Carta conjunta del CCEE y la KEK a las Iglesias en Europa
GINEBRA/SAN GALO, viernes 6 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).-
“Sólo con una ecología realmente humana, que tenga en cuenta los derechos pero también las responsabilidades que tenemos los unos con los otros y con las futuras generaciones, se puede dar una atención mejor al medio ambiente”.
Lo afirman la Conferencia de Iglesias Europeas (KEK) y el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) en una carta conjunta dirigida a las Iglesias en Europa con motivo de la Conferencia, sobre el clima, de las Naciones Unidas, que tendrá lugar en Copenhague (Dinamarca) del 7 al 18 del próximo mes de diciembre.
“El cambio climático –se lee en el texto, titulado “La Iglesia responde al cambio climático”- representa un problema para cada uno de nosotros”: “invierte la vida de todo el planeta” y es “una de las preocupaciones fundamentales que debemos afrontar”.
La carta está firmada por el padre Duarte da Cunha y por Colin Williams, Secretario General del CCEE y de la KEK respectivamente.
Recuerda que “la tierra y todos sus ecosistemas constituyen un don precioso que hemos recibido de Dios”.
También indica que, frente a la crisis global –“económica, medioambiental o de otro tipo- todos están “llamados a vivir de modo en que se muestre la fe, la esperanza y el amor que tenemos a Dios, así como nuestro respeto por toda Su creación”.
”En un mundo dotado de recursos naturales limitados, debemos promover un estilo de vida que prevenga todo tipo de abuso de los dones de Dios en la creación y promueva una sabia administración de todo lo que Dios nos ha dado en la Creación”, destaca el documento.
La carta también señala en este sentido la necesidad de reducir la dependencia del creciente consumo de energía, “en particular de aquella conseguida a través de productos de origen fósil”.
En este compromiso, los países industrializados deben colocarse “en primera línea”, también por su responsabilidad “por las décadas de acumulación de los gases efecto invernadero en la atmósfera terrestre”.
Propuestas para un futuro distinto
El CCEE y la KEK destacan que en la Conferencia sobre clima de Copenhague “se tomarán importantes decisiones que influirán en muchos aspectos de nuestra vida, si no de ahora, del futuro inmediato”.
Igualmente, se declaran convencidos de que “los problemas debatidos en la Conferencia y los desafíos que debemos afrontar no sólo están relacionados con los aspectos técnicos del cambio climático”.
“Ética, cultura, fe y religión son elementos sustanciales de nuestro estilo de vida y deben ser tenidos en cuenta si se quiere afrontar el cambio climático de manera eficaz y asegurar un desarrollo humano integral”, añaden.
A la luz de ello, exhortan a las Iglesias y a los cristianos en Europa a adoptar “medidas apropiadas para afrontar el desafío del cambio climático en las próximas semanas”.
Para empezar, animan “a enfrentarse a sus respectivos Gobiernos e invitarlos, con valiente generosidad, a llevar a cabo una acción fuerte con el fin de mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático”.
”El impacto sobre la crisis económica no debe representar una excusa para evitar una acción eficaz de la tutela del medio ambiente”, declaran.
Las Iglesias en Europa son también animadas a observar que “el desafío del cambio climático es una cuestión de justicia” porque los que han aportado una contribución menor al problema del cambio climático, viviendo en regiones menos desarrolladas y menos industrializadas, “son los primeros en sentir los efectos”.
La KEK y el CCEE reconocen que el cambio climático puede causar “sufrimientos y privaciones incalculables”, “obstaculizar el desarrollo humano integral y dañar la Creación”.
Invitan a las Iglesias “a participar en iniciativas para ahorrar energía y en la promoción de las energías renovables, a afrontar los efectos negativos del cambio climático y a educar en el sentido de responsabilidad ecológica destinada a la salvaguardia de una auténtica ecología humana”.
Los firmantes de la carta piden finalmente a las Iglesias “comprometerse en la oración común, en solidaridad con los que sufren los efectos negativos del cambio climático, en una búsqueda común de la sabiduría y de la perseverancia para modificar nuestros estilos de vida inapropiados”.
En este contexto, el domingo 13 de diciembre se ha organizado un acto de culto ecuménico en la catedral luterana de Copenhague.
A las 15 horas, las iglesias de Dinamarca harán sonar sus campanas, y cristianos de todo el mundo están invitados a hacerse eco haciendo sonar 350 veces sus propias campanas a las tres de la tarde hora local.
La iniciativa (www.bellringing350.org) se alargará durante un largo espacio de tiempo que, partiendo desde las Islas Fiji, en el Pacífico Sur –“que es la primera región en la que sale el sol, donde los efectos del cambio climático ya se hacen notar”-, llegará hasta la Europa septentrional, pasando por todo el mundo.
“Pedimos a Dios su gracia y la sabiduría para lograr los medios para afrontar los desafíos de la actual crisis medioambiental –concluye la carta-. Hagámoslo en respuesta a la llamada de Jesús en el Evangelio a promover sociedades que pongan en práctica la justicia y la solidaridad”.
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