sábado, 25 de julio de 2009

Santiago de Compostela se prepara para celebrar a su patrón

Participarán arzobispos procedentes de varios países


SANTIAGO DE COMPOSTELA, viernes, 24 julio 2009 (ZENIT.org).- Españoles y peregrinos de todo el mundo celebrarán mañana la festividad del Apóstol Santiago, patrón de España, en la Catedral de Santiago de Compostela.

En este importante destino de peregrinación, donde según la tradición se encuentra la tumba de Santiago Apóstol, se realizará una procesión hacia la Catedral de Santiago que iniciará a las 10 de la mañana y estará seguida de una misa solemne 10,30.

En la liturgia, después de la profesión de, presentará la tradicional "ofrenda", en nombre del Rey Juan Carlos I, el delegado real, que en este año es el presidente del gobierno de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

En la liturgia concelebrarán, entre otros, monseñor Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger, el nuncio apostólico en la India, el arzobispo Pedro López Quintana, y el ministro general de los Frailes Menores, el padre José Rodríguez Carballo.

Santiago de Compostela es la madre varias ciudades que llevan el nombre de Santiago el apóstol (algunas de ellas son Santiago de Chile, Santiago de Cuba, Santiago de Cali en Colombia y Santiago de Guayaquil en Ecuador).

De esta manera, esta ciudad situada en la provincia de Coruña, al noroeste de España, se prepara para celebrar en el 2010 el Año Jubilar o "año Xacobeo", el cual se conmemora cada vez que el 25 de julio cae domingo. El siguiente año jubilar será en 2021.

Anualmente miles de peregrinos llegan caminando a Santiago de Compostela, siguiendo diversas rutas de acuerdo con el tiempo para hacer los recorridos. Encuentran así territorios llenos de historia cultura, tradiciones, gastronomía, a veces ignorados por los grandes circuitos turísticos internacionales.

Apóstol y mártir
El nombre Santiago es la traducción de Iákobos, una traducción griega del nombre del célebre patriarca Jacob.

Los evangelios narran cómo Santiago el mayor, hermano de Juan, fue uno de los tres discípulos´que tuvieron el privilegio de asistir a la transfiguración de Jesús. También acompañó a Jesús durante su agonía en el huerto de Getsemaní.

Santiago fue el primer apóstol ser martirizado, según lo narra san Lucas en los Hechos de los Apóstoles

El Papa Benedicto XVI en la audiencia del 21 de junio de 2006, aseguró que Santiago el Mayor tiene mucho que enseñarle a los hombres de hoy: "la prontitud para acoger la llamada del Señor incluso cuando nos pide que dejemos la "barca" de nuestras seguridades humanas, el entusiasmo al seguirlo por los caminos que él nos señala más allá de nuestra presunción ilusoria, la disponibilidad para dar testimonio de él con valentía, si fuera necesario hasta el sacrificio supremo de la vida".

El sarcófago de Santiago el Mayor
Según la tradición, los restos de Santiago, muerto en Palestina a inicios de los años 40 D.C. por el rey Herodes de Agripa, fueron trasladados luego a España donde al parecer había realizado su misión evangelizadora.


Su tumba fue descubierta en un bosque en el año 800 por un ermitaño llamado Pelayo, en un lugar denominado Campus Stella, de donde deriva el nombre Compostela.


Algunos estudios arqueológicos realizados durante el siglo XX han descubierto un mausoleo dentro de una necrópolis cristiana, romana y germánica, entre los siglos I y VII. Estos datos han encajado con la tradición del hallazgo de la tumba del apóstol. Allí se construyó la primera iglesia dedicada en su honor que da lugar a la actual catedral.


Entre los siglos X y XI cobraron su apogeo las peregrinaciones a Santiago de Compostela por diferentes caminos: el más conocido es el francés el cual llega a España a través de los caminos de Roncesvalles y Jaca y luego pasa por tierras de Navarra, Aragón, La Rioja, Castilla y León para atravesar Galicia y llegar a Santiago.


En las rutas se fueron construyendo albergues y hospitales para los peregrinos. Y fue el camino de Santiago sirvió como medio para propagar diferentes corrientes artísticas, económicas y culturales como los estilos románico y gótico en la arquitectura.


En 1989 se realizó allí la Jornada Mundial de la Juventud, en la que participó el papa Juan Pablo II, y en 1993 que fue el gran "boom" de las peregrinaciones con motivo de ese "año xacobeo", año también en que la UNESCO lo declaró patrimonio de la humanidad.


Por Carmen Elena Villa

domingo, 19 de julio de 2009

Revalorar el ministerio presbiteral

Por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas


SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 18 de julio de (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título "Revalorar el ministerio presbiteral", al inicio del Año Sacerdotal.

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VER

Escribo desde Oaxaca, donde coordino los ejercicios espirituales de varios sacerdotes de esta arquidiócesis, tomando como inspiración el documento de Aparecida. No se trata de un curso o un estudio, ni de un taller pastoral, sino de ponerse en ambiente de reflexión y oración, para escuchar lo que, en ese texto, el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia, en particular a los presbíteros, y hacer una revisión profunda de cómo están viviendo su vocación, pues por los malos testimonios, muchas personas desfallecen en su fe en Dios y se alejan de la Iglesia. Otros se escudan en los escándalos sacerdotales, para desprestigiar la religión y la Iglesia, y así justificar sus propios vicios y pecados. No valoran que la gran mayoría de los sacerdotes cumplen a cabalidad su ministerio, en forma humilde y callada, y son servidores fieles del pueblo, de los pobres, de los que sufren.

Estos ejercicios acontecen en el marco del Año Sacerdotal, convocado por Benedicto XVI, con ocasión del 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianey, párroco de Ars, Francia, y patrono de todos los párrocos del mundo. Su finalidad, como dice el Papa en su carta, es "promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo".

JUZGAR

Son inocultables los errores que cometemos algunos clérigos. En palabras del Papa, "hay situaciones, nunca bastante deploradas, en las que la Iglesia misma sufre por la infidelidad de algunos de sus ministros. En estos casos, es el mundo el que sufre el escándalo y el abandono". Quisiéramos que nunca acontecieran estas situaciones, y las lamentamos profundamente. Nos avergüenzan y nos cuestionan: ¿Qué deberíamos haber hecho, para evitarlas? Sin embargo, no se vale regodearse en echárnoslas en cara, sólo para ofendernos y para pretender quitar fuerza a nuestra predicación evangélica. Es como cuando un hijo no acepta la corrección de su padre, porque éste es alcohólico, aunque haya razón para ser corregido. Así, no maduramos; somos como adolescentes que sólo se defienden, ofendiendo. Si no nos corregimos, no avanzamos.

Por otra parte, recalco que la inmensa mayoría de los sacerdotes son confiables y nuestro pueblo se acerca a ellos con respeto y cariño. Por ello, el Papa nos invita a "reconocer con devoción y admiración el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia, sino también para la humanidad misma. Tengo presente a todos los presbíteros que con humildad repiten cada día las palabras y los gestos de Cristo a los fieles cristianos y al mundo entero, identificándose con sus pensamientos, deseos y sentimientos, así como con su estilo de vida. ¿Cómo no destacar sus esfuerzos apostólicos, su servicio infatigable y oculto, su caridad que no excluye a nadie? Y ¿qué decir de la fidelidad entusiasta de tantos sacerdotes que, a pesar de las dificultades e incomprensiones, perseveran en su vocación de ‘amigos de Cristo', llamados personalmente, elegidos y enviados por Él?... ¿Cómo no recordar tantos sacerdotes ofendidos en su dignidad, obstaculizados en su misión, a veces incluso perseguidos hasta ofrecer el supremo testimonio de la sangre?"

ACTUAR

Este Año Sacerdotal sea ocasión para que los presbíteros hagan una seria revisión de su vida, para que se esfuercen por ser cada día ministros más auténticos de Cristo, quien los eligió para continuar su propia misión salvadora. Que los acompañe nuestra oración por su santificación progresiva, y nuestra gratitud por la entrega de sus vidas al servicio del Pueblo de Dios. Que los malos testimonios no nos hagan tambalear en nuestras convicciones de fe, pues los sacerdotes son sólo mediaciones para llegar a Cristo; si ellos fallan, Cristo no falla. Hay que ser maduros en la fe, y no niños o adolescentes, que por cualquier cosa gritan y se rebelan, a veces yéndose de la casa paterna. Hay que reconocer las deficiencias, pero no por ellas perder el hilo conductor que nos enchufa con Cristo, en quien está la fuente de toda verdad, de toda vida y santidad.

sábado, 11 de julio de 2009

Las grandes novedades de la encíclica “Caritas in Veritate”



La “cuestión antropológica” se hace a título pleno “cuestión social”

ROMA, miércoles, 8 julio 2009 (ZENIT.org).- Desde hace más de un año, los medios de comunicación de todo el mundo han tratado de dar avances y detalles de la encíclica social de Benedicto XVI. En muchos casos, han contado cosas inventadas.

Ahora que la encíclica ha salido, hay que valorar sus novedades y precisar sus desafíos. En particular, ha explicado su proyecto cultural y sus relevantes novedades el arzobispo Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz, apenas nombrado por el Santo Padre arzobispo de Trieste.

Interviniendo en la Sala de Prensa vaticana el 7 de julio, monseñor Crepaldi señaló la gramática de la encíclica con la frase "el recibir precede al hacer", explicando que la
Caritas in Veritate propone una verdadera "conversión" hacia una nueva sabiduría social.

En el contexto en el que de los deberes nacen los derechos, el nuevo arzobispo de Trieste afirmó que "hay que convertirse a ver la economía y el trabajo, la familia y la comunidad, la ley natural depositada en nosotros y la creación puesta ante nosotros y para nosotros, como una llamada" porque, según la doctrina cristiana, el desarrollo es una "vocación" que implica "una asunción solidaria de responsabilidad hacia el bien común".

Para hacer que la sociedad sera una verdadera comunidad, cuyas relaciones sean dictadas por la fraternidad, la Caritas in Veritate considera que la verdad y el amor tienen una fuerza social fundamental

La encíclica de Benedicto XVI sostiene que "la sociedad tiene necesidad de verdad y amor" y "el cristianismo es la religión de la Verdad y del Amor", por este motivo "la mayor ayuda que la Iglesia puede dar al desarrollo es el anuncio de Cristo".

Verdad y amor son fundantes para la organización social y desempeñan una función de "purificación" para la economía y la política.

Monseñor Crepaldi subrayó que, por primera vez en una encíclica social, el derecho a la vida y a la libertad religiosa encuentran una explícita y consistente colocación en relación al desarrollo.

En la Caritas in Veritate (en los puntos 28, 44 y 75) la llamada "cuestión antropológica" se convierte a título pleno en "cuestión social".

"La procreación y la sexualidad -añadió--, el aborto y la eutanasia, las manipulaciones de la identidad humana y la selección eugenésica son valorados como problemas sociales de principal importancia que, si son gestionados según una lógica de pura producción, deforman la sensibilidad social, minando el sentido de la ley, corroen la familia y hacen difícil la acogida del débil.

La encíclica subraya que "no será ya posible implementar programas de desarrollo sólo de tipo económico-productivo que no tengan sistemáticamente en cuenta también la dignidad de la mujer, de la procreación, de la familia y de los derechos del concebido".

Otro de los temas nuevos es el del medio ambiente. El secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz sostuvo que "la ecología medioambiental debe librarse de algunas hipotecas ideológicas (presentes en muchas versiones del ecologismo) que consisten en descuidar la superior dignidad de la persona humana y en considerar la naturaleza sólo de modo materialista, producida por la casualidad o la necesidad".

"El empeño por el medio ambiente --afirmó monseñor Crepaldi-- no será plenamente fructífero si no se asocia sistemáticamente al derecho a la vida de la persona humana, primer elemento de una ecología humana que haga de marco de sentido para una ecología medioambiental".

Novedad absoluta también el tratamiento de la encíclica del problema de la técnica que a menudo desemboca en una mentalidad que puede llamarse "tecnicidad".

"El riesgo --subrayó monseñor Crepaldi-- es que la mentalidad exclusivamente técnica reduzca todo a puro hacer y se una a la cultura nihilista y relativista".

Para el nuevo arzobispo de Trieste, la Caritas in Veritate es una gran propuesta cultural y de mentalidad al servicio del auténtico desarrollo, porque los recursos a utilizar para el desarrollo no son sólo económicos, sino inmateriales y culturales, de mentalidad y de voluntad.

En este contexto, se requiere una nueva perspectiva sobre el hombre que sólo el Dios que es Verdad y Amor puede dar.

Monseñor Crepaldi precisó que "verdad y amor son gratuitos, superan la simple dimensión de la viabilidad y nos abren a la dimensión de lo no disponible".

Se trata del principio según el cual la reciprocidad propia de la fraternidad entra plenamente dentro de los mecanismos económicos y es motivo de redistribución, de justicia social y de solidaridad no después o detrás de los mismos.

En este contexto, la gratuidad de la verdad y del amor conducen hacia el verdadero desarrollo también porque eliminan reduccionismos y visiones interesadas.

En conclusión, monseñor Crepaldi constató que la encíclica tiene el gran mérito de quitar de en medio visiones obsoletas, esquemas de análisis superados, simplificaciones de problemas complejos, tales como: un excesivo reduccionismo Norte-Sur de los problemas del desarrollo, tras la caída del reduccionismo Este-Oeste; una frecuente infravaloración de los problemas culturales del subdesarrollo; un ecologismo a menudo separado de una completa visión de la persona humana; la atención hacia los problemas económicos en sentido estricto más que hacia aquellos institucionales; una visión asistencialista y no subsidiaria del desarrollo.

La atención se dirige una vez más al hombre concreto, objeto de verdad y de amor y él mismo capaz de verdad y amor.

A la pregunta sobre por qué se ha tenido que esperar tanto para la salida de la encíclica, monseñor Crepaldi contó que la Centesimus Annus, la última encíclica social publicada por Juan Pablo II, tardó cinco años en salir, mientras que la Caritas in Veritate ha tardado sólo dos años y medio.

Sobre por qué el tema de la paz no haya sido afrontado a fondo, el secretario del Consejo Pontificio respondió que se trata de "una encíclica y no de una enciclopedia".

Por otra parte, cuando se celebró el aniversario de la Pacem in Terris de Juan XXIII, a la petición de escribir una eventual encíclica, el entonces pontífice Juan Pablo II respondió que los Mensajes anuales de la Paz son ya una consistente encíclica.

Por Antonio Gaspari, traducido del italiano por Nieves San Martín


sábado, 4 de julio de 2009

La indisoluble unión de Jesús y María

Jesús es Dios, pero desde su lado humano: ¿Cómo puede resistirse a los pedidos de Su Mamá?.
La indisoluble unión de Jesús y María
En los Evangelios queda muy claro que María, con absoluta humildad, ha dejado TODO el lugar para que sea Su Hijo Dios quien nos regale con Su Vida y Su Palabra, el ejemplo y el testimonio necesarios para entender como tenemos que vivir nuestra vida. Por eso es que hay tan escasas referencias a la Madre de Dios en las escrituras.

¿Porqué entonces María ha acentuado en los últimos siglos su influencia sobre nosotros, con sus diversas apariciones y manifestaciones?. ¿Porqué éste cambio, frente a la reducida participación directa que Ella tiene en las Escrituras?.

La clave está en la Santa Biblia: desde el Génesis al Apocalipsis (del inicio al fin de las Escrituras) se hace permanente referencia a la Mujer que vencerá a la serpiente antigua, al dragón. Parece muy claro que en el plan de Dios María es una puerta fundamental en el camino de lucha contra el mal que invade al mundo. Mientras satán lucha por arrancarnos de nuestro destino de realeza, como hijos legítimos del Padre, es un misterio el porqué es una Criatura “asunta” al Reino de los Cielos (por el poder de Dios) quien debe liderar semejante batalla.

Es que Jesús y María están unidos en el plan celestial desde el mismo Fíat de la Creación.

Jesús es Dios hecho hombre, mostrándonos cómo debe ser vivida la vida, como ejemplo supremo a imitar. El nos redimió con Su muerte en la Cruz. Y con Su Resurrección, nos reafirmó en la esperanza de la vida eterna, derrotando al mal.

María, entregada desde su propia Inmaculada Concepción a la Voluntad de Dios, venció al mal manteniéndose pura en su paso por la vida de criatura. Así, lo que Adán y Eva no pudieron hacer en el paraíso terrenal (obedecer a la Voluntad de Dios) lo logra María, como señal de triunfo en la entrega de la Criatura al querer del Dios Creador.
Así María es la Criatura perfecta que nos muestra como desde un origen humano, se llega a vivir una vida de total entrega a la Voluntad de Dios, derrotando al mal.

Ambos, inseparablemente, nos muestran un lado Divino que da testimonio de nuestra Realeza como hijos de Dios, y un lado humano a través del cual debemos encontrar el sendero de regreso a la Patria Celestial. Nos muestran como derrotar al mal.

No hay que olvidar que después de la Ascensión de Cristo, María tuvo un liderazgo poco visible pero efectivo sobre los apóstoles. Después del Cenáculo, cuando descendió el Espíritu Santo, todos quedaron unidos en la nueva Iglesia alrededor de la figura de la Madre de Dios. ¡Como no estarlo!.

Como nos recomendó San Luis de Montfort: nosotros debemos ser los apóstoles de estos tiempos.

No nos sorprendamos entonces de ver a Jesús y María indisolublemente unidos y activamente presentes en estos tiempos. Y tampoco de ver a María como incansable trabajadora, ya que Ella es, por mandato Celestial, Capitana del Ejército de Luz en la lucha contra las tinieblas que intentan oscurecer los corazones.

María es nuestra embajadora ante la Santísima Trinidad. Es nuestra intercesora y abogada, defensora de nuestras almas, tolerante frente a nuestras debilidades, Madre de la Misericordia.

Jesús es Dios, pero desde su lado humano: ¿Cómo puede resistirse a los pedidos de Su Mamá?.