lunes, 31 de octubre de 2016

sábado, 29 de octubre de 2016

El difunto, aunque esté incinerado, no es una posesión, ni un objeto

Con su nuevo documento Ad resurgendum cum Christo la Iglesia recuerda lo que venía enseñando desde hace décadas: que la cremación de lo fallecidos es admisible para los cristianos, pero siempre que las cenizas se traten como a un difunto, es decir, enterrándolas o colocándolas en columbarios en lugar sagrado, lugares que se van a proteger y donde pueden ser visitados y recibir oración.

"Con mis cenizas... ¿hago lo que quiero?"
Se ha generado un cierto debate social, con personas que aunque dicen ser cristianas proclaman: “con mi cenizas -o las de mi difunto- hago lo que quiero, son mías”.

Pero la postura católica es clara: las cenizas del fallecido no son “un objeto”, igual que un cadáver no es “un objeto”, y mucho menos es una propiedad. Ni siquiera basta con decir que son “un recuerdo”, como sí lo sería una foto o un objeto cargado de memorias del pasado. Son mucho más.

ReL habla de ello con Fermín Labarga, director de departamento de Teología Histórica de la Universidad de Navarra y experto en religiosidad popular, iconografía y cofradías.

“Hay gente que habla del difunto como si fuera un objeto, que parece que diga ‘el difunto es mío’. Pero, no: el difunto cristiano es de Dios y de la comunidad cristiana, y no es un objeto ni es una posesión, ni tampoco es un mero recuerdo”, explica Labarga.

Con un cadáver no es fácil hacer lo que quieras. Y tampoco te lo permiten. La realidad es que las autoridades y la sociedad no te dejan hacer cualquier cosa con los cadáveres de tus seres queridos”.

Al quemar el cadáver, el cuerpo en cenizas se hace más manejable, pero aún así surgen normas civiles. En España hay normativas que impiden tirar cenizas de difuntos en muchos lugares.

El individualismo… y aferrarse al difunto
El duelo no ha sido nunca un tema individual, sino social. En los pueblos, en las familias grandes, se ha vivido siempre comunalmente el proceso de despedirse del difunto, de aceptar su partida.

Pero una sociedad individualista que esconde la muerte y el duelo puede generar efectos psicológicos perjudiciales en la persona en proceso de duelo.

No dejar marchar al difunto es un problema psicológico. Todos conocemos esas señoras que acuden a la tumba de su marido, que quieren dormir allí, sobre ella… y la autoridad se lo impide, y se les da tratamiento psicológico. Pasa más en muertes traumáticas, por accidentes, por ejemplo”.

¿Y si esa relación enfermiza pasa ahora en casa, donde quiere guardar la urna con cenizas, donde quizá nadie la vea ni le atienda? Es otra combinación de soledad y cultura individualista.

Los primeros cristianos… y las hermandades hoy
Cuando uno visita lugares como la cripta de Santa Eulalia en Mérida, contempla que las tumbas de los primeros cristianos hispanos, los del siglo IV y V, se apiñaban intentando estar cerca del sepulcro de la joven mártir.

“Jesús fue enterrado, los mártires fueron enterrados… la tradición cristiana es imitar a Jesús”. Ser enterrados como Él, para resucitar después como Él.

Pero hoy, por razones prácticas y económicas, el enterramiento puede ser difícil. Sin embargo, una solución a la vez práctica y hermosa se ve, por ejemplo, en algunas cofradías y hermandades, sobre todo en Andalucía.

“En Andalucía muchas Hermandades hacen columbarios preciosos para sus hermanos, en la cripta de su iglesia. Los que compartieron su fe como hermanos en vida, comparten después el reposo en la iglesia, unidos tras la muerte. Creo que es una magnífica solución”, propone Labarga. Hay cremación, pero la urna se guarda en un lugar sagrado, de oración, y lleno de significación. Hay comunidad y cercanía sacra entre vivos y muertos.


  El sacerdote Fermín Labarga en un encuentro de cofradías y hermandades en Córdoba; muchas hermandades, con columbarios para urnas, ofrecen alternativas que entroncan bien con la comunidad de fe y el reposo en suelo sagrado

No es lo mismo cuando un equipo de fútbol presenta sus propios columbarios… en los que probablemente no habrá oración por los difuntos.

Un cementerio, o un columbario, con nichos con muchos difuntos, tienen otra ventaja: ayudan a rezar. Uno visita la tumba de su difunto, ve las de otros y reza no sólo por el suyo, sino por los demás. El cementerio, explica Labarga, “ayuda a hacerte ver que naces y mueres en una comunidad”.

Cuando sólo se incineraban masones y ateos
La norma eclesial que prohíbe las exequias a quien, según el texto, “hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana”, es de toda la vida.

“Hay que tener en cuenta que antiguamente, en el siglo XIX por ejemplo, solo encargaban ser incinerados masones o personas activamente hostiles a la fe católica. Pedían ser quemadas para simbolizar que no creían en la Resurrección. Pero a Dios lo mismo le cuesta resucitar huesos que cenizas y hoy se incineran muchos cristianos por razones prácticas, que sí creen en la Resurrección. Así que esta norma de prohibir las exequias se dará sólo en casos aislados, ultraminoritarios”, explica Labarga.

Un sociedad que esconde la muerte
El documento explica que “la iglesia se opone a ocultar o privatizar el evento de la muerte”.

“Ocultar la muerte es propio de la sociedad actual”, explica Labarga. “Es curioso que hay  padres que hoy no dejan al niño ir al cementerio o al funeral del abuelo pero después sí les dejan ir a  Halloween con sus brujas. Hace pocas generaciones la muerte estaba muy integrada en la vida y los niños veían la muerte de los abuelos, que no era especialmente traumática –como sí lo es la de un padre de hijos pequeños-. Los niños veían que la vida tiene un final. Hoy los ancianos mueren en hospitales, o en geriátricos, lejos de su familia. La sociedad, además oculta la vejez y la enfermedad”.

Los ritmos de trabajo tampoco ayudan. “Los sacerdotes vemos que cada vez viene menos gente a los funerales. Hay que celebrarlos a las 20.30, después de la jornada laboral, para que parientes y amigos puedan acudir. Además, en las ciudades las funerarias han ido imponiendo la separación entre el funeral y el entierro, con la pérdida simbólica que significa que en el funeral no esté el cadáver”, constata Labarga.

Los pueblos y los marineros
Un caso peculiar es el de los españoles que, viviendo en una ciudad, se sienten más ligados espiritualmente a su pueblo. “Es esa gente que cuando va a su pueblo en verano, o en fiestas, acude a misa allí, pero que en la ciudad no va a misa. Y quiere su funeral y entierro en el pueblo, donde aún se vive el luto de otra manera”.

¿Y los marinos, cuyos cuerpos o cenizas se entregaban al mar? “Es algo que la Iglesia siempre permitió por su excepcionalidad y razones prácticas, igual que permitió las bodas marítimas. Sucedía cuando un cadáver iba a tardar mucho en llegar al hogar. Pero ahora los cadáveres se devuelven pronto”. La realidad es que cuando hay un accidente las familias reclaman insistentemente los cuerpos.

Vender (¿por error?) el cadáver de la abuela
El texto vaticano es rotundo contra la nueva moda (cara) de hacerse recuerdos o joyas con el cadáver incinerado del difunto y recuerda que, pasada la primera generación, con esos objetos, e incluso con las urnas, puede suceder de todo.

“¿Qué pasará con esa joya? ¿La venderán tus herederos, venderán el cadáver de tu abuela, quizá sin saberlo?”, plantea Labarga. Y si las cenizas o joyas son meras propiedades, ¿tendremos juicios por su propiedad en divorcios, o entre hermanos que se pelean, partes de herencia a dividir?

Labarga insiste en que la mera moral natural ya pide tratar con respeto a cualquier cadáver humano, pero un cadáver de bautizado es algo aún más especial: ¡ha sido templo del Espíritu Santo!

Una opción pastoral: esperar
¿Y qué hacer con esas personas, a menudo ancianas, que son cristianos piadosos pero se empeñan en tener en casa las urnas con las cenizas de su esposo o parientes fallecidos?

Una opción pastoral podría ser, simplemente, esperar acompañando, dar tiempo a esa persona, y en su momento recordarle que, cuando muera, puede pasar de todo con las urnas, y que es importante ponerlas a buen recaudo en tierra sagrada. Probablemente dará permiso para que se entierren tras su muerte.

Al final, la Iglesia lo que busca es el respeto para los restos humanos, acompañar a los que sufren en el dolor y evitar que se oculte esa realidad misteriosa que es el morir.



26 octubre 2016

sábado, 22 de octubre de 2016

El gobierno holandés quiere ampliar la eutanasia a quienes se hayan cansado de vivir aunque no estén enfermos

El gobierno holandés quiere ampliar la eutanasia a quienes se hayan cansado de vivir aunque no estén enfermos












El Gobierno de Holanda pretende expandir la asistencia al suicidio para incluir a aquellas «personas que sientan que su vida llegó a su fin y deseen morir», incluso si no están enfermos, han informado los ministros de Sanidad y Justicia en una carta al Parlamento holandés.

(El Mundo) «Las personas que estén convencidas de que su vida terminó deberían poder ponerle fin de una forma digna, de acuerdo a unos criterios estrictos y cautos», han escrito ambos ministros en un comunicado.
Dado que el sentimiento de «vida realizada se presenta principalmente en las personas de edad», el nuevo sistema les estará reservado, afirmaron los dos ministros, sin precisar no obstante una edad específica. La ley holandesa de eutanasia de 2002 actualmente sólo permite la muerte voluntaria si el paciente padece una enfermedad incurable, sufre dolores insoportables y expresó claramente que desea morir.
El Gobierno de coalición holandés solicitó en 2014 un informe a un comité de especialistas que se encargó de valorar la viabilidad legal y los dilemas sociales que supondría despenalizar el suicidio asistido a personas que piensan que «su vida está completa», informa Efe
No se sabe cuándo se redactará el borrador de la nueva ley ni cuando se someterá a votación. Actualmente, un paciente debe cumplir ciertos requisitos para solicitar la eutanasia, entre los que se encuentra que al menos dos médicos confirmen que el enfermo padece de un sufrimiento inaguantable y sin perspectivas de mejora.
La propuesta será analizada por el Parlamento el próximo año, pero en marzo de 2017 se celebran elecciones en Holanda, de forma que estará en las manos del nuevo Ejecutivo aprobarla o rechazarla.


Un «orientador» para evaluar el suicidio

 

 

La nueva ley supondría la creación de una nueva profesión, una especie de «orientador» social con experiencia en el campo de la medicina que evaluaría la solicitud del suicidio asistido.
El demandante estaría obligado a poner por escrito que desea terminar con su vida y el orientador le haría entrevistas para confirmar que su sufrimiento es inaguantable, al menos una de ellas en persona y sin la presencia de sus familiares.
La aplicación de la eutanasia no sería automática, sino que se practicaría posteriormente en un tiempo aún no determinado y tras la supervisión del caso por un segundo experto especializado.
Holanda fue el primer país del mundo en legalizar la eutanasia en 2002. Pero para autorizar el procedimiento, el médico, en el centro del proceso, debe tener la convicción de que no existe otra solución razonable para el paciente y que el sufrimiento debe ser «insoportable y sin perspectivas de mejora».
Junto a Bélgica y Luxemburgo, Holanda es uno de los pocos países europeos en los que la eutanasia es legal.

En 2015, este país registró 5.516 casos de eutanasia, lo que representa el 3,9% de los fallecimientos en el país, contra 3.136 casos cinco años atrás. De estas personas, más del 70% sufría cáncer y 2,9% enfermedades psiquiátricas o demencia.

sábado, 15 de octubre de 2016

Lo que necesitas saber sobre el supuesto "milagro eucarístico" ocurrido en Brasil

Fotos: Marcello Maria / Facebook









RIO DE JANEIRO, 17 Ago. 16 / 06:26 pm (ACI).- En los últimos días han circulado en las redes sociales las fotos de un hecho extraño en Tangara da Serra, Brasil, donde una hostia habría "sangrado".
ACI Prensa se comunicó con la parroquia Sagrado Corazón de Jesús en Mato Grosso, donde ocurrió el polémico episodio.

Según James Marcal, secretario de la parroquia, los feligreses no están "hablando de milagros, sino de una manifestación, de una señal de Dios".
La versión de los parroquianos es que el P. Lincoln Comby puso la hostia consagrada en el cáliz para la comunión, y después de beber el vino consagrado, la hostia se pegó al cáliz y tomó la extraña forma que se ve en las fotos.
Según Marcal, el Obispo de Diamantino-Mato Grosso, Mons. Vital Chitolina, pidió al sacerdote que la historia no fuera compartida, dado que aún no se sabe qué fue lo que exactamente ocurrió.
Sin embargo, algunas personas compartieron las fotos antes de la indicación del Obispo y presentan en redes el hecho como milagro. Al cierre de esta publicación las imágenes han sido compartidas miles de veces en todo el mundo.

sábado, 8 de octubre de 2016

El arma de San Juan Pablo II - la consagración mariana

Es la total consagración a Jesús a través de la Santísima Virgen María.

Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com



En el "Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen", San Luis María Grignion de Montfort nos dice que el camino seguro, fácil y corto para acercarnos a Cristo y parecernos más a Él es la consagración a la Virgen María y propone 33 días de preparación para hacer la consagración Mariana.

Todos sabemos que el crecimiento espiritual, nuestra transformación en Cristo, no es cosa fácil. Entonces, es razonable que la oferta de Montfort levante sospechas... Pero hay muchas personas de fiar que lo aprueban y lo promueven. Por ejemplo, el Papa Pío IX dijo que esta devoción a María es la mejor y la más aceptable. El Papa Pío X promulgó que quien rezara la fórmula de la consagración Mariana de San Luis María recibiría indulgencia plenaria en perpetuidad. Él mismo experimentó la eficacia de esta devoción y por ello la promovió con tanta decisión en la encíclica Mariana Ad Diem Illum donde dice que "No hay camino más seguro y más fácil como María para unir a todos los hombres con Cristo." Y el promotor principal ha sido el Papa Juan Pablo II que declaró que la lectura del "Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen", fue decisiva en su vida y tomó como lema papal una expresión que aparece en el texto breve de la consagración Mariana de San Luis María Grignon de Montfort:

Totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt. Accipio te in mea omnia. Praebe mihi cor tuum Maria!

Soy todo tuyo y todo lo mío es tuyo. Te recibo como mi todo. ¡Dame tu corazón, oh María!

Todo tuyo.

¿En qué consiste la consagración Mariana?

Es la total consagración a Jesús a través de la Santísima Virgen María. Consiste en un acto libre y voluntario donde ofreces toda tu persona y tu vida, y te entregas todo entero, en cuerpo y alma, a la Madre de Jesús y Madre nuestra para que a través de ella el Espíritu Santo nos transforme conforme a la imagen de Jesús.

La misión que Jesús le dio a María

Jesús nos dio a su madre como nuestra madre espiritual para que Ella nos conciba a la vida cristiana por obra del Espíritu Santo, nos alimente, nos cuide y nos lleve a la plenitud de Cristo.

Cuando Jesús miró por última vez a su Madre antes de morir le dijo: "Mujer aquí tienes a tu hijo. Aquí tienes a tu Madre" (Jn 19, 26-27) ¿Qué quiso decirle Jesús a María? Fórmalos como me formaste a mí. ¿Qué quiso decirle a Juan? (él nos representaba a todos nosotros) Descansa en su regazo, confíate a sus manos maternales: Ella te va a santificar por el poder Espíritu Santo, Ella se encargará de modelarte y transformarte conforme a mi imagen.
San Luis María enuncia en su libro "los actos de caridad que la Virgen, como la mejor de todas las madres, hace para con sus fieles servidores": Ella los ama, los mantiene, los guía y dirige, los defiende y protege, intercede por ellos ante Dios. Y añade los frutos que esta devoción produce en el alma: alcanza luz del Espíritu Santo para crecer en humildad y conocimiento personal, la Sma. Virgen concederá parte de su fe, apartará del alma los escrúpulos y ensanchará y abrirá el corazón para correr "por el camino de los mandamientos de su Hijo" con gran libertad interior, los llenará de una gran confianza en Dios y en Ella misma, "el alma de la Sma. Virgen María se os comunicará para glorificar al Señor" y "Ella dará su fruto a su tiempo y este fruto suyo es Jesucristo".

Pertenecer a María

Por eso, cuando María nos ve a cada uno de nosotros, sus hijos, nos mira con amor, anhelando el momento en que libremente le digamos: Madre, soy todo tuyo, te pertenezco, fórmame como lo hiciste con Jesús, protégeme del Maligno, llévame al Paraíso.

Si Dios Omnipotente confió incondicionalmente en la Virgen María y puso a Su Hijo Unigénito en sus brazos maternales, ¿cómo no vamos a hacerlo nosotros?

Cuando le demos todo a María, Ella se hará cargo de nosotros y de nuestros seres queridos.
Cuando estemos como ciegos en las horas oscuras, María escuchará nuestro grito desesperado: "Señor, que vea" (Mc 10,51) y se encargará de decirle a Jesús: "Mira, no tienen vino" (Jn 2,3) y encontraremos una y otra vez la salida de las tinieblas para entrar en su luz maravillosa (cfr. 1 P 2,9)

A la hora del sufrimiento y de la cruz, María estará allí, de pie a nuestro lado, abrazándonos con ternura. (Jn 19,25)

En las decisiones importantes, María nos mostrará el Camino, la Luz, la Verdad, la Vida. Ella será la dulce y firme Pastora que nos conduzca por el buen Camino (Cfr. Jn 14,6). María nos lleva siempre por el mejor camino a Jesús.

En la vida cotidiana, María será nuestra educadora, la que nos forme en las virtudes cristianas.

María será nuestra maestra de oración. Nos conducirá siempre al Sagrario y nos mostrará el costado traspasado de Su Hijo, nos enseñará a entrar en la intimidad de Su Corazón traspasado.

Es un maravilloso intercambio: le damos nuestro corazón a María y Ella nos da su Corazón inmaculado. A María le gusta compartir, cuando le demos nuestro corazón con absoluto abandono, Ella nos abrirá la intimidad del suyo, conoceremos cómo es su amor a Jesús, cómo gusta Su palabra, cómo contempla los misterios de Su Hijo. Sentiremos como Ella siente, amaremos como Ella ama, dejaremos que Jesús encuentre consuelo y descanso en nosotros como lo encuentra en Ella.

A la hora de nuestra muerte, María será la que nos abra la puerta del hogar definitivo, nos abrace y nos lleve a la presencia del Padre para entrar en su intimidad y permanecer allí para siempre.

Les invito a leer el libro "Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen", quiera Dios que su experiencia sea como la del Papa Juan Pablo II, cuya fórmula de consagración Mariana les comparto ahora:

Soy todo tuyo, María

Virgen María, Madre mía.

Me consagro a ti y confío en tus manos toda mi existencia.
Acepta mi pasado con todo lo que fue.
Acepta mi presente con todo lo que es.
Acepta mi futuro con todo lo que será.

Con esta total consagración, te confío cuanto tengo y cuanto soy, todo lo que he recibido de Dios.
Te confío mi inteligencia,
Mi voluntad, mi corazón.

Deposito en tus manos mi libertad;
mis ansias y mis temores;
mis esperanzas y mis deseos;
mis tristezas y mis alegrías.

Custodia mi vida y todos mis actos para que le sea más fiel al Señor,
y con tu ayuda alcance la salvación.

Te confío ¡Oh María!
Mi cuerpo y mis sentidos
para que se conserven puro
y me ayuden en el ejercicio de las virtudes.

Te confío mi alma para que Tú la preserves del mal.

Hazme partícipe de una santidad, igual a la tuya.

Hazme conforme a Cristo, ideal de mi vida.

Te confío mi entusiasmo
y el ardor de mi juventud,
Para que Tú me ayudes
a no envejecer en la fe.

Te confío mi capacidad y deseo de amar,
Enséñame y ayúdame a amar como Tú has amado
y como Jesús quiere que se ame.

Te confío mi incertidumbres y angustias,
para que en tu corazón yo encuentre
seguridad, sostén y luz,
en cada instante de mi vida.

Con esta consagración
me comprometo a imitar tu vida.
Acepto las renuncias y sacrificios
que esta elección comporta,

Y te prometo, con la gracia de Dios
y con tu ayuda,
ser fiel al compromiso asumido.
Oh María, soberana de mi vida
y de mi conducta

Dispón de mí y de todo lo que me pertenece,
para que camine siempre junto al Señor
bajo tu mirada de Madre.

¡Oh María!
Soy todo tuyo
y todo lo que poseo te pertenece
Ahora y siempre.

AMEN


sábado, 1 de octubre de 2016

Producir órganos humanos en quimeras animales plantea objetivos problemas médicos y éticos

Observatorio de bioética de la Universidad católica de Valencia

Adn (Wiki commons)

  (Observatorio de Bioética – Universidad Católica de Valencia).- De todos es conocido el importante problema médico y social que plantean los trasplantes de órganos por la escasez cada día mayor de éstos. De ahí la necesidad de ir buscando soluciones, que en un futuro, más o menos próximo, puedan solventar el problema. Una de ellas es la producción de quimeras animales en las que se puedan desarrollar órganos cuasi-humanos. Esto se ha intentado utilizando células madre embrionarias humanas para inyectarlas en ratones (Nature 521; 316-321, 2015), pero esta práctica plantea problemas importantes, tanto desde el punto de vista médico como ético. En relación con los primeros, la principal dificultad es que al tratarse de un material alógenico puede ocasionar problemas de rechazo inmunológico todavía no solventados. Por otro lado, desde un punto de vista ético, por requerir la obtención de este tipo de células la destrucción de embriones humanos, su uso conlleva dificultades éticas, yo diría que insalvables. Además las células humanas trasplantadas pueden colonizar los órganos del animal receptor, por lo que se pueden generar animales con órganos prácticamente humanos, lo que implica nuevos y grandes desafíos éticos.

Pero al margen del uso de células madre embrionarias humanas, ahora se abren nuevas posibilidades para este tipo de experiencias al ponerse a punto la reprogramación de células somáticas adultas de las que se pueden derivar las denominadas células iPS, que por poder obtenerse de células somáticas del individuo que requiere el trasplante minimizan el rechazo inmunológico. Una atractiva posibilidad terapéutica que tiene visos de poderse poner en marcha en futuro más o menos próximo.

En relación con ello se publica en Journal Medical Ethics (41; 970-974, 2015), un interesante artículo que comentamos.

Comienza dicho artículo haciendo una amplia referencia a los problemas que se les pueden plantear a los pacientes que están esperando ser trasplantados, que además de restarles calidad de vida, puede en ocasiones, conducirlos a la muerte.

También se hace referencia a los intentos de diversos países por solucionar este problema, especialmente con políticas que estimulen la donación, y otras acciones médicas, como pueden ser los xenotrasplantes, la creación de órganos bioartificiales y la construcción de órganos biónicos. Pero las tres posibilidades presentan problemas técnicos aun sin solucionar, aunque ello se está intentando. Por ello, la posibilidad de producir órganos en animales utilizando células iPS humanas (hiPS) ofrece importantes ventajas.

Continúa el articulo haciendo referencia las potencialidades médicas de las células pluripotentes, y a que desde 2006 estas células se pueden producir en el laboratorio reprogramando células somáticas adultas, son las ya mencionadas células iPS (ver AQUÍ).

En relación con ello, estudios japoneses recientes han demostrado la posibilidad de producir órganos (timo y páncreas) en quimeras animales, utilizando células iPS obtenidas de células somáticas de ratas e inyectándolas en blastocitos de ratones mutados, comprobando que estas células se integran con los embriones murinos y pueden desarrollar los tejidos y órganos deseados.

Valoración ética de la producción de órganos humanos en animales

Sin embargo, este tipo de experiencias presentan importantes problemas que deben ser resueltos (ver “Quimeras humano-animales para su uso en la medicina regenerativa”). Uno de ellos pudiera ser el riesgo de zoonosis, es decir la posibilidad de que un virus animal mutado pudiera transferirse a seres humanos, con la posibilidad de producir una pandemia, aunque el riesgo de que ello ocurriera es menor que en el caso de los xenotrasplantes, ya que los órganos producidos serían cuasi- humanos. Pero aunque el riesgo de zoonosis fuera mínimo, es necesario tener en cuenta esta posibilidad por la magnitud del problema que se podría producir.

Concluyendo, se puede afirmar que, aunque producir órganos cuasi-humanos en animales ofrece unas enormes posibilidades de cara a solventar la escasez de órganos para trasplantes, antes de utilizar estas técnicas en la clínica humana habría que solucionar todos los problemas médicos y éticos que éstas conllevan.

Justo Aznar, OBSERVATORIO DE BIOETICAUNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALENCIA