental ha denominado el Misterio de Dios. Del Misterio de Dios se sospechaba y se sospecha porque se le considera enemigo de la libertad. En el caso de los cristianos perseguidos vemos, a menudo, un uso de la razón que confía en el Misterio de Dios a pesar de estar sufriendo el mal, a pesar de estar en unas circunstancias difíciles.


sábado, 6 de abril de 2019

7 Llaves para abrir la puerta de la felicidad

7 elementos básicos que nos darán guía y luz en el sendero que deseamos emprender

Por: Vivian Forero | Fuente: Catholic.net




Cada persona a lo largo de su vida, está en búsqueda de la felicidad y el camino no deberá ser otro que dar pasos certeros hacia la perfección misma de su ser. Pero no es fácil decidir o aconsejar a otro con respecto al qué hacer o el cómo proceder en diversas circunstancias de la vida. Sin embargo, es vital poder tener presente 7 elementos básicos que nos darán guía y luz en el sendero que deseamos emprender, ojalá siempre, con la confianza de que será lo mejor para cada uno de nosotros.

1. Optimismo.

Esta virtud nos lleva por el camino de la aclaración de nuestra visión ya que permite ver la vida de un tono agradable, interesante, encantadora. Ser optimista conlleva a ver los problemas como oportunidades; a enfrentar las situaciones con la convicción que todo va a mejorar y que todo tiene una razón de ser. Muchas veces no nos explicamos el porqué de las cosas y nos cuesta comprender cuando se presentan adversidades o cuando no logramos lo que tenemos planeado. Sí es preciso revisar qué tanto interés ponemos en lo que hacemos pero comprendiendo que algunas veces, lo presupuestado toma otro rumbo. El optimismo nos ayuda también a estar confiados y tranquilos, a vivir la vida con los pies en la tierra, a construir día a día preparados para cuando nuestro piso sea inestable. Su enemigo, el pesimismo.


2. Perseverancia.

Otro aspecto relevante y no menos importante es la virtud de la perseverancia. Esta nos da la fortaleza y tenacidad para enfrentar todo lo que se nos presente sin perder la perspectiva. Nos ayuda a reconfortarnos y a emprender el camino sin desfallecer. Es necesaria al igual que la constancia, la persistencia, la paciencia y el empeño. Para alcanzar grandes metas, es importante cuidar los pequeños detalles que unidos forman una cadena resistente de actitudes necesarias para sobrellevar cualquier tormenta. Su enemigo, el desinterés.


3. Amor.

El motor primordial del barco de nuestra vida indudablemente es el amor, porque sin este hermoso sentimiento difícilmente disfrutaríamos de la trayectoria en el viaje hermoso que emprendemos. El amor nos orienta hacia el perdón, estado que facilita la paz y armonía con nosotros mismos y los demás. El amor también nos conduce hacia la pasión y deseo de tomar las riendas de nuestros actos, logrando la plenitud en cada instante. Amamos la vida cuando la disfrutamos; amamos a los demás, cuando los reconocemos y valoramos; amamos la naturaleza, cuando la cuidamos; nos amamos a nosotros mismos, cuando nos respetamos. Su enemigo, el odio.


4. Aceptación.

Conocerse a sí mismo permite establecer limitaciones y fortalezas. Las primeras para trabajarlas y superarlas; las segundas, para aprovecharlas y potenciarlas. Cuando nos conocemos nos permitimos ampliar márgenes de acción, participando en lo que nos gusta, expresando las ideas y pensamientos con mayor seguridad, construyendo proyectos en donde nos sentimos fuertes. Para ello es necesario ser amigos de nosotros mismos y evitar juzgarnos tan duramente. A veces, nos señalamos y no nos permitimos equivocarnos o desconocemos hasta dónde podemos llegar. Abandonamos las metas sin ni siquiera intentar avanzar por el temor a caer. Aceptarnos significa identificarnos con cualidades, habilidades, capacidades y también, con debilidades. No somos perfectos pero la búsqueda de esa perfección y los alcances pausados, nos ayudarán a llegar a la felicidad. Su enemigo, el desprecio.


5. Fe.

«La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por Él (cfr.Mt 16, 17). Para dar la respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios» (Catecismo, 153). No basta la razón para abrazar la verdad revelada; es necesario el don de la fe. Siendo la fe el alimento esencial para creer en Dios y en todo lo que nos ha sido revelado, esta es una de las llaves más importantes para abrir la puerta hacia la felicidad, pues con esta virtud, todo se hace más llevadero y toma un significado sobrenatural. Cuando vivimos una vida llena de fe, logramos comprender nuestra misión y nos damos al servicio de los demás; buscaremos constantemente el hacer el bien; el alcanzar la plenitud máxima en cada una de las acciones emprendidas con un sentido trascendental, buscando dejar huella positiva en la humanidad. Su enemigo, la desesperanza.


6. Agradecimiento.

Si piensas ser feliz, deberás ser agradecido. Nada más gratificante que el ser gratos con los demás. La vida misma nos retribuye a través de tantas maravillas: el amanecer, el despertar, el respirar, el caminar, el poder ver y escuchar. Además de la compañía de los seres amados, el trabajo, el servir a los demás, el adquirir bienes logrados por la tenacidad y el compromiso laboral. Dios nos da tantos regalos que a veces por la cotidianeidad, los vamos dejando a un lado y pensamos que debemos recibirlos porque es un derecho. Pero lo cierto es que si viviésemos la gratitud como acto voluntario, disfrutaríamos más de cada instante. Su enemigo, el egoísmo.


7. Alegría.

“La alegría de un hombre de Dios, de una mujer de Dios, ha de ser desbordante: serena, contagiosa, con gancho...; en pocas palabras, ha de ser tan sobrenatural, tan pegadiza y tan natural, que arrastre a otros por los caminos cristianos” (San Josemaría Escrivá de Balaguer – Camino, punto 60). La alegría es el paso a paso para llegar a la felicidad; es el punto a punto para bordar; es el nudo para amarrar la soga; es la gota a gota de la lluvia fresca que cae. Sin esta virtud, difícilmente estaríamos encantados de vivir. La alegría es el sabor de helado preferido. Cuando hacemos bien las cosas cara a Dios, simplemente sonreímos y nos sentimos alegres, y porqué no… felices. Su enemigo, la amargura.


No debemos usar todas las llaves a la vez. Sin embargo, sería gratificante que siempre estuviera abierta esta puerta pues seríamos más felices y por ende, regaríamos felicidad por doquier. Basta solamente que intentemos abrirla con tacto, dedicación y compromiso, sintiéndonos involucrados también en la búsqueda de la felicidad de los demás, en especial porque vivimos acompañados y lo que hagamos mal o dejemos de hacer, perjudicará también a los que nos rodean.