miércoles, 31 de diciembre de 2008

Año nuevo, vida vieja





Fuente: GAMA - Virtudes y valores
Autor: Fernando Pascual, LC



Para algunos el inicio de un nuevo año, de un nuevo número que caracterice el final de todas las fechas y documentos, puede significar que todo empieza, que se hizo “borrón y cuenta nueva”.

En realidad, no existe tal borrón. Iniciamos el nuevo año con las deudas pendientes, con la gripe crónica, con los problemas familiares, con la psicología que nos oprime... Una serie de parámetros permanecen ahí, impertérritos, y nos recuerdan, con nuestro nombre y apellido inmutables, que algo (o mucho) continúa, que recogemos el pasado y con él iniciamos la navegación incierta, y normalmente llena de esperanzas, del año nuevo.

En momentos especiales como estos, conviene no tirarlo todo por la ventana. Pero tampoco es oportuno sentirnos atrapados por el pasado, condicionados por lo que ha ocurrido. Mucha literatura psicológica nos ha ido “condicionando” hasta el punto de creer que muchos de nuestros actos, incluso aquellos que creíamos más libres, más creativos, no serían sino consecuencia de la acción que el “inconsciente” sigue ejerciendo sobre nosotros, como un dueño y señor misterioso y tremendo de nuestro destino, por más que no nos demos cuenta de su poderío.

Esta tentación del determinismo psicológico es mucho más vieja de lo que creemos. Basta con leer algunas tragedias griegas, escritas hace más de 2400 años, para comprender que también otros pueblos y culturas han creído en fuerzas ciegas que guían fatalmente los destinos humanos. El caso paradigmático de Edipo, destinado a matar a su padre para casarse con su madre, podría hacernos pensar que incluso quien desea huir de las cadenas de la “predestinación”, no puede sino caer en ellas. No es extraño que el padre del psicoanálisis, Freud, haya usado nombres de personajes griegos, como el del mismo Edipo o el de Electra, para ilustrar sus doctrinas psicoanalíticas.

Frente a los que creen tener un folio en blanco cada año, y a los que creen que ya está todo escrito y fijado en nuestra psicología (o en el horóscopo, que viene a ser lo mismo), hemos de contraponer una visión más serena y equilibrada del ser humano, una visión que deje su lugar a la historia sin negarle su puesto a la fantasía y creatividad.

El pasado, sí, nos condiciona, pero no nos esclaviza. Como decía Viktor Frankl, un agudo crítico de Freud, los determinismos y condicionamientos no sólo no eliminan la libertad, sino que son como la gravedad que nos permite caminar (libremente) por la vida. Una visión realista debe hacernos comprender que hay que asumir con responsabilidad lo que somos y tenemos, las carencias y las cualidades, los fracasos y los éxitos anteriores, los cariños y los rencores, para, desde ahí, sin cerrar los ojos, preguntarnos con sencillez: ¿a dónde quiero llegar en este año que empieza? ¿Qué deberes he heredado del pasado? ¿Qué expectativas me rodean y orientan mis respuestas para el futuro?

Un año nuevo inicia en pañales. Lo cogemos con el temor de quien toma entre sus manos a un recién nacido. Pero lo cogemos desde las canas, las arrugas y las cicatrices que nos han dejado los muchos o pocos años que hemos transcurrido en este planeta. Quizá cuando empiece el próximo año nuevo, y volvamos los ojos a lo que fue el anterior, podamos respirar, con orgullo, al ver que algo ha mejorado, que el amor ha crecido, que la justicia ha sido más completa, que los rencores han empezado a ceder el paso a la generosidad del perdón. Quizá, Dios no lo quiera, tengamos que ocultar el rostro ante un año perdido por cobardías y perezas que ahogaron nuestros mejores propósitos.

Cuando el calendario tiene números bajos en el mes de enero (el mes primero, el mes más tierno), podemos trazar planes atrevidos, hacer propuestas de superación y de conquista. Lo haremos desde lo que somos y tenemos, para ir más lejos: para crecer en la virtud y las riquezas del espíritu, para hacer un poco más felices a quienes viven a nuestro lado.



miércoles, 24 de diciembre de 2008

Y Dios se hizo historia


Hay muchas maneras de acercarse a lo que los cristianos celebramos en la Navidad. Se me ocurre que una de ellas, quizá secundaria, pero sugestiva, es considerar que Dios se hizo hombre, se encarnó, para poder contarnos su historia. No digo que éste sea el motivo más importante para que naciera Jesucristo. Dios, nos enseñan los teólogos, se hizo hombre para salvarnos, para que nuestra inmensa miseria, nuestros odios, las guerras, la barbarie permanente, las injusticias, la destrucción, la muerte, el sufrimiento y la degradación abismal en la que el hombre se pierde cuando rechaza a Dios, no fueran el horizonte último de los hombres. Pero eso no es incompatible con que también Dios quisiera tener algo que contarnos.

En efecto, los seres humanos nos adentramos en las realidades más profundas a través de los relatos. Así lo demuestran la literatura, el cine y las diversas formas en las que los hombres desde que existimos contamos historias, que no son una estrategia para huir de la realidad, sino la mejor manera de aclararnos con ella, de hacerla comprensible y digerible.

Con su encarnación, Dios en Jesucristo, pasa a tener algo que contarnos sobre sí mismo. Es la historia que sucintamente se recoge en el Credo cristiano y que narran más extensamente los Evangelios. Moisés le había preguntado a Dios cuál era su nombre; la respuesta fue: «Así dirás al pueblo de Israel: Yo-soy me ha enviado». Se trata de la respuesta -Yo soy- menos narrativa que Dios podía haber dado. Con Jesucristo, la revelación de Dios al hombre llega a su cénit. Y se trata ahora de una respuesta completamente narrable: la historia de Jesús de Nazaret.

Lyotard planteó como exigencia de la liberación del hombre -a posmodernidad- la desconfianza e incredulidad frente a los grandes relatos, entre los que situaba al cristianismo. En mi opinión, se trata de una crítica exagerada. Los grandes relatos pueden llegar a ser, quizá, grandes mentiras, pero no lo son necesariamente. Los relatos nos pueden acercar a la realidad, porque lo seres humanos somos profundamente narrativos.

Sin embargo, es importante no confundir la historia de Jesús de Nazaret con un mito. Su relato no es una manifestación más de la tendencia -infantil según algunos- de recurrir a antropomorfismos de divinidades para conjurar el vértigo del misterio. La diferencia entre los mitos y Jesucristo es muy sencilla. Simplemente, Jesucristo no es un mito. Jesús de Nazaret existió realmente y se trata de un personaje real perfectamente documentado, de acuerdo con las exigencias del método histórico. De Jesús de Nazaret tenemos más y mejor información que de la mayoría de los personajes de su tiempo. Su historicidad es indiscutible, aunque ciertamente, la creencia de que se trata de una persona divina es cuestión de fe.

La fe en que el personaje histórico Jesús de Nazaret es Dios y que en él Dios hace propio todo lo humano, nos abre a un nuevo horizonte, al horizonte de la historia humana. No sólo tenemos una historia de Dios a través de Jesús de Nazaret; se trata de una posibilidad más; una posibilidad sobrecogedora, si se sacan todas las consecuencias.

Puesto que 'encarnación' significa que Dios hace suya la realidad humana en su integridad, ¿significa eso que Dios asume también nuestra historia? Es decir, la historia de la humanidad, ¿es también y a través de Jesucristo historia de Dios?

sábado, 20 de diciembre de 2008

Predicador del Papa: “que esta Navidad podamos ser madre de Cristo”


En su tercera y última predicación de Adviento a la Curia Romana


CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 19 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).- El padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, dedicó hoy su tercera y última predicación de Adviento ante el Papa y la Curia Romana, a reflexionar sobre el significado de la maternidad espiritual de Cristo, este viernes en la capilla "Redemptoris Mater" del palacio apostólico del Vaticano.

El padre Cantalamessa, siguiendo con las dos catequesis anteriores y a propósito del Año Paulino, propuso una reflexión sobre un pasaje del apóstol Pablo, Gálatas 4, que precisamente sirvió a la Iglesia para luchar contra la herejía docetista, que negaba la Encarnación.

Este dogma, junto con la preexistencia del Hijo se encuentra, aunque en estado embrionario, en la enseñanza de san Pablo, explicó el predicador, y para los cristianos tiene gran importancia, ya que "por la fe", como han puesto de manifiesto los Padres de la Iglesia, "cada cristiano puede ser madre de Cristo".

"Cómo uno se convierte concretamente en madre de Jesús, nos lo indica él mismo en el Evangelio: escuchando la Palabra y poniéndola en práctica", explicó.

Sin embargo, el padre Cantalamessa advirtió contra la posibilidad de una "maternidad incompleta", que puede manifestarse de dos formas: "una fe sin obras y unas obras sin fe".

"Nosotros, como decía san Francisco, concebimos a Cristo cuando lo amamos con sincero corazón y con conciencia recta, y lo damos a luz cuando realizamos obras santas que lo manifiestan al mundo", añadió.

Citando a san Buenaventura, el predicador explicó que "el alma devota de Dios, por gracia del Espíritu Santo y el poder del Altísimo, puede concebir espiritualmente al Verbo bendito y al Hijo Unigénito del Padre, parirlo, ponerle nombre, buscarlo y adorarlo con los Magos y finalmente presentarlo felizmente a Dios Padre en su templo".

La concepción y el dar a luz a Cristo supone, explicó, la conversión y el cambio de vida personal del cristiano.

El amén de María

Por último, propuso una reflexión concreta sobre el "sí" de María, que durante muchos siglos se ha interpretado en la palabra latina fiat.

"Se insiste mucho en el fiat de María, en María como "la Virgen del fiat". Pero María no hablaba latín y por eso no dijo fiat, no dijo siquiera genoito, que es la palabra que encontramos, a este punto, en el texto griego de Lucas porque no hablaba griego".

La palabra precisa que utilizó la Virgen ante el ángel fue "amén", una palabra hebrea con la que "se reconoce lo que se ha dicho como palabra firme, estable, válida y vinculante", y que indica "fe y obediencia conjuntamente; reconoce que lo que Dios dice es cierto y se somete a ello".

"San Pablo dice que Dios ama al que da con alegría, y María dijo a Dios su "sí" con alegría. Pidámosle que nos obtenga la gracia de decir a Dios un "sí" alegre y renovado, y así concebir y dar a luz también nosotros en esta Navidad a su Hijo Jesucristo", concluyó.

Por Inma Álvarez

sábado, 13 de diciembre de 2008

“A san Pablo le ofendería ser considerado el inventor del cristianismo”



El padre Cantalamessa presenta al Apóstol como guía para el Adviento

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 5 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).-

El padre Raniero Cantalamessa , OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, comenzó este viernes su predicación sobre el Adviento, ante Benedicto XVI y los miembros de la Curia Romana, con una reflexión sobre la relación de san Pablo con Cristo, como modelo para los cristianos.

En esta primera predicación, en la Capilla "Redemptoris Mater", a cuyo contenido ha tenido acceso ZENIT, el predicador reflexiona sobre el acontecimiento del camino de Damasco, que califica como "el que más ha influido en el cristianismo, después de la muerte y la resurrección de Cristo".

Sin embargo, según el padre Cantalamessa, el año paulino "corre el riesgo de de quedarse en Pablo, en su personalidad, su doctrina, sin dar el paso sucesivo de él a Cristo". Esto, añadió, "ha sucedido muchas veces en el pasado, hasta dar lugar a la tesis absurda según la cual Pablo, no Cristo, sería el verdadero fundador del cristianismo".

"Esa tesis es la tergiversación más completa y la ofensa más grave que se pueda hacer al apóstol Pablo. Si volviera a la vida, reaccionaría contra esta tesis con vehemencia", afirma.

El propósito del apóstol en sus escritos, explica, "es el de llevar a los lectores no sólo al conocimiento, sino también al amor y a la pasión por Cristo".

"Como antes de él Juan el Bautista, es un índice que señala hacia uno 'más grande que él', del que no se considera digno siquiera de ser apóstol", añade.

El encuentro personal de Pablo con Cristo en el camino de Damasco supuso para el Apóstol "una identificación": "él ha vivido en sí mismo el misterio pascual de Cristo, en torno al cual gravitará a continuación todo su pensamiento".

Este encuentro, señala el padre Cantalamessa, meditando la carta a los Filpenses, que llama las "confesiones de san Pablo", "ha dividido su vida en dos, ha creado un antes y un después".

"Un encuentro personalísimo (es el único texto donde el Apóstol usa el singular "mio", no "nuestro" Señor) y un encuentro existencial más que mental. Nadie podrá nunca conocer a fondo qué sucedió en aquel breve diálogo: "¡Saulo, Saulo!" "¿Quién eres, Señor?" "Yo soy Jesús". Una "revelación", la define él. Fue una especie de fusión a fuego, un relámpago de luz que aún hoy, habiendo pasado dos mil años, ilumina al mundo".

ZENIT publica este viernes y en próximas ediciones el contenido completo de la predicación del padre Cantalamessa.


domingo, 7 de diciembre de 2008

¿Qué suerte reservamos a Cristo en nuestra vida?



Comentario del padre Raniero Cantalamessa –predicador de la Casa Pontificia– a las lecturas de la liturgia de la Misa del XXVII del tiempo ordinario. Isaías 5,1-7; Filipenses 4,6-9; Mateo 21, 33-43.

ROMA, viernes, 3 octubre de 2008

Se os quitará el Reino de Dios

El contexto inmediato de la parábola de los viñadores homicidas se refiere a la relación entre Dios y el Pueblo de Israel. Es a éste a quien históricamente Dios ha enviado primero a los profetas y después a su mismo Hijo. Pero como todas las parábolas de Jesús, esta es una "historia abierta". En la relación Dios-Israel se traza la relación entre Dios y la humanidad entera.

Jesús retoma y continua el lamento de Dios en Isaías de la primera lectura. Es ahí donde se debe buscar la clave de lectura y el tono de la parábola. ¿Por qué Dios ha "plantado la viña" y cuáles son los frutos que espera y que viene a buscar a su tiempo? Aquí la parábola se aleja de la realidad. Los viñadores humanos no plantan una viña ni le prodigan sus cuidados por amor a la viña, sino por su beneficio. No así Dios. Él crea al hombre, entra en alianza con él, no por su interés, sino para favorecer al hombre, por puro amor. Los frutos que espera del hombre son el amor hacia él y la justicia hacia los oprimidos: todas ellas cosas que sirven al bien del hombre, no al de Dios.

Esta parábola de Jesús es terriblemente actual aplicada a nuestra Europa y, en general, al mundo cristiano. También en este caso hay que decir que Jesús ha sido "echado fuera de la viña", expulsado por una cultura que se proclama post-cristiana, o incluso anti-cristiana. Las palabras de los viñadores resuenan, si no en las palabras, al menos en los hechos de nuestra sociedad secularizada: "¡Matemos al heredero y será nuestra la herencia!"

Ya no se quiere oir hablar más de raíces cristianas de Europa, de patrimonio cristiano, El hombre secularizado quiere ser el heredero, el dueño. Sartre puso en boca de un personaje suyo estas terribles declaraciones: "Ya no hay nada en el cielo, ni Bien, ni Mal, ni persona alguna que pueda darme órdenes. (...) Soy un hombre, y cada hombre debe inventar su propio camino".

Esta que he indicado es una aplicación, por así decirlo, a "largo alcance" de la parábola. Pero casi siempre las parábolas de Cristo tienen también una explicación de corto alcance, o a nivel individual: se aplican a cada persona, no sólo a la humanidad o a la cristiandad en general. Se nos invita a preguntarnos: ¿qué suerte he reservado yo a Cristo en mi vida? ¿Cómo correspondo al incomprensible amor de Dios hacia mí? ¿Acaso no le he expulsado yo también fuera de los muros de mi casa, de mi vida... es decir, le he olvidado, ignorado?

Recuerdo que un día escuchaba esta parábola durante una Misa, mientras era bastante distraído. Llegado al punto en que se oye al dueño de la viña decir para sí: "A mi hijo le rspetarán", tuve un sobresalto. Entendí que aquellas palabras estaban dirigidas personalmente a mí, en aquel momento. Ahora el Padre celeste estaba a punto de mandarme a mí a su Hijo en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre; ¿había comprendido yo la grandeza del momento? ¿Estaba preparado para acogerle con respeto, como el Padre esperaba? Aquellas palabras me sacaron bruscamente de mis pensamientos...

En la parábola de los viñadores homicidas hay un sentido de amargura, de desilusión. ¡Ciertamente no se trata de una historia con final feliz! Pero al leerla en profundidad, habla del amor increíble de Dios por su pueblo y por cada una de sus criaturas. Un amor que al final, incluso a través de los distintos episodios de extravío y retorno, saldrá siempre victorioso y tendrá la última palabra.

Los rechazos de Dios nunca son definitivos, son abandonos pedagógicos. También el rechazo de Israel que resuena veladamente en las palabras de Cristo: "Se os quitará el Reino de Dios y se entregará a un pueblo que rinda sus frutos", pertenece a este género, como el descrito por Isaías en la primera lectura. Hemos visto, por otra parte, que este peligro acecha también sobre la cristiandad, o al menos sobre vastas partes de ella.


San Pablo escribe en la carta a los Romanos: "¿Es que ha rechazado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! ¡Que también yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín! Dios no ha rechazado a su pueblo, en quien de antemano puso sus ojos... ¿Es que han tropezado para quedar caídos? ¡De ningún modo! Sino que su caída ha traído la salvación de los gentiles, para llenarlos de celos. ... Si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo, ¿qué será su readmisión, sino una resurrección de entre los muertos?" (Rm 11, 1ss).

En la semana que apenas ha transcurrido, el 29 de septiembre, los hermanos judíos han celebrado su fiesta más importante, el Fin de Año, llamado por ellos Rosh Ha-shanà. Quisiera aprovechar esta ocasión para hacerles llegar mi augurio de paz y de prosperidad. Con el Apóstol Pablo grito yo también: "Que sea la paz en todo el Israel de Dios".

domingo, 30 de noviembre de 2008

Cardenal Arinze: “La liturgia es la respiración de la vida de la Iglesia”



El prefecto de la Congregación para el Culto divino habla sobre la renovación litúrgica conciliar

CIUDAD DEL VATICANO, martes 25 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).-

La liturgia es el corazón de la Iglesia, si la Iglesia no celebra la Eucaristía, se convierte en una institución "obsoleta", afirma el cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en una entrevista concedida al diario L'Osservatore Romano el pasado sábado.

El purpurado, que celebró el pasado fin de semana el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal, hizo balance de su labor al frente de la Congregación, cuya labor, explicó, no es la ser una "policía eclesiástica" sino sencillamente la de "promover el culto divino".

"Si la Iglesia no reza, no vive. La liturgia es la respiración de la vida de la Iglesia. La Iglesia nació para adorar a Dios, honrarlo y alabarlo. La misa es el acto más elevado que la Iglesia puede hacer, no hay nada más elevado Éste es esencialmente el centro de la actividad de este dicasterio", explicó.

Ante las dificultades y confusiones en materia litúrgica surgidas tras el Concilio Vaticano II, el cardenal explicó que el problema "no es el Concilio en sí, sino de quien no lo ha recibido correctamente o de quien incluso lo ha rechazado con los hechos".

"Hay personas que no han digerido lo que ha dicho el Vaticano II, otras pretenden dictar la interpretación auténtica del espíritu conciliar y otras que piden incluso un nuevo concilio", explico, aunque admitió también que "la situación hoy es mucho más tranquila que hace treinta años".

El cardenal afirma que muchos abusos "no se deben a la mala voluntad, sino a la ignorancia. Algunos no saben, o no son conscientes de que no saben. No saben, por ejemplo, que las palabras y los gestos tienen raíces en la tradición de la Iglesia. Así, creen ser más originales o creativos cambiándolos".

"Frente a estas cosas, es neceesario reafirmar que la liturgia es sagrada, es la oración pública de la Iglesia", añadió.

El purpurado explicó que en estos momentos, su dicasterio está estudiando algunos cambios en la liturgia, como por ejemplo el Ite missa est o el gesto de la paz.

"Hoy, además del Ite missa est, el sacerdote tiene otras fórmulas para dar a entender mejor a los fieles que todos estamos llamados a vivir lo que hemos celebrado". El Papa ha aprobado tres opciones, además de la ya existente: Ite ad Evangelium Domini annuntiandum; Ite in pace glorificando vita vestra Dominum; Ite in pace.

Otro de los cambios que se están estudiando actualmente es la colocación del gesto de la paz. "A menudo no se comprende plenamente el significado de este gesto. Se piensa que es una ocasión para chocar la mano a los amigos. En cambio, es un modo de decir al que está al lado que la paz de Cristo, presente realmente en el altar, está también con todos los hombres".

Por ello, el purpurado reveló que se está estudiando la posibilidad de trasladar este gesto al momento del ofertorio, "para crear un clima más recogido mientras uno se prepara para la Comunión".

"El Papa ha pedido una consulta a todos los obispos. Después decidirá", añadió.


sábado, 22 de noviembre de 2008

El amor está en otra parte



Patricia Gout

Estamos hartos de contradicciones

Van como diez veces que me llega… 'La solución es el amor' se llama y dice que ante los sucesos recientes en México se ha generado una psicosis colectiva y que estos hechos 'son la materialización de energías negativas'. Luego continúa el mensaje en clave de 'Piensa positivo y siéntete bien contigo mismo y con los demás para cambiar el entorno porque la solución es el amor'…Y yo pienso que ojalá todos sonriamos mucho, comamos sano y seamos nuestro propio mejor amigo, que es muy cierto que nuestra actitud influye en el ambiente, pero el amor es más que eso y de ese tipo andamos escasos…

No se puede engañar a nuestras jóvenes diciéndoles que si toman linaza, hacen yoga, son ecológicas y 'no hacen daño a nadie' –pero que el aborto es un derecho y una opción legítima en sus vidas– serán felices. No podemos ser ciegos a la contradicción de validar la muerte de los indefensos un jueves y hacer dos días después una mega marcha para exigir a las mismas autoridades que cumplan con su deber de protegernos ¡porque nos sentimos indefensos! O será que no nos escandalizan por igual todas las muertes ni nos cuentan lo mismo todas las vidas.

Esto no es histeria colectiva. Es que cuando inducimos a una mamá a convertirse en la asesina de su hijo, lo más sagrado deja de serlo y detrás se voltean todos los demás valores. Es entonces que –en efecto– la sociedad se va hundiendo en su psicosis: no hace falta ya salir a la calle para tener miedo si el miedo nos ha llegado al umbral del alma. ¿Cómo esperar que nos proteja quien no nos ama cuando validamos que no nos proteja quien se supone que nos debía amar? ¿Cómo exigir que mis células personales –esas sí– le importen al gobierno? ¿Por qué habría de respetar mi vida en la calle quien en la misma escuela no fue enseñado que la vida es sagrada? ¿Cómo poder creer en el amor –o en cuál amor poder creer– si con nuestro permiso el mejor amor se muere?

Ha desaparecido el amor

No son 'energías negativas' lo que pesa sobre nosotros. Es el temor de intuir que en el mundo de hoy valemos menos que las tortugas. No valemos para el delincuente como no valemos para el legislador, ni tampoco realmente para el hombre que nos ama 'en libertad' pero luego nos envía solas a deshacernos del problema ¡Con todo y yoga y linaza y pensamiento positivo! La psicosis viene de saber que por más esfuerzos que hagamos nada nos protegerá de que nos maten el cuerpo o el alma; llámese secuestro, abandono, aborto o eutanasia, que al final es lo mismo… Es no poder contar con las certezas que nos sostenían y nos guiaban. Es vivir permanentemente añorando ser amados con verdadera pasión y desde lo profundo de las entrañas –como supuestamente lo haría una madre– en un mundo que no nos ama. Por eso el mail que recibí ha corrido tanto, porque maneja en su título esa verdad fundamental que todos identificamos. La solución siempre ha sido el amor… Sólo que el amor está en otra parte.


domingo, 16 de noviembre de 2008

Pobres y ricos



Miguel Aranguren

ALBA

Aprender a ser ricos y pobres

Lástima que las dificultades no nos hagan más reflexivos, que de tiempos de pruebas y apreturas no saquemos enseñanzas para el resto de los días. Hablo de la crisis, claro, de esa hucha vacía y esa cola de acreedores a la puerta de casa. Vienen a por la televisión de plasma, a por el sillón que da masajes, a por los altavoces del ipod, a por la bodega que hemos ido fraguando en la bonanza... Afuera las nubes negras cubren los campos, de los que no brota ni siquiera una brizna, y el personal corre de un lado a otro, sin rumbo, con la sensación de que –de un momento a otro– el dragón del impagado se los va a zampar. Y mira que nos lo dijeron, que los expertos cantaban el rumbo incierto de nuestra economía, pero estábamos engolfados en el bienestar, como las cigarras, atados con mil dulces grilletes a la placidez de ser ricos, emborrachados de bienestar, felices de que en el banco nos acariciaran los lomos cada vez que firmábamos un nuevo préstamo para viajar a las Maldivas, para conducir un cuatro por cuatro, para cenar en un restaurante de cinco tenedores. El españolito, que venía de la sopa de ajo y los terrones yermos, se encontró de repente con la sensación de haber nacido para el bingo, los cruceros y las corbatas de Hermés, ¡pobre tonto!, y ahora que toca merendar rodajas de pan duro mojadas en vino peleón y azúcar de remolacha, cómo duele recordar ese pasado tan cercano en el que hasta los que se proclaman descamisados disfrutaban de cenar cigalas.

Sin duda, hay que aprender a ser ricos de igual forma que hay que aprender a ser pobres. El rico, si quiere que la dicha dure y hasta se multiplique, necesita el recato y la buena administración. El pobre, si no desea ulcerarse de inquina, precisa recordar muchas veces que Zamora no se ganó en una hora y que vale más la dignidad de un trabajo honrado que la fortuna lograda con malas artes. En fin, vanos consejos para una España en la que la sabiduría popular ha trocado por la ostentación, que envidia la suerte del millonario sospechoso y abre la boca –estúpidamente asombrada– ante la eslora de los yates que atracan en el puerto de Palma.

Tal vez en estos momentos de crisis económica, social y moral, sea bueno recordar que los cementerios revientan de ricos a los que la fortuna no les libró de la sentencia inexorable del tiempo y de pobres a los que ese mismo tiempo sí que libró de los padecimientos y la desgracia. No hay moneda que no pierda a causa de la inflación, billetaje que no se convierta en papel para quemar con el paso de los años. Sólo el amor, ese maravilloso don, es capaz de superar la corrupción de los tesoros terrenales.

sábado, 8 de noviembre de 2008

De lama reencarnado a seminarista



Una curación inexplicable acercó a Juan al cristianismo «Hay muchos maestros, pero sólo Jesús ha muerto por los hombres», destaca este joven valenciano. A los 8 años, un lama tocaba a su puerta. A los 15, ya era maestro. A los 26, ha entrado en un seminario católico.

Pablo J. Ginés Rodríguez

Periodista Digital

Desde los 8 años

«Sin ser budista, a los siete años, por las noches, ya meditaba y repetía oraciones budistas, sentado en posición del loto», explica Juan, un valenciano de 26 años que acaba de entrar en un seminario levantino.

«Cuando yo tenía 8 años, llegó a casa un lama tibetano. Dijo que yo podía ser la reencarnación de un lama, un maestro ermitaño tibetano del siglo IV llamado Tan-ñon-Gon-Chen-Tulku-Rimpoché. Mis padres, católicos no practicantes, sólo sabían del budismo que no era una religión oscura. Decidieron darme una formación paralela, discreta, sin publicitar mi caso», relata.

Por las mañanas Juan iba a un colegio salesiano. Por las tardes tenía dos tutores, lamas budistas de la tradición Nygma-Pa.

«Me formaron para ser lama, es decir, maestro. Mucha meditación, enseñanzas budistas y también artes marciales. Estudié tai-chi, kung-fu y aikido con un sacerdote taoísta. De él aprendí el taoísmo como filosofía, pero no como religión, porque yo era budista», especifica Juan.

A los 15 años le nombraron oficialmente lama. Al ser la reencarnación de un lama sanador, a menudo le llevaban a rezar por personas enfermas.

«Hace unos cinco años, un matrimonio hindú vino con su hija a Barcelona, donde yo vivía entonces. La niña tenía una dolencia que no sabían cómo combatir. Traían todo tipo de informes médicos, psiquiátricos, neurológicos... nada respondía a su caso, que tenía una causa espiritual. Durante 13 horas la traté según el ritual budista sin conseguir nada.

En el seminario

Entonces, la madre habló en español –lengua que no conocía– y dijo: ¡En el nombre de Jesús libera a mi hija! Madre e hija cayeron inconscientes. Al despertar la niña estaba perfectamente, sanada, y la madre no recordaba haber dicho nada. Aquello me impactó».

Juan sólo conocía a Jesús de las clases de los salesianos, un sabio como otros; sus milagros eran sólo cuentos. «Salí a pasear, a reflexionar, con mi túnica azafrán. Un mendigo me llamó, me dio un libro y me dijo: ¡ábrelo!. Era la Biblia. Lo abrí al azar y me salió el texto del milagro que Jesús hizo en Gerasa. Entonces entendí que mi vida era seguir a Jesús». Sus maestros budistas le dejaron marchar hace cinco años. «Pensaban, y aún piensan que volveré al budismo», comenta Juan.

Unos capuchinos le enseñaron lo básico de la fe. «Me impactó el Dios Padre de Jesús, su amor. Y el testimonio de Jesús en la Pasión, su coraje, su entrega. Hay muchos maestros, pero sólo Jesús ha muerto por nosotros», señala con vehemencia.

Hizo ejercicios espirituales con los jesuitas y fue voluntario con los enfermos del Cottolengo de Barcelona. «Después me hablaron de un seminario que parecía muy serio. Un médico amigo mío, diácono permanente, me preparó una cita con el obispo y así entré. ¿Mi vocación es diocesana o monástica? Aún no lo sé, pero en el silencio y el estudio del seminario pienso descubrirlo».

domingo, 2 de noviembre de 2008

10 explicaciones "científicas" (y cómicas) al Milagro del Sol de Fátima


Es curiosa la forma en que la ciencia se retuerce para intentar dar una justificación a lo asombroso.
Del Milagro del Sol Danzante de Fátima que vieron unas 70.000 personas el 13 de octubre de 1917 se ha escrito a menudo. Realmente disfruto leyendo sobre las “explicaciones científicas” que dan a la “anomalía de Fátima”. Siempre es divertida la forma en que la ciencia se retuerce a sí misma para explicar la visión del sol danzante en el cielo a una hora predicha.

Matthew Archbold,

ForumLibertas.com

El año pasado decidí reunir el “Top 10 de explicaciones científicas para Fátima” que saqué de Internet.

Antes empezaré con un poquito de historia. Había una vez un escritor llamado Avelino de Almeida, que escribía artículos para O Século, un gran diario en Portugal en esa época. El periódico tenía un fuerte enfoque antirreligioso. ¡Incluso entonces la prensa no era muy aficionada a lo religioso! De hecho, todos los artículos previos de Almeida se habían burlado de los acontecimientos anteriores que circulaban sobre Fátima. Pero esto es lo que escribió ese día, hace 81 años:

“Ante los ojos asombrados de la multitud, cuyo aspecto era bíblico, de pie, cabezas sin sombreros, mirando con atención el cielo, el sol tembló, hizo increíbles movimientos repentinos fuera de cualquier ley cósmica, el sol 'bailó' según la expresión de la gente”.

Pese a que uno de los suyos transmitió estos hechos, los secularistas han amasado una enorme cantidad de explicaciones de por qué no deberíamos creer en nuestros propios ojos. He aquí las asombrosas razones que han acumulado para que creamos que nada especial pasó en Portugal ese gran día.

10. Polvo estratosférico. Steuart Campbell, escribiendo para la edición de 1989 del Journal de Meteorología, teoriza que una nube de polvo estratosférico alteró la apariencia del sol el 13 de octubre, haciendo que fuese más fácil mirarlo y dándole una apariencia amarilla, azul, violeta y que girase. En apoyo a esta hipótesis, el señor Campbell señala que hay un sol azul y rojizo documentó en China en 1983.

9. No todos lo vieron, así que nada pasó. Curiosamente, es el argumento exactamente opuesto al de que también China lo vio por lo que no pasó. Los astrónomos, dicen, no vieron ninguna danza en el cielo en ningún lugar del mundo. El sol danzante fue un hecho regional, así que queda descartado. Podríamos preguntarnos si el hecho de que fuese un fenómeno regional significa que no pasó nada especial. Si se hubiera visto en todo el mundo habrían escrito que simplemente fue un fenómeno astronómico porque todo el mundo lo vio.

8. ¡Percepción Extra Sensorial, PES! Siempre es mi favorita. La autora Lisa Schwebel dice que el evento fue una forma sobrenatural de fenómeno extrasensorial. ¿Dios? ¡Ni hablar! ¿PES? ¡Sí! Schwebel ha dicho que a lo largo de la historia humana se han registrado varios casos de reuniones religiosas que culminan con la aparición repentina y misteriosa de luces en el cielo, así que es PES. La lógica se me escapa, pero si eres creyente en El Exorcista II, entonces esto es tan creíble como Richard Burton haciendo de cura.

7. Un falso sol. Ni siquiera sabía que este existiese pero vale la pena escucharlo. Joe Nickell, que se autodescribe como escéptico e investigador de lo paranormal, según Wikipedia

asegura que la posición del fenómeno descrito por varios testigos está en un azimut y elevación erróneos para ser el sol. Propone que la causa puede haber sido un “sundog”, a veces llamado “parhelion” o “falso sol”, un fenómeno óptico atmosférico asociado con la reflexión/refracción de la luz solar por los numerosos cristalitos de hielo que componen los cirros o nubes de cirrostratos. Un “sundog” es, sin embargo, un fenómeno estacionario, quieto, y no explicaría la apariencia de “sol danzante”. Así que Nickell sugiere una explicación a este fenómeno que puede darse en una distorsión retinal temporal, causada por mirar a la intensa luz y/o el efecto de enfocar los ojos hacia delante y atrás para evitar una mirada completamente fija, combinando así imagen, post-imagen y movimiento.
Así, pues, 70.000 personas movieron la cabeza y pensaron que un falso sol danzaba. ¿Los 70.000? Bastante ridículo, ¿no?

6. ¡Nube de polvo! Paul Simons, en un artículo titulado “Secretos del Clima en el Milagro de Fátima” dice que es posible que algunos de los efectos ópticos de Fátima puedan haber sido causados por una nube de polvo del Sáhara.

5. La vieja teoría de la alucinación en masa. El autor Kevin McClure es uno de los muchos que dicen más o menos esto: la multitud en Cova da Iria esperaba ver señales en el sol, así que las vieron. Claro, pasa continuamente. McClure no tiene en cuenta que gente que estaba a millas de distancia que no pensaba para nada en el asunto también lo vio.

4. ¡OVNI! El viejo truco del artefacto alienígena que se hace pasar por una señal de Dios. También pasa continuamente, ¿no lo sabían? Curiosamente, la nave espacial resulta que viene el día exacto que los tres niños dijeron que habría un milagro. O quizá las apariciones fueron todas obra de los hombrecillos verdes. Todo eso suena mucho más realista que la explicación de la Iglesia.

3. Tormenta solar. Fue una gigantesca EMC (eyección de masa coronal). Más conocida como “luces del norte” en Portugal. Verán, las llamaradas solares emiten partículas de alta velocidad que causan las luces del norte o aurora boreal. Eso lo explica todo. Porque todos sabemos que las auroras boreales se parecen en todo a que un sol que danza.

2. Presión de los demás. Había una presión social significativa para ver un milagro así que todos se autoengañaron para creer que lo vieron. ¿Que eran 70.000 personas? Es una presión social bastante fuerte. Sobre todo para la gente que lo vio a 20 millas de distancia.

1. Un eclipse. A estos chicos no les importa contradecirse. Sería un eclipse muy, muy local. ¿no lo habrían visto los astrónomos? Una razón de “bonus”: -1: la Evolución. Lamentablemente, esta viene del Instituto de Física de la Universidad Católica de Lovaina. La evolución nos ha dado el famoso “efecto de zoom y alejamiento”. Ocurre cuando ves una imagen a una distancia desconocida. Tu cerebro considera la posibilidad de que se acerque así que sin que lo sepas tu cerebro realiza un “zoom mental ilusorio, en que el tamaño aparente del objeto se incrementa progresivamente”.

Sucede por lo siguiente, dicen los científicos. La evolución nos fuerza a estar continuamente atentos por si se acerca algo peligroso para comérsenos, por si hemos de salir corriendo, así que nuestro cerebro hace zooms para asustarnos y salir corriendo. Cuando la idea de una aproximación no implica peligro real, el objeto vuelve a su lugar. Como el sol danzante. Asombroso. Setenta mil personas pensaron que el sol venía a comerlas. Cuando se dieron cuenta de que el sol no tenía dientes, lo devolvieron a donde pertenecía con “zooms y alejamientos”. ¡Podría ser mi teoría preferida!

¿Escuchar a estos científicos de alto nivel explicar los sucesos de Fátima no le han convencido para unirse al club de fans de Richard Dawkins? A mí tampoco.

sábado, 25 de octubre de 2008

Tirar para arriba de los demás






"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son mucho mejores. Pero hay quienes luchan toda la vida: esos son los imprescindibles".

Estas palabras de Bertolt Brecht nos invitan a pensar en lo necesarias que resultan esas personas que todos conocemos y que parece que nunca se cansan, que siempre están ahí, que siempre tiran hacia arriba del ambiente en el que están, que son un catalizador de todo lo positivo de quienes le rodean.

Si nos paramos a pensar, hay bastantes personas que son así, que han hecho natural en sus vidas esa estabilidad emocional y esa madurez que les hace acostumbrarse a tirar hacia arriba de los demás, pasando ellos casi inadvertidos. Sienten de vez en cuando, como todos, la tentación de dejar de hacer esa discreta y eficaz labor, se sienten a veces hartos de tener que escuchar, animar, mediar, conciliar... Sin embargo, quienes logran hacer todo eso de modo natural, y pasan a considerar ese esfuerzo como algo ordinario, son las personas que consiguen crear y mantener un ambiente de trabajo, de optimismo, de buen entendimiento entre todos. Son esos hombres o mujeres cuyo influjo muchas veces no se valora hasta el día en que faltan, y quizá entonces se ve que su papel era fundamental, que el clima positivo que había a su alrededor era fruto de que se habían acostumbrado a pensar en los demás, a no cansarse de ser paño de lágrimas de unos y otros, a decir con cariño y lealtad lo que se debía mejorar, a relajar la tensión que tantas veces se crea por simples nimiedades.

Me recuerda también aquella vieja película de Frank Capra titulada "Qué bello es vivir", en la que el protagonista está desesperado y a punto de suicidarse, y un simpático ángel le hace ver lo valiosa que ha sido su vida y lo mucho que ha repercutido para el bien de muchísimas personas. Para demostrárselo, le concede el privilegio de ver lo que hubiese sucedido en la vida de algunas de ellas si él no hubiera existido y por tanto no hubiera podido ayudarlas. Gracias eso, recupera la alegría de vivir y comprende todo lo que una existencia normal puede aportar en la vida de tantísima gente.

Todos podemos incorporar a nuestra vida esa actitud. Porque una palabra amable y conciliadora es fácil de decir, pero sin embargo, a veces nos cuesta llegar a pronunciarla. Nos detiene el cansancio, nos distraen otras preocupaciones, nos frena un sentimiento de frialdad o de indiferencia egoísta. Pasamos junto a personas a las que conocemos pero apenas las miramos a la cara y no reparamos en que sufren, y en que quizá sufren precisamente porque se sienten ignoradas o poco valoradas por nosotros. Bastaría una palabra cordial, un gesto afectuoso, e inmediatamente algo se despertaría en ellas: una señal de atención y de cortesía puede ser una ráfaga de aire fresco en lo cerrado de una existencia castigada en ese momento por la tristeza y el desaliento.

Muchas veces lo que impide esa buena actitud es nuestra impaciencia ante los defectos ajenos. Quizá esas personas que tanto nos impacientan tienen objetivamente esos defectos que tanto nos enfadan, pero si centramos ahí demasiado nuestra atención eso generará en nosotros una ansiedad que no ayuda nada, ni a ellas ni a nosotros, y puede acabar en algo parecido a una obsesión. Además, hay demasiadas veces en que esos defectos no son tales, sino diferentes y legítimos modos de ser. Si somos demasiado quejosos, quizá debemos ganar en reciedumbre interior y esforzarnos más en ser como esas personas de las que hemos hablado.


domingo, 19 de octubre de 2008

Pío XII y su revolución bíblica




Se cumplen 50 años de la muerte del Papa Pacelli

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 19 de octubre de 2008 (ZENIT.org).-


Durante décadas, la figura de Eugenio Pacelli, el Papa Pío XII, ha sido el centro de efímeras polémicas.

La controversia se ha encendido en las últimas décadas. Se debate sobre si el Papa hizo y dijo lo suficiente en defensa de los judíos y de otras víctimas de los nazis. El pontífice que guió a la Iglesia durante los terribles años de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, es víctima de una "leyenda negra", difícil de combatir y tan extendida que muchos la consideran más verdadera que los hechos históricos reales.

Una de las desagradables consecuencias secundarias de esta leyenda negra, que retrata falsamente a Pío XII como indulgente con el nazismo e indiferente por la suerte de las víctimas de la persecución, ha sido el dejar de lado o incluso ignorar las extraordinarias enseñanzas y aportaciones de este Papa que fue el precursor del Concilio Vaticano II.

Pío XII debe ser recordado por su encíclica "Mediator Dei", la gran obra preparatoria que condujo a la reforma litúrgica conciliar. Es el mismo Papa que, en la encíclica "Humani Generis", toma en consideración la teoría de la evolución. Pío XII también dio un notable ímpetu a la actividad misionera con las encíclicas "Evangelii Praecones", en 1951, y "Fidei Donum", en 1957, poniendo de relieve el deber de la Iglesia de proclamar el Evangelio a las naciones, como el Vaticano II reafirmaría ampliamente.

Una de las cuestiones más frecuentes, entre los muchos periodistas extranjeros que cubren el Sínodo sobre "La Palabra de Dios en la vda y en la misión de la Iglesia", tiene que ver con la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Pío XII en el contexto del sínodo.

A las 11:30 del día 9 de octubre, poco después de la sesión matutina del sínodo, Benedicto XVI presidía una Misa en la Basílica de San Pedro, a la que asistían, entre otros, todos los participantes del sínodo y muchas personas más para conmemorar este aniversario. Se me preguntaba numerosas veces en el centro de prensa del Vaticano, "¿Por qué tiene hoy lugar esta conmemoración en medio de un sínodo sobre la Biblia?", o, "¿Qué tiene que ver Pío XII con las Escrituras?".

Mi respuesta a la primera pregunta ha sido: "Porque el 9 de octubre es la fecha de su muerte en 1958, y hoy es 9 de octubre. ¿Cuándo iba el Papa a conmemorar este aniversario? ¿El día de Navidad?"

A la segunda pregunta, mi respuesta ha sido: "Todo. Pío XII tiene que ver con todo lo que está teniendo lugar en la sala sinodal y en los pequeños grupos y con cada persona del mundo católico que desee tomarse los estudios bíblicos en serio". Como el joven rico del Nuevo Testamento, algunos se fueron tristes por mis respuestas a sus preguntas.

Crítica bíblica

Un sínodo sobre la Biblia no puede ignorar ni olvidar el panorama de los estudios bíblicos católicos del último siglo. Los métodos físicos, históricos, lingüísticos, conocidos solo en los últimos 125 años, han producido un estudio científicamente crítico de la Biblia, un estudio que ha revolucionado los puntos de vista del pasado sobre la autoría, el origen y la datación de los libros bíblicos, sobre cómo fueron compuestos, y sobre los que los autores querían decir.

En los primeros 40 años del siglo pasado (1900-1940), la Iglesia católica romana tomó clara y oficialmente una postura en contra de tal crítica bíblica. La herejía modernista a principios del pasado siglo empleó la crítica bíblica, y las condenas oficiales del modernismo por parte del Vaticano hacían pocas distinciones entre la posible validez intrínseca de la crítica bíblica y el mal uso teológico que el modernismo hacía de ella.

Entre 1905 y 1915 la Pontificia Comisión Bíblica publicó una serie de conservadoras decisiones sobre la composición y la autoría de la Biblia. Aunque expresadas con matices, estas decisiones iban en contra de las tendencias de las investigaciones contemporáneas sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los eruditos católicos fueron obligados a dar su asentimiento a estas decisiones y a enseñarlas.

Tras 40 años de marcada oposición, la Iglesia católica en los cuarenta, bajo el pontificado de Pío XII, hizo un innegable cambio de rumbo hacia la crítica bíblica. Aquella encíclica de 1943 del Pontífice "Divino Afflante Spiritu" instruyó a los eruditos católicos para que usaran los métodos de acercamiento científico a la Biblia que hasta entonces les estaban prohibidos. Ahora era bueno que los eruditos católicos adoptaran los métodos previamente prohibidos. Un aspecto particular de la encíclica alejó definitivamente a los católicos del fundamentalismo: el reconocimiento de que la Biblia incluye muchas formas o géneros literarios diversos, no sólo historia.

En el plazo de 10 años, profesores preparados en crítica bíblica comenzaron a moverse en gran número en las aulas de los seminarios y universidades católicas, por lo que la mitad de los años cincuenta marcó la línea divisoria. En aquel tiempo el seguimiento del método científico llevó a los exégetas católicos a abandonar casi todas las posiciones sobre autoría y composición bíblica adoptadas por el Vaticano a comienzos del siglo.

Crítica histórica

"Divino Afflante Spiritu" produjo un enorme crecimiento en los estudios bíblicos católicos. Se prepararon nuevos profesores, y los resultados del cambio de postura hacia las Escrituras se comunicaron de forma gradual a la gente - los mismos pasos que había impulsado Pío XII. El "Papa Pacelli" abrió la aplicación del método histórico-crítico a la Biblia, y estableció las normas doctrinales para el estudio de la Sagrada Escritura, haciendo hincapié en la importancia de su papel en la vida cristiana. El autor citado con más frecuencia, tras la Sagrada Escritura, por los documentos del Concilio Vaticano II fue Pío XII.

Recordemos algunos hechos clave sobre la historia de Papa y sobre la misma historia. Pío XII dirigió a la Iglesia católica de 1939 a 1958. Inmediatamente antes de su elección, el entonces cardenal Eugenio Pacelli fue el secretario de estado del Vaticano. Él, más que ningún otra persona del Vaticano, conocía lo que estaba ocurriendo en el mundo. Pío XII no fue sólo el Papa de la Segunda Guerra Mundial, sino un pastor que, desde el 2 de marzo de 1939 hasta el 9 de octubre de 1958, tuvo ante sí un mundo en guerra en una época agitada.

Aquellos que atacan a Pío X suelen hacerlo por razones ideológicas. La campaña contra él comenzó en la Unión Soviética y fue luego sostenida en diversos ambientes católicos. Se puso en su contra el mundo comunista de una forma grave, dura y determinada.

Como Benedicto XVI apuntaba la mañana del día 9 de octubre en su homilía y homenaje a su predecesor, Pío XII, Hitler y sus seguidores más cercanos estaban motivados por un odio patológico hacia la Iglesia católica, que consideraban con acierto como la oponente más peligrosa a lo que ellos esperaban hacer en Alemania. Había una radical divergencia entre los nazis y la Iglesia católica. El Papa Pacelli no puede ser la persona a la que se denigra por algo que pertenece, de una manera compleja, a la comunidad mundial.

Los Papas no hablaban con la idea de hacerse una imagen favorable para el futuro. Sabían que el destino de millones de cristianos podía depender de cada una de sus palabras; tenían en mente el sino de hombres y mujeres de carne y hueso, no el aplauso o la efímera aprobación de los historiadores.

Prudencia

Pío XII no estaba preocupado por su reputación, sino con salvar vidas judías y esta fue la única decisión justa, que requirió sabiduría y una gran cantidad de coraje. El Papa protestó vehementemente contra la persecución de judíos, pero explicó en 1943 que no podía hablar en términos más dramáticos o públicos sin el riesgo de empeorar las cosas más de lo que estaban. La suya era una profecía en acción, que salvó las vidas de incontables víctimas del neopagano reino del terror nazi, más que declaraciones públicas potencialmente contraproducentes.

Desde la muerte de Pío XII hace 50 años, la Iglesia ha dado grandes pasos en forjar una relación más cercana con la fe judía. El Papa Juan Pablo II hizo de las relaciones judío cristianas una prioridad de su pontificado. Benedicto XVI ha seguido este camino. Ambos Papas han defendido con firmeza la actuación de Pío XII, mientras hablaban del silencio y la inacción de algunos otros católicos durante el holocausto.

En mi otra vida en Toronto, cuando no trabajo como "Deputati Notitiis Vulgandis" para los sínodos vaticanos sobre la Palabra de Dios, soy el "Director Exsecutivus Retis Televisifici Catholici ‘Salt and Light'". Esta semana tenemos como primicia nuestro último documental "Una Mano de Paz: el Papa Pío XII y el Holocausto".

Gracias a una generosa donación de los Caballeros de Colón, cada padre sinodal, experto, auditor y miembro del personal recibió una copia del documental la mañana del 9 de octubre durante el sínodo, Benedicto XVI recibió su copia el día anterior.

Nuestra esperanza es que este documental vierta luz y verdad sobre la vida de Pío XII, sus acciones proféticas, sus palabras valientes y sus significativas aportaciones al estudio de la Escritura y a la humanidad. Podemos aprender mucho de la sabiduría de Eugenio Pacelli, de su heroísmo, de su coraje y de sus gestos proféticos durante un periodo muy oscuro de la historia mundial.

Pío XII ha recibido muchos nombres. Ha sido un patrón y un intercesor importante para el ´sínodo que ha tenido lugar en el Vaticano. Le debemos muchos y le seguimos estando agradecidos por previsión, por su visión y amor a la palabra de Dios. Ojalá que este Siervo de Dios, en camino hacia la beatificación y canonización, siga intercediendo por todos nosotros para que descubramos nuevas formas de hacer que la palabra de Dios esté viva, sea conocida, amada y accesible al mundo.

Por el padre Thomas Rosica, CSB, portavoz de lengua inglesa del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra. Profesor universitario de Sagrada Escritura en Canadá, es director del canal de televisión canadiense Salt and Light.