sábado, 28 de agosto de 2010

Argentina: Los niños son injustamente discriminados

Mensaje de los obispos de San Luis


BUENOS AIRES, sábado, 28 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- En la solemnidad de San Luis Rey, los obispos puntanos, en Argentina, han emitido una declaración en la que denuncian la injusta discriminación de la que son objeto los niños y reclaman la urgente defensa de sus derechos.



MENSAJE A TODO EL PUEBLO DE SAN LUIS Y DE LA PATRIA

Por el camino de la injusta discriminación contra el niño,

se propone el asesinato del niño



Dirigimos este mensaje a todos los fieles católicos, y a todo el pueblo de San Luis y de la Patria. Nos dirigimos así a los fieles de los cultos evangélicos, con quienes nos hemos unido ante los mismos desafíos. Nos dirigimos a los fieles de los restantes cultos, y también a quienes sin profesar ningún culto, creen en la realidad de la naturaleza humana y en la defensa de sus derechos.

I). Hoy, es urgente defender los derechos de los niños. Ellos, por su naturaleza humana, tienen como derecho primero y fundamental el derecho a nacer, el derecho a la vida. Si eso se les niega, pierden todos los demás derechos. Si un niño indefenso e inocente es asesinado antes de nacer, sufre la más terrible e injusta de las discriminaciones. Se le niega todo.

Cuando se rechaza esta verdad, evidente para la inteligencia que caracteriza a nuestra naturaleza humana, se construye una sociedad inhumana. Frente a la cultura de la vida, se elige la cultura de la muerte. Se elige la cultura de la promoción legal del aborto.

Se intenta justificar esa cultura mortífera, invocando el peligro de los abortos clandestinos. No hay cifras seguras pero se estima que podría llegar a morir una madre cada cuatro mil abortos clandestinos[1]. Pero la absurda "solución" es asesinar a esos cuatro mil niños, con cuidados médicos seguros, legales y gratuitos a sus madres, para que no sufran peligro.

Por supuesto, no se utilizará la chocante palabra "asesinar". Se dirá que solo se trata de una "interrupción del embarazo". Pero serán vidas definitivamente interrumpidas.

Otro subterfugio es presentar este tema -no como una cuestión de vida o muerte en que podrían llegar a alterarse básicos principios constitucionales- sino como un mero trámite burocrático en que por una interpretación "amplia" del Código Penal, se daría curso a una Guía Ministerial de máximo permisivismo abortista. Por ahora, la conciencia del principal responsable lo ha impedido.

No es posible creer que en sociedades modernas y desarrolladas no existan posibilidades legales para un trámite de justa y rápida adopción. Ni tampoco, que se carezca de posibilidades para brindar a esas madres el apoyo social, económico, psicológico, moral y espiritual que necesitan, para no ser cómplices de la muerte de sus hijos. Todo eso es posible. Pero es rechazado por el terrible desprecio discriminatorio hacia el niño por nacer.

II). Iniciando el camino de esa injusta discriminación contra el niño, una escasa mayoría de legisladores argentinos -mayoría obtenida a través de intensas presiones- ha aprobado una injusta ley sobre la cual nuestro pueblo no fue consultado en las plataformas electorales previas, ni tampoco después. Nos referimos a la ley por la cual las uniones del mismo sexo han pasado a considerarse idénticas a las uniones matrimoniales del varón y la mujer. Es una ley contraria a la realidad de la naturaleza humana, que sólo puede realizarse en una verdadera familia, a través de la diferencia y la complementariedad de la unión entre los dos sexos. Si no hubiera sido siempre así, habría dejado de existir la especie humana.

Se pretendió que de esa manera se superaba una discriminación, cuando solo se estaba negando la realidad. Sobre esa base falsa se perpetraron entonces injustas discriminaciones.

Así, se discriminó injustamente al niño, negándole su derecho natural a tener un papá y una mamá, sostén natural indispensable para que tanto los varones como las nenas puedan desarrollarse normalmente en su propia identidad sexual.

Las consecuencias negativas de la ley alcanzarán su mayor gravedad en todo el ciclo escolar, inicial, primario y secundario. Allí se ha planificado que todos los alumnos se inicien en la llamada "perspectiva de género", de un modo que inevitablemente los inducirá a cuestionarse la identidad sexual de la cual en su inmensa mayoría se sienten naturalmente seguros. Dicha inmensa mayoría habrá sufrido y sufrirá, entonces, una injusta discriminación. No se respetarán sus derechos a ser sostenidos en esa natural identidad sexual.

Hoy, los activistas que promueven la cultura del aborto en la Argentina, son los mismos, o están estrechamente coordinados, con los que promovieron el matrimonio homosexual, y procuran extender sus efectos a toda la sociedad en lo educativo y cultural.

Se trata de un proyecto globalizado, cuyo núcleo central se vincula indudablemente a sectores de las Naciones Unidas. En nombre de la lucha contra la discriminación, despliegan la discriminación más activa e injusta contra quienes creen que Dios es "fuente de toda razón y justicia", y viven sostenidos por esa fe.

La Iglesia confía en que Cristo seguirá guiándola e iluminándola, para que comprenda en la esperanza estos signos de los tiempos, y sin desanimarse nunca transmita el testimonio de la verdad en el amor, que es su misión.

San Luis, 25 de agosto de 2010

Solemnidad de San Luis Rey

+Mons. Jorge Luis Lona

Obispo Diócesis de San Luis

+Mons. Pedro Daniel Martínez

Obispo Coadjutor Diócesis de San Luis

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[1] En un Editorial de "La Nación" (15/08/10), se cita una cifra de 80 muertes cada 460.000 abortos clandestinos, es decir, una muerte cada 5750 abortos

domingo, 22 de agosto de 2010

La religión desarma el odio y la violencia


Investigación de un escritor judío


ROMA, domingo, 22 de agosto de 2010 (ZENIT.org).-

Según muchos de los nuevos ateos que han atacado de modo vociferante a Dios y a la religión en los últimos años, la religión no sólo es enojosa sino también dañina y mala. Muchos de ellos acusan a la religión de ser propagadora de divisiones, odio y violencia.

No es verdad, replicaba David Brog en su libro "In Defense of Faith: The Judeo-Christian Idea and the Struggle for Humanity" (En Defensa de la Fe: La Idea Judeo-Cristiana y la Lucha por la Humanidad, Encounter Books). Brog es un escritor judío y director de Christians United for Israel. La tradición judeocristiana ha sido el antídoto más eficaz de Occidente a las peligrosas tendencias de la naturaleza humana que propician la violencia, sostenía.

Sí, hubo épocas en el pasado en las que la fe tendía hacia la intolerancia, pero debemos ver más allá de algunas imperfecciones de nuestra tradición religiosa y reconocer los muchos beneficios de nuestra herencia espiritual, explicaba Brog. No somos buenos simplemente por nacer, observaba, y en el pasado la mayoría de la gente estaba dividida en tribus, razas y naciones, cada una enfrentada a las otras. El cambio radical que trajo la tradición judeo cristiana, apuntaba, es la idea de que todos los seres humanos están creados a imagen de Dios y que estamos llamados a amar a todos nuestros prójimos sin excepción.

Brog llama a esto la "idea judeocristiana" y decía que esto no sólo fue una innovación en Occidente, sino que sigue inspirando nuestra más alta ética hasta nuestra época.

La compasión que sentimos por la víctima de un terremoto en Haití, o por una víctima del sida en África, es un altruismo que es excepcional en la historia humana, y tenemos que agradecérselo a la tradición judeo cristiana, añadía.

Cruzadas e Inquisición

Uno de los capítulos del libro está dedicado a lo que Brog considera mitos sobre atrocidades. Trata sobre todo de las cruzadas y de la inquisición española, tema que surge casi de modo inevitable cuanto se ataca al cristianismo. Es cierto que en ambos episodios históricos se vieron atrocidades, pero Brog mantiene que es necesario que consideremos lo que ocurrió en la perspectiva correcta.

Las cruzadas tuvieron lugar en una era de continua guerra entre las potencias cristianas y musulmanas. Durante estos conflictos los musulmanes eran normalmente los agresores, y también en la mayor parte de las veces los vencedores. Por eso, sostiene Brog, es incorrecto pintar a los cruzados como una especie de sangrientos e intolerantes cristianos. Más bien se trató de uno de los asaltos en el conflicto entre dos civilizaciones. Las fuerzas cristianas llevaron a cabo atrocidades durante las cruzadas pero, argumenta Brog, los líderes de la Iglesia estuvieron en la vanguardia a la hora de intentar parar la violencia injustificada.

En cuanto a la inquisición, Brog explicaba que, lejos de ser la fuerza impulsora tras una especie de persecución violenta, la Iglesia fue a menudo más una barrera que superar y un freno a los excesos.

Es verdad que el Papa Sixto IV publicó en 1478 la bula que autorizaba la inquisición española, pero Brog continuaba con su defensa diciendo que tan pronto como el Vaticano supo de los excesos de la inquisición intervino para intentar pararlos. Varios Papas en los años siguientes continuaron adoptando medidas para contener a la inquisición, añadía.

Al concluir esta sección del libro, Brog afirmaba que la Iglesia católica no era la fuerza que impulsaba la violencia antisemita de las cruzadas o de la inquisición, sino que por el contrario había buscado limitar tal violencia. De esta forma, estos dos episodios no prueban que la religión sea una fuente de conflictos humanos. No obstante, advertía, revelan la necesidad de estar vigilantes a fin de que la fe no se corrompa por la naturaleza humana dañada.

Vida humana

Uno de los capítulos del libro examina el tema de la santidad de la vida humana. Brog comparaba esto con la práctica común del infanticidio en el Imperio Romano. El código legal romano permitía matar a cualquier niño varón deforme o débil o a cualquier niña, sin importar si eran sanos o no. Tanto judíos como cristianos se oponían con fuerza a esto y afirmaban que no era lícito matar a un inocente. Brog sostiene que la única razón por la que hoy en Occidente reconocemos la santidad y la igualdad de todos los seres humanos se debe a la herencia judeo cristiana.

"La mayoría de las civilizaciones a través de la mayor parte de la historia humana nunca llegaron a esta visión", añadía.

Si algún filósofo del iluminismo hubiera acogido y abrazado este concepto de la santidad de la vida humana difícilmente habría podido acreditar que hacía una aportación original al hacerlo, sostenía Brog, puesto que la idea viene directamente de la Biblia que la mayoría de ellos habían leído.

El peligro hoy, afirmaba, es que la ciencia está saltándose la pared entre los seres humanos y el reino animal, y trata al hombre como sólo un animal. Se nos advierte con frecuencia sobre el peligro de que la religión se introduzca en campos que no le competen, observaba Brog, pero cuando se trata de la moralidad es necesario que la ciencia respete su falta de competencia.

"Cuando la ciencia se aventura más allá de sus áreas de interés en el reino de la moralidad, suele dejar cadáveres a su paso", advertía Brog.

La misma advertencia se aplica a la filosofía, continuaba Brog. Aunque todos nos hemos beneficiado de la tradición clásica y de los filósofos de la Ilustración, hay límites a lo que la filosofía nos puede enseñar.

La tradición judeo cristiana atribuye a los seres humanos un valor que va más allá de sus capacidades y aportaciones individuales. Y argumentaba que desgraciadamente la filosofía laica ha intentado muchas veces quebrar esta situación y someternos a sistemas de evaluación bastante menos benignos.

Entre los peligros que enumeraba Brog estaba la eugenesia, popular en los años veinte y treinta, que justificaba la esterilización de las personas consideradas inferiores, sancionada como práctica legítima nada menos que por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Para que no pensemos que esto es sólo una singularidad histórica, Brog apuntaba que hoy hay filósofos, como Peter Singer, que están a favor del infanticidio y la eutanasia.

Genes egoístas

El capítulo titulado "Trascender nuestros Genes Egoístas" está dedicado a mostrar cómo ambas religiones, la judía y la cristiana dan una gran importancia al amor a los demás. Esto se basa en lo escrito en el primer capítulo del primer libro de la Biblia, en el Génesis, en donde se dice que Dios creó al hombre a su propia imagen. Esta puede muy bien ser la idea más revolucionarias de toda la historia humana, aseveraba Brog.

Creer esto implica aceptar que estamos investidos de un valor por encima de todos los demás seres creados y este es el fundamento de todos los derechos humanos. No sólo establece el valor supremo de cada vida humana, sino que también afirma la igualdad de todos los seres humanos.

En una interesante sección, Brog explicaba que el amor a los demás está en el centro de tradición judía, rechazando la idea de que en tiempos de Jesús el judaísmo se había reducido a la observancia de unas leyes y rituales fríos.

Hay, sin embargo, diferencias significativas entre el cristianismo y el judaísmo, admitía. Con todo, dejando a un lado las muchas cuestiones teológicas que separan a ambos, cuando se llega a la cuestión de la moralidad hay una marcada afinidad, comentaba Brog.

Como el judaísmo, el cristianismo pone hincapié en la necesidad de actuar en nombre del amor que predica. Además, observaba el autor, el ejemplo último de amor en acción es la crucifixión de Jesús.

Volviendo al día de hoy, comentaba que el hecho de que el Papa Benedicto XVI escogiera para su primera encíclica el tema del amor era muy significativo.

Podemos discrepar sobre si hay un Dios pero, observaba Brog, no podemos negar que la tradición judeocristiana ha sido el medio primario por el hemos podido lograr avances éticos. Rechazar la religión sólo llevará a un aumento del sufrimiento humano y del mal.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

domingo, 15 de agosto de 2010

Día 15 Solemnidad: La Asunción de la Virgen María

María, asunta en cuerpo y alma a los Cielos. Contemplación del cuarto misterio glorioso del Santo Rosario



. Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu linaje y el suyo1. Aparece así la Virgen Santa María asociada a Cristo Redentor en la lucha y en el triunfo sobre Satanás. Es el plan divino que la Providencia tenía preparado desde la eternidad para salvarnos. Este es el anuncio del primer libro de la Sagrada Escritura, y en el último volvemos a encontrar esta portentosa afirmación: Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas2. Es la Virgen Santísima, que entra en cuerpo y alma en el Cielo al terminar su vida entre nosotros. Y llega para ser coronada como Reina del Universo, por ser Madre de Dios. Prendado está el rey de tu belleza3, canta el Salmo responsorial.

El Apóstol San Juan, que seguramente fue testigo del tránsito de María el Señor se la había confiado, y no iba a estar ausente en esos momentos..., nada nos dice en su Evangelio de los últimos instantes de Nuestra Madre aquí en la tierra. El que con tanta claridad y fuerza nos habló de la muerte de Jesús en el Gólgota calla cuando se trata de Aquella de quien cuidó como a su madre y como a la Madre de Jesús y de todos los hombres4. Exteriormente, debió de ser como un dulce sueño: “salió de este mundo en estado de vigilia”, dice un antiguo escritor5, en plenitud de amor. “Terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”6. Allí la esperaba su Hijo, Jesús, con su cuerpo glorioso, como Ella lo había contemplado después de la Resurrección. Con su divino poder, Dios asistió la integridad del cuerpo de María y no permitió en él la más pequeña alteración, manteniendo una perfecta unidad y completa armonía del mismo. Consiguió Nuestra Señora, “como supremo coronamiento de sus prerrogativas, verse exenta de la corrupción del sepulcro y, venciendo a la muerte como antes la había vencido su Hijo, ser elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial”7. Es decir, la armonía de los privilegios marianos postulaba su Asunción a los Cielos.

Muchas veces hemos contemplado este privilegio de Nuestra Señora en el Cuarto misterio de gloria del Santo Rosario: “Se ha dormido la Madre de Dios (...). Pero Jesús quiere tener a su Madre, en cuerpo y alma, en la Gloria. Y la Corte celestial despliega todo su aparato, para agasajar a la Señora. Tú y yo niños, al fin tomamos la cola del espléndido manto azul de la Virgen, y así podemos contemplar aquella maravilla.

“La Trinidad beatísima recibe y colma de honores a la Hija, Madre y Esposa de Dios... Y es tanta la majestad de la Señora, que hace preguntar a los Ángeles: ¿Quién es Esta?”8. Nosotros nos alegramos con los ángeles, llenos también de admiración, y la felicitamos en su fiesta. Y nos sentimos orgullosos de ser hijos de tan gran Señora.

Con frecuencia, la piedad popular y el arte mariano han representado a la Virgen, en este misterio, llevada por los ángeles y aureolada de nubes. Santo Tomás ve en estas intervenciones angélicas hacia quienes han dejado la tierra y se encaminan ya al Cielo, la manifestación de reverencia que los Ángeles y todas las criaturas tributan a los cuerpos gloriosos9. En el caso de Nuestra Señora, todo lo que podamos imaginar es bien poco. Nada, en comparación a como debió de suceder en la realidad. Cuenta Santa Teresa que vio una vez la mano, solo la mano, glorificada de Nuestro Señor, y decía después la Santa que, junto a ella, quinientos mil soles claros, reflejándose en el más limpio cristal, eran como noche triste y muy oscura.

¿Cómo sería el rostro de Cristo, su mirada...? Un día, si somos fieles, contemplaremos a Jesús y a Santa María, a quienes tantas veces hemos invocado en esta vida.


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1 Gen 3, 15. — 2 Antífona de entrada. Apoc. 12, 1. — 3 Salmo responsorial. Sal 44, 12. — 4 M. D. Philippe, Misterio de María, Rialp. Madrid 1986, p. 52. — 5 San Germán de Constantinopla, Homilías sobre la Virgen, I. — 6 Pío XII, Const. Munificentissimus Deus, 1-XI-1950. — 7 Ibídem. — 8 San Josemaría Escrivá, Santo Rosario. Cuarto misterio glorioso. — 9 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, Supl., q. 84, a. l ad l


domingo, 8 de agosto de 2010

Misas y Oraciones en favor de nuestros ancianos


El mes de agosto es el mes dedicado al ancianos, aprovechando está ocación Catholic.net ha organizado novenas y misas en favor de nuestros ancianos






El mes de agosto es el mes dedicado al Anciano y se nos presenta como una gran oportunidad para darle atención a estas queridas personas que en nuestra niñez nos enseñaron a amar a Dios, nos enseñaron a vivir los valores cristianos, nos enriquecieron con su experiencia y sabiduría, nos dieron su comprensión y apoyo en momentos difíciles y que ahora, en el atardecer de su vida, necesitan de nuestra compañía, gratitud y reconocimiento.

Aprovechando esta ocasión, Catholic.net ha organizado, con la colaboración de varios sacerdotes, conventos y monasterios, la celebración de Misas alrededor del mundo, durante todo el mes de agosto, en favor de nuestros ancianos.

Lo invitamos a unirse a esta celebración enviándonos los nombres de las personas a quienes usted desea incluir y que se tendrá un recuerdo especial para ellos durante las Misas que se celebrarán con esta intención.

Para incluir a sus ancianos, sólo tiene que rellenar el formulario que encontrará haciendo click en http://es.catholic.net/nuestrosancianos Nosotros enviaremos estos nombres e intenciones a los diversos conventos, monasterios y sacerdotes que se han sumado a esta iniciativa y que celebrarán las Misas por nuestros ancianos.

Catholic.net no cobra por las Misas, ya que han sido donadas voluntariamente por los sacerdotes que se han sumado a esta iniciativa.

Pero si usted desea, puede adquirir para sus ancianos un certificado de la misa que se celebrará por ellos, para dárselos como muestra palpable del cariño y el agradecimiento que les tiene. El costo del certificado de la misa es de $10 usd y puede pagarlo mediante un cargo automático a su tarjeta de crédito, o mediante depósito bancario o transferencia electrónica

Si adquiere el certificado, sus ancianos se lo agradecerán enormemente y Catholic.net también, pues estará dando un regalo muy valioso y a la vez, nos estará ayudando a continuar con nuestro servicio a la Iglesia.

El donativo no es un requisito. No deje de enviarnos los nombres de sus ancianos queridos aún si no puede colaborar económicamente.

Si usted es un sacerdote y desea unirse a esta campaña ofreciendo una misa, le pido que se suscriba haciendo click en http://es.catholic.net/nuestrosancianos

Dios los bendiga a todos.

Lucrecia Rego de Planas
Dirección Catholic.net
lplanas@catholic.net