sábado, 28 de noviembre de 2009

El Adviento, preparación para la Navidad

El Adviento, preparación para la Navidad
El Adviento, preparación para la Navidad


Significado del Adviento

La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.

El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Esta es su triple finalidad:

- Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.

- Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.



- Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creido en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.

En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:

Revisión: Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.

Proyección: En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.
Algunas ideas para vivir el Adviento
La Corona de Adviento

Algo que no debes olvidar

El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.
El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros pecados para la llegada del Señor.
En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.
Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual, nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.
Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como personas.

Cuida tu fe

Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas. Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento. Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano.
De esta forma viviremos la Navidad del Señor ocupados del Señor de la Navidad.

sábado, 21 de noviembre de 2009

La objeción de conciencia y los médicos católicos


Por el doctor José María Simón Castellví, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC)


MADRID, sábado, 21 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención del doctor José María Simón Castellví, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), en el XI Congreso "Católicos y vida pública" que se celebra en la Universidad CEU San Pablo de Madrid.



* * *

EL CONTEXTO SOCIO-SANITARIO ESPAÑOL

Un aspecto poco comentado del avance de la Cultura de la muerte es su sistemática perversión del Derecho en Occidente. Pero sólo en la singularidad del Derecho a la vida. Sería inaudito que se retorciese con idéntica torsión el derecho mercantil o el procesal. Nos crearía tantas dificultades a los adultos sanos que no se plantea, por ahora.

En España, donde esta perversión ha alcanzado cotas de récord, existe una ley que despenaliza el delito del aborto provocado en unos supuestos. Pero estos supuestos son absolutamente vacíos. Si uno no se adapta al deseo del legislador, se recurre al siguiente o al posterior. Y si ninguno se adapta, generalmente no sucede nada. Si analizamos atentamente la ley y su praxis nos encontraremos con episodios similares a los de los hermanos Marx intentando que un contrato se ajuste a sus locuras. Y si es necesario se rompe el papel por donde está escrito el artículo. El bloque ley-praxis favorece sistemáticamente la destrucción de vidas, incluida la de la madre (el padre sólo existe para pagar y no lo digo como broma). Lo triste es que se juega con vidas humanas.

En el primer supuesto clásico despenalizador, el caso de violación, no se castiga el aborto hasta las 12 semanas (la normativa no dice cómo se cuentas las semanas; y eso que existen dos maneras de hacerlo que varían en hasta dos semanas). Si una gestante ya ha superado las semanas, puede acogerse al segundo supuesto: en caso de riesgo de malformaciones, 22 semanas. Si su caso no se ajusta al segundo supuesto, se acoge al tercero: sin límite en caso de peligro psicofísico o sociológico. En el caso rarísimo de que se procese a un abortero y se le encuentre culpable, el gobierno aplicará el indulto, como ya ha sucedido en el pasado.

Además, la protección maternal con dinero público es mínima (salvo en las recientes excepciones madrileña y valenciana), los medios de comunicación social hablan siempre del "derecho a abortar" a pesar de que jurídicamente no existe tal, los colegios de médicos no intervienen o protegen a sus colegiados aborteros y las distintas administraciones descentralizadas del estado casi no mueven un dedo en la protección del no nacido.

Se añade que el aborto no es punible cuando es practicado por un médico o bajo su dirección, lo cual indica que ni siquiera ha de ser ginecólogo y que cualquiera puede realizarlo bajo la genérica dirección de un médico. El frecuente síndrome del postaborto no es contemplado en los planes públicos de salud. Y, para terminarlo de torcer, la legislación es absolutamente cruel con los restos de los niños abortados. Son sólo material biológico.

LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA

En este contexto de ley injusta y estructuras de pecado se sitúa la objeción de conciencia del médico y del resto del personal sanitario en España. No es necesario ser "católico" para ver y entender el aborto como algo extremamente repugnante. Cualquier persona de buena voluntad puede percibirlo como nosotros aunque es cierto que la fe ayuda a la razón y a mantener la voluntad en la defensa de la vida inocente. De hecho, el aborto provocado es profundamente antihumano: pertenece al inframundo.

La objeción es un derecho paradójico. Se trata del último baluarte de la persona para evitar hacer algo que le repugna profundamente. Y esto está bien. Sin embargo, la acción profundamente repugnante la llevarán a cabo probablemente otros. Uno la evita para sí pero no puede evitarla en sí. Lo repugnante se lleva a término.

La Cultura de la muerte puede tomar la objeción de diferentes maneras. Una, la liberal, afirma que la objeción existe, debe ser operativa, proviene de los Derechos humanos o directamente de la misma Constitución española (no sería necesaria más regulación, ya que toda regulación restringe derechos). Pero afirma también que si alguien quiere matar a sus hijos, no se le debe impedir. Y si algunos médicos objetan, otros llevaran a cabo el acto abortista, por lo que no se ponen especiales trabas al hecho de objetar. Además, cuanto más objetores, tanto más negocio para aquellos que no tienen escrúpulos.

Otra postura frecuente frente a la objeción es la de la regulación del derecho a objetar. Éste existe pero debe estar restringido. En ningún caso deben ponerse trabas al ejercicio del "derecho a abortar" y el médico debe remitir a la "paciente" a otro colega más "compasivo" o realizar él mismo el aborto si es muy complicado derivar a la madre. Los poderes públicos deben incluso obligar al personal sanitario a la realización de actos objetables bajo la excusa del bien público, que estaría por encima de cualquier otra consideración.

No soy partidario de regular demasiado la objeción. Ella existe y ya está en nuestro ordenamiento jurídico. Cualquier regulación restringirá su derecho. Por otra parte, la experiencia práctica en muchos países enseña que si uno es amable y trabaja con competencia profesional, los demás colegas y muchos empresarios le "toleran" algunas "manías y caprichos". Es la objeción práctica, que no requiere ninguna firma por escrito. La mayor parte de las personas no quieren trabajar en perpetuo combate. Sólo algunos con fuerte carga ideológica se permiten estar permanentemente en lucha.

Recientemente la Organización Médica Colegial de España (OMC) se ha planteado crear un registro oficial y centralizado de objetores. Creo sinceramente que sería más operativo crear un registro de médicos aborteros: son muchos menos, se controlaría quizá mejor lo que no deja de ser un delito y así se evitarían presiones hacia los médicos que respetan la vida humana. No hay que temer por la vida de los aborteros ya que el movimiento pro vida es pacífico.

La conciencia es el último baluarte de la persona, su ámbito de intimidad en el que tomará decisiones y será responsable por ellas. Los seres humanos nacemos libres (dicen unos) o nos han creado libres (pensamos otros), pero lo cierto es que somos libres y por tanto responsables. Si no fuéramos libres, la misma Declaración de los Derechos Humanos sería fatua.

Sin embargo, esta misma libertad, que significa en cada momento y para cada persona escoger entre el bien y el mal, hace que cada generación tenga que poner en práctica los derechos. No basta con el sistema, la estructura, por buenos que sean. Es necesario que cada uno ponga en práctica lo firmado. Y, como es natural en el ser humano libre, a veces, se hace lo contrario de lo que se debería hacer...

La conciencia, para sernos útil, debe estar formada, informada y afinada. A nadie puede obligarse a actuar contra su propia conciencia. Hay actos que repugnan tanto a la persona que es de humanidad respetar su conciencia. Claro que los mismos que defienden actos repugnantes o crímenes contra la humanidad no tienen por qué respetar las conciencias... Así, el derecho a la objeción de conciencia debe ser defendido con uñas y dientes. Al poder de la Cultura de la muerte no le place la objeción.

ALGUNOS EJEMPLOS DE DEFENSA PÚBLICA DE LA OBJECIÓN

La Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC) que me honro en presidir, ha tenido que luchar denodadamente para proteger los derechos de la conciencia de los sanitarios en los Estados Unidos. Así, el 3 de marzo del año en curso, la Asociación Médica Católica Americana (CMA) deploró la decisión de la administración Obama de revertir la "Health and Human Services Rule (HHS Rule)", de diciembre de 2008. Esta decisión representa una importante marcha atrás, especialmente para los médicos y el resto del personal sanitario, en cuanto a los derechos de la conciencia según la Constitución americana y las leyes federales. El presidente de la CMA afirmaba que con ello se mostraba lo lejos que estaba dispuesta a ir la administración Obama para defender y promover el aborto.

El Director ejecutivo de la CMA explicaba que no hay nada "pro-choice" en Obama. Ya ha enviado millones de dólares de los contribuyentes a las agencias extranjeras que promueven descaradamente el aborto como método de planificación familiar (algo prohibido por la Conferencia de las Naciones Unidas de El Cairo) y otros tantos millones al Fondo de las Naciones Unidas para la Población a pesar de su apoyo a la política china de abortos forzados para conseguir su política de un hijo por pareja. Ahora, Obama muestra que está dispuesto a forzar a los médicos y a los proveedores de salus de los Estados unidos a participar en abortos y otras acciones que violan la conciencia y su criterio clínico.

La "HHS Rule" protegía una parte fundamental de la libertad de los norteamericanos (libertades religiosa y de conciencia). Esta, además, se refleja en todo el mundo libre ya que los Estados Unidos son, hasta cierto punto, un modelo a seguir en muchos aspectos de nuestra convivencia. De hecho, la "HHS Rule" reflejaba y aplicaba 30 años de leyes federales establecidas que protegían la conciencia de los proveedores de salud; leyes que fueron aprobadas después de debate público y apoyo de los dos grandes partidos del país.

El presidente Obama, apuntan los médicos católicos norteamericanos, piensa evidentemente que se pueden negar los derechos de la conciencia en algunos asuntos, pero se pueden respetar en otros. Se equivoca. Negar el respeto por la conciencia en una materia amenaza el derecho de cada uno de actuar siempre en conciencia. Además, ello no conlleva una mejor asistencia sanitaria. Al contrario, el acceso a una sanidad de calidad, especialmente para las madres, queda mermado desde el momento en que los médicos de algunas especialidades como la obstetricia y la ginecología abandonan la profesión porque no pueden ejercer en conciencia. Así, la decisión del presidente Obama socava el derecho de la gente a escoger un médico cercano a sus valores. La CMA anima a todos a unirse ante este ataque a la conciencia, a la libertad y a la profesionalidad en la Medicina.

La CMA se unió al movimiento "freedom2care" (www.freedom2care.org ) y otra entidad, la Christian Medical Association, también apoyó la libertad de conciencia.

Por su parte, la propia FIAMC emitió un comunicado sobre la administración Obama y los temas de defensa de la vida. De una manera educada pero muy firme, se desenmascaraban los vicios de la nueva administración, con nombres, apellidos y hechos. Veamos un amplio resumen.

Empezamos diciendo que la elección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos fue un hito en la historia y la cultura de América. En tiempos de crisis económica y geoestratégica, Obama prometió ser una fuerza para un cambio positivo, reconciliación política y gobierno efectivo. Desgraciadamente, el presidente Obama ha comenzado su legislatura con acciones que minan el respeto por la vida y la dignidad humanas y la libertad de las religiones. Pedimos a los médicos católicos, a los proveedores de salud y a las personas de buena voluntad, que no ahorren esfuerzos para tratar de convencer al presidente Obama a que cambie su actitud.

Durante la campaña presidencial de 2008, algunos católicos singulares y grupos de presión católicos apoyaron a Obama basándose en parte en sus ideas de justicia económica y de política exterior, así como en su idea de intentar reducir el número de abortos aumentando las ayudas económicas a las mujeres embarazadas. Sin embargo, ya como senador, Obama tomó decisiones opuestas al respeto por la vida humana. Por ejemplo: desde hace mucho tiempo, aboga por el aborto a demanda apoyando a la Planed Parenthood, el mayor proveedor de abortos de Estados unidos; siempre se ha opuesto a poner limitaciones al aborto, incluidas aquellas leyes que requieren el consentimiento de los padres en caso de las menores de edad; como senador se opuso activamente a proteger a los niños sobrevividos a los abortos; asimismo, durante la campaña presidencial, proclamó orgulloso su apoyo a la "Freedom of Choice Act" (FOCA), una ley que permite una expansión radical del aborto (prometió firmarla como presidente).

Obama además apoya la utilización de fondos federales para investigaciones con células madre que destruyen embriones humanos. En los primeros días de su presidencia, renunció a la "Mexico City Policy", que negaba fondos federales a las agencias internacionales que promueven o ejecutan el aborto como medio de control de natalidad. De manera aún más ominosa, al renunciar a esta política, se mostró partidario de financiar con fondos federales al "United Nations Population Fund", una organización que perdió la financiación norteamericana tras colaborar con la coercitiva política china de un hijo por pareja.

El presidente norteamericano ha llenado su Gabinete y su Administración con personas favorables al aborto, incluidos Hilary Clinton, la Secretario de Estado y Rahm Emanuel, Jefe de gabinete de la Casa Blanca. Se ha opuesto a la "HHS Rule", que protegía los derechos de la conciencia de los profesionales sanitarios. Esta norma había entrado en vigor en los últimos días de la administración Bush como respuesta a las muchas amenazas a la conciencia de médicos, farmacéuticos y en general proveedores de salud en los Estados Unidos.

La FIAMC hacía un llamamiento urgente al presidente Obama para que reconsiderase su apoyo al aborto y a las investigaciones que conllevan la destrucción de embriones humanos. Además, ofrecía apoyo y oraciones para que los médicos católicos norteamericanos y de todo el mundo educaran al gran público y se opusieran a todos los esfuerzos por promover el aborto.

En los últimos meses, Obama ha realizado dos interesantes nombramientos de autoridades que respetan la vida humana. Quizá sea por su pragmatismo o quizá se trate de un milagro. Actualmente, el presidente norteamericano intenta aprobar una reforma sanitaria que no sabemos cómo dejará a la objeción.

Por su parte, Mater Care Internacional (MCI), la agencia de la FIAMC para la cooperación internacional en temas obstétricos y ginecológicos, emitió un comunicado el 4 de abril del año en curso, a cerca de la rescisión de la legislación de protección de la conciencia. Ello es especialmente grave para los profesionales de la obstetricia y la ginecología. MCI está presente en los Estados Unidos, en el reino Unido, en Australia, en Kenia, en Sierra Leona, en Ghana, en Indonesia, en Italia, en Irlanda y en Polonia. Su misión es la de garantizar, con iniciativas de servicio, docencia, investigación y lobby, basándose en los más altos estándares éticos y obstétricos, que todos los embarazos den como resultado vidas humanas, con la mayor salud y bienestar para madres y niños.

Los obstetras y ginecólogos han considerado desde hace tiempo que tienen que tratar a dos personas: la madre y el hijo. En los últimos 40 años, ha habido notables avances en las tecnologías diagnósticas. Ello ha llevado a la subespecialidad de "Medicina materno-fetal" y a poder diagnosticar y tratar al no-nacido como un segundo paciente desde el momento de la concepción. Al mismo tiempo, se ha ido introduciendo en el mundo una legislación en la que el aborto sería la base principal de la salud materno-filial. Así, se han matado incontables millones de seres humanos no nacidos en nombre de un llamado derecho de la madre a decidir. El principio médico ancestral del "primum non nocere" (lo que primero tiene que hacer el médico es no hacer daño) es un axioma que expresa esperanza, tenacidad, humildad y el reconocimiento de que el ser humano, incluso actuando con buenas intenciones, puede obtener consecuencias no deseadas.

La objeción de conciencia, afirma Mater Care, ha sido siempre algo propio de las sociedades civilizadas. Interferir el derecho de actuar contra la propia conciencia es anular el principio de autonomía del médico y los derechos de la maternidad. Forzar a los médicos a realizar actos contra la conciencia es una forma de totalitarismo. La práctica de la obstetricia el los Estados Unidos sufrirá mucho con ello. La Declaración de Ginebra, formulada después de la Segunda guerra mundial, nunca fue más pertinente: "practicaré mi profesión con conciencia y dignidad. Mantendré el máximo respeto por la vida humana, desde los tiempos de la concepción, incluso si está amenazada".

Es aceptado por los gobiernos, las profesiones y las confesiones religiosas que no es ético que los médicos cooperen en la pena capital administrando inyecciones letales o que utilicen sus habilidades quirúrgicas en amputaciones judiciales. En algunos estados ha sido imposible encontrar médicos que apliquen las legales penas de muerte: se trata de un ejemplo que podría también suceder en el caso del aborto. ¡Dios lo quiera!

El congresista John C. Fleming, médico, escribió el 6 de marzo del año en curso una carta al presidente Obama en la que hablaba abiertamente de discriminación hacia los profesionales que se niegan a realizar abortos debido a la nueva legislación.

Con todo ello se va viendo que, a pesar de los avances de la Cultura de la muerte, una parte de la sociedad internacional insiste en proteger el derecho a actuar según la propia conciencia. Esperemos que, en España, por lo menos se respete el Derecho a la objeción y que haya muchos objetores, lo que salvaría, sin duda alguna, numerosas vidas.

Termino con unas palabras trazadas con mano temblorosa por el mártir de la conciencia beato austríaco Franz Jägerstätter. Él se negó a servir a la ideología nazi y, en agosto de 1943, en la prisión militar de Berlín-Tegel dejó escrito: "Aunque escriba con las manos encadenadas, es preferible a tener la voluntad encadenada. A veces, Dios se manifiesta dando fuerza a quienes le aman y no anteponen las cosas terrenales a las realidades eternas. Ni el calabozo, ni las cadenas, ni siquiera la muerte pueden separar a alguien del amor de Dios, ni arrebatarle la fe y el libre albedrío. El poder de Dios es invencible".

domingo, 15 de noviembre de 2009

Obispos de México ante la sangre y la droga: “¡Ya basta!”


Llamamiento a los gobernantes a superar la corrupción


MÉXICO, sábado, 14 de noviembre de 2009 (ZENIT.org-El Observador).- Los obispos mexicanos, reunidos en la Asamblea General número 88, han emitido un documento que hace frente al tema de la inseguridad y la violencia que vive México. Por el interés que reviste, publicamos el documento en su integridad.

* * *

Les anunciamos a Jesucristo "su venida nos ha traído la buena noticia de la paz" ( Ef. 2,17)

Mensaje del Episcopado Mexicano al Pueblo de México

"La paz esté con ustedes" (Jn 20,19). Con el saludo de Jesús Resucitado, víctima inocente, los Obispos de México saludamos a todos los fieles de la Iglesia católica y a todos los hombres y mujeres a quienes mucho ama el Señor. Ante la realidad de inseguridad y violencia que vivimos en nuestro país, queremos alentar la esperanza de quienes viven con miedo, angustia e indignación. Como pastores que tenemos la misión de promover la reconciliación y la paz, los invitamos a volver la mirada al Señor, porque El es nuestra Paz. El ha llamado bienaventurados a todos aquellos que hambrientos y sedientos de Justicia, se empeñan por construir la Paz (cf. Mt.5, 6.9).

Nos desgarra la sangre derramada: la de los niños abortados, la de las mujeres asesinadas, las víctimas de secuestros y asaltos y extorsiones, los que han caído en la confrontación entre las bandas, los que han muerto en la lucha contra el crimen organizado y los que han sido ejecutados con crueldad y con una frialdad inhumana. Nos interpela el dolor y la angustia, la incertidumbre y el miedo de tantas personas que lloran la pérdida de seres queridos. Nos cuestiona más que de la indignación y el coraje natural, lo que empieza a brotar en el corazón de muchos mexicanos: la rabia, el odio, el rencor, el deseo de venganza y de justicia por propia mano.

Podríamos enumerar múltiples factores: la corrupción que invade las instituciones y ámbitos, la pobreza, la desigualdad, la impunidad, la falta de oportunidades, el afán de lucro y de ganancia fácil, la insensibilidad de los actores políticos y sociales que velan solo por sus intereses personales o de grupo; pero en el fondo lo más preocupante es el desprecio por la vida, el ser humano convertido en mercancía, en objeto desechable. Estamos perdiendo la conciencia de la dignidad de la persona humana y la capacidad de vernos como hermanos.

En lugar de buscar culpables y de lanzarnos mutuamente acusaciones, llamamos a todos y cada uno de los mexicanos y mexicanas a asumir la propia responsabilidad, dejando atrás complicidades, y actitudes pasivas y complacientes. Nosotros mismos como obispos reconocemos habernos conformado muchas veces con una evangelización superficial y una religiosidad cultual y pedimos perdón por la incongruencia de vida y el anti testimonio de muchos bautizados.

¿Qué significa ser cristiano en estas circunstancias? ¿Qué palabra de esperanza podemos dar los pastores de la Iglesia? ¿Cómo vencer la sensación de impotencia que muchos compartimos y al mismo tiempo ofrecer a este grave problema una solución que se aparte de la sin razón de la violencia? Estamos ante un problema que no se solucionará sólo con la aplicación de la justicia y el derecho, sino fundamentalmente con la conversión. La represión controla e inhibe temporalmente la violencia, pero nunca la supera.

Los cristianos sabemos que la solución al problema del mal es más honda y compleja. Los actos de violencia que presenciamos y sufrimos no son sino síntomas de otra lucha más radical, donde nos jugamos de veras el futuro de nuestra Patria y de la humanidad. El ser humano es el campo de batalla de tendencias opuestas, una a la humanización y otra a la deshumanización, y la fe cristiana muestra que sólo el ser humano que se ha reencontrado con su vocación trascendente , es capaz de salir victorioso de este conflicto. Sólo en Cristo encontramos nuestra verdadera y plena identidad humana.

Nos acercamos a esta realidad a la luz de la fe, con una mirada crítica y realista, pero también esperanzadora porque estamos convencidos de que, por encima del mal que oprime al ser humano, está la acción redentora y salvífica de Dios realizada en Jesucristo. Nuestro quehacer eclesial nos compromete profundamente a trabajar por la humanización y restauración del tejido social de nuestra Patria, convencidos del valor de toda vida humana llamada a participar de la plenitud de la vida divina, porque Dios «no quiere que nadie se pierda, sino que todos se conviertan y tengan vida.» (2 Pe 3,9).

Ofrecemos en esta situación al servicio de nuestra Patria, lo que la Iglesia tiene como propio, una visión global y trascendente del hombre y de la humanidad. En Cristo, Dios nuestro Padre nos llama a formar una humanidad nueva, animada por su Espíritu. Sólo si hay mujeres y hombres nuevos habrá también un mundo nuevo, un mundo renovado y mejor. Por eso consideramos que lo primero que hay que hacer para superar la crisis de inseguridad y violencia es la renovación de los corazones. Vivir el Evangelio nos hace ser hermanos y constructores de Paz, pues "nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos..." (1Jn. 3,14).

La primera e inaplazable tarea es una formación y educación integral que lleve a la persona a descubrir su vocación trascendente, a tomar conciencia de la dignidad propia y de todo ser humano, que capacite para el diálogo y la fraternidad y que inculque el amor y respeto a la naturaleza. A ello queremos dirigir nuestros esfuerzos, encauzar nuestras energías, dedicar nuestros desvelos. Al mismo tiempo, invitamos a todos los hombres y mujeres, a las familias, a la sociedad y al Estado a hacer lo mismo. Hoy como siempre es una exigencia destinar nuestros mejores recursos en la formación de las personas y en la promoción de condiciones de vida digna para todos.

Los jóvenes, adolescentes y niños de México, son semillas de esperanza para la transformación que deseamos. En la actualidad el modo común de pensar, se orienta hacia el tener, el bienestar, la influencia, el éxito, la fama, el placer, etc. Es el "ego" el que permanece en el centro del mundo. Solo la novedad de la vida en Cristo puede darles una nueva mentalidad, formas nuevas de relacionarse con las personas con las que conviven día con día, , les permitirá construir familias sanas y comunidades justas, los capacitará para solucionar de manera pacífica los conflictos y para ser solidarios y misericordiosos con los que sufren. Los invitamos a usar positivamente los medios de la era digital, para crear comunión y paz, evitando aislarse en unas relaciones meramente virtuales.

11. Vivimos tiempos difíciles pero tenemos la certeza de que Cristo venció a la muerte y en Él hemos puesto nuestra confianza (2 Tim 1,12). El caminar histórico de nuestro pueblo mexicano no ha sido fácil, pero siempre ha contado la nobleza de sus hombres y de sus mujeres. Hoy no puede ser distinto, pero debemos reconciliarnos para reconstituir el tejido social y la unidad nacional en la riqueza de la pluralidad de nuestras culturas y de la sociedad. Debemos unirnos en la construcción de la paz y en el impulso del desarrollo humano integral y solidario de nuestro pueblo.

12. Hacemos un llamado a los gobernantes, a procurar verdaderamente la justicia, superando la corrupción y la impunidad, perseguir a lo que fortalece el negocio del narco, el dinero sucio y las complicidades ilícitas.

A los ciudadanos los exhortamos a hacerse responsables unos de otros, cuidándose y animándose mutuamente. La unidad nos hace fuertes y nos protege.

De manera especial a las víctimas de la violencia en todas sus formas, queremos decirles que no están solos, los obispos, sacerdotes y agentes de pastoral, nos comprometemos a acompañarlos en su dolor. La noche del sufrimiento es un reto para su fe, vuelvan su mirada y contemplen a Cristo crucificado, para que perdonando puedan transformar su dolor y su coraje en esperanza de vida nueva.

El negocio de la droga es un ídolo que seduce, promete bienestar y vida pero solo engendra violencia y muerte; por eso a todos los involucrados en este sucio negocio: a los productores, traficantes, comercializadores y consumidores, les hacemos un fuerte llamado ¡¡YA BASTA¡¡ ya no se dañen a sí mismos y ya no sigan causando tanto daño y dolor a nuestros jóvenes, nuestra familias y a nuestra patria.

13. Pronto pondremos a su alcance una reflexión más profunda sobre esta situación, explicitando las exigencias irrenunciables de la vida cristiana; pero desde ahora nos ponemos al servicio de la reconciliación, aunque esto nos reporte incomodidades. Les ofrecemos nuestra disposición a caminar con todos los católicos y con todos los hombres y mujeres de México en la búsqueda de la patria nueva que todos anhelamos. Pedimos sus oraciones y les ofrecemos las nuestras, confiamos este momento de la vida de nuestra nación al maternal amparo de Santa María de Guadalupe. Nos acogemos a su regazo e imploramos su bendición para que «en su casa, que es toda nuestra Patria, logremos reconocernos hermanos y vivir en fraternidad.» (Conferencia del Episcopado Mexicano, Mensaje No hay democracia verdadera y estable sin participación ciudadana y justicia social, No. 66).

Nos despedimos con las palabras de Jesús: "¡ANIMO, NO TENGAN MIEDO, YO HE VENCIDO EL MUNDO¡" (cf. Jn. 16, 33 b).

Por los Obispos de México

+ Carlos Aguiar Retes

Arzobispo de Tlalnepantla

Presidente de la CEM

+ Víctor René Rodríguez Gómez

Obispo Auxiliar de Texcoco;

Secretario General de la CEM

sábado, 7 de noviembre de 2009

Defender el medio ambiente requiere una “ecología realmente humana”


Carta conjunta del CCEE y la KEK a las Iglesias en Europa



GINEBRA/SAN GALO, viernes 6 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).-

“Sólo con una ecología realmente humana, que tenga en cuenta los derechos pero también las responsabilidades que tenemos los unos con los otros y con las futuras generaciones, se puede dar una atención mejor al medio ambiente”.

Lo afirman la Conferencia de Iglesias Europeas (KEK) y el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) en una carta conjunta dirigida a las Iglesias en Europa con motivo de la Conferencia, sobre el clima, de las Naciones Unidas, que tendrá lugar en Copenhague (Dinamarca) del 7 al 18 del próximo mes de diciembre.

“El cambio climático –se lee en el texto, titulado “La Iglesia responde al cambio climático”- representa un problema para cada uno de nosotros”: “invierte la vida de todo el planeta” y es “una de las preocupaciones fundamentales que debemos afrontar”.

La carta está firmada por el padre Duarte da Cunha y por Colin Williams, Secretario General del CCEE y de la KEK respectivamente.

Recuerda que “la tierra y todos sus ecosistemas constituyen un don precioso que hemos recibido de Dios”.

También indica que, frente a la crisis global –“económica, medioambiental o de otro tipo- todos están “llamados a vivir de modo en que se muestre la fe, la esperanza y el amor que tenemos a Dios, así como nuestro respeto por toda Su creación”.

”En un mundo dotado de recursos naturales limitados, debemos promover un estilo de vida que prevenga todo tipo de abuso de los dones de Dios en la creación y promueva una sabia administración de todo lo que Dios nos ha dado en la Creación”, destaca el documento.

La carta también señala en este sentido la necesidad de reducir la dependencia del creciente consumo de energía, “en particular de aquella conseguida a través de productos de origen fósil”.

En este compromiso, los países industrializados deben colocarse “en primera línea”, también por su responsabilidad “por las décadas de acumulación de los gases efecto invernadero en la atmósfera terrestre”.

Propuestas para un futuro distinto

El CCEE y la KEK destacan que en la Conferencia sobre clima de Copenhague “se tomarán importantes decisiones que influirán en muchos aspectos de nuestra vida, si no de ahora, del futuro inmediato”.

Igualmente, se declaran convencidos de que “los problemas debatidos en la Conferencia y los desafíos que debemos afrontar no sólo están relacionados con los aspectos técnicos del cambio climático”.

“Ética, cultura, fe y religión son elementos sustanciales de nuestro estilo de vida y deben ser tenidos en cuenta si se quiere afrontar el cambio climático de manera eficaz y asegurar un desarrollo humano integral”, añaden.

A la luz de ello, exhortan a las Iglesias y a los cristianos en Europa a adoptar “medidas apropiadas para afrontar el desafío del cambio climático en las próximas semanas”.

Para empezar, animan “a enfrentarse a sus respectivos Gobiernos e invitarlos, con valiente generosidad, a llevar a cabo una acción fuerte con el fin de mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático”.

”El impacto sobre la crisis económica no debe representar una excusa para evitar una acción eficaz de la tutela del medio ambiente”, declaran.

Las Iglesias en Europa son también animadas a observar que “el desafío del cambio climático es una cuestión de justicia” porque los que han aportado una contribución menor al problema del cambio climático, viviendo en regiones menos desarrolladas y menos industrializadas, “son los primeros en sentir los efectos”.

La KEK y el CCEE reconocen que el cambio climático puede causar “sufrimientos y privaciones incalculables”, “obstaculizar el desarrollo humano integral y dañar la Creación”.

Invitan a las Iglesias “a participar en iniciativas para ahorrar energía y en la promoción de las energías renovables, a afrontar los efectos negativos del cambio climático y a educar en el sentido de responsabilidad ecológica destinada a la salvaguardia de una auténtica ecología humana”.

Los firmantes de la carta piden finalmente a las Iglesias “comprometerse en la oración común, en solidaridad con los que sufren los efectos negativos del cambio climático, en una búsqueda común de la sabiduría y de la perseverancia para modificar nuestros estilos de vida inapropiados”.

En este contexto, el domingo 13 de diciembre se ha organizado un acto de culto ecuménico en la catedral luterana de Copenhague.

A las 15 horas, las iglesias de Dinamarca harán sonar sus campanas, y cristianos de todo el mundo están invitados a hacerse eco haciendo sonar 350 veces sus propias campanas a las tres de la tarde hora local.

La iniciativa (www.bellringing350.org) se alargará durante un largo espacio de tiempo que, partiendo desde las Islas Fiji, en el Pacífico Sur –“que es la primera región en la que sale el sol, donde los efectos del cambio climático ya se hacen notar”-, llegará hasta la Europa septentrional, pasando por todo el mundo.

“Pedimos a Dios su gracia y la sabiduría para lograr los medios para afrontar los desafíos de la actual crisis medioambiental –concluye la carta-. Hagámoslo en respuesta a la llamada de Jesús en el Evangelio a promover sociedades que pongan en práctica la justicia y la solidaridad”.