sábado, 29 de septiembre de 2018

¿Perdonar es lo mismo que olvidar?

Perdonar es abandonar o eliminar un sentimiento adverso contra el hermano

Por: Redacción | Fuente: Rado María Argentina




En distintas situaciones de la vida, sufrimos ofensas, decepciones, tristezas o dolor provocados por otras personas. 

Esas sensaciones suelen ser difíciles de sobrellevar y aceptar. En ocasiones nos encerramos en ellas, y en otras, renunciamos al orgullo y buscamos la paz. 


Ante esto, surge la pregunta si perdonar es lo mismo que olvidar. El padre Sebastián García, de la Congregación Sagrado Corazón de Jesús en Capital Federal, dialogó con Radio María y reflexionó al respecto.



El Padre Sebastián indicó lo siguiente:

Hay tres dimensiones a considerar.
  1. La primera es que perdonar no es igual a olvidar.
  2. La segunda es tratar de no responder de la misma manera con el mal que me causaron.
  3. La tercera, es mirar la historia y dar gracias por las ofensas que sufrí, porque esconden un sentido redentor.
El desafío al que nos invita Jesús es el de vivir reconciliados. En primer lugar, perdonar significa renunciar a la venganza. Es no devolver al mal que me han causado con otro mal mayor.

Que una persona perdone de corazón no significa que vaya a olvidar el daño causado. Cuando vemos situaciones de personas que nos han herido o lastimado, es muy difícil olvidar, pero la no capacidad de olvido no hace imposible el perdón, sino al contrario. Con esa herida en el corazón y en el alma, puedo ofrecer una primera instancia de perdón

 

 

Ante el recuerdo doloroso, está la opción de perdonar



Muchas veces no nos vamos a olvidar del mal que nos causaron o que causamos, pero podemos perdonar, que es la capacidad de recrear un vínculo y renunciar a pagar el mal con el mal.


Desde la mirada creyente, esas situaciones en que me han ofendido o lastimado son ocasión y posibilidad de nueva vida. Yo le puedo dar gracias a Dios por las heridas de mi vida, por esta posibilidad de nueva vida, de ver desde una nueva perspectiva.


Si uno lee el Evangelio, ve que Jesús sufre las opresiones y las carga en su propia cruz. Si uno lo ve fríamente, perdonar no sirve. Pero si lo ves de una perspectiva de fe, perdonar es el acto en el que más nos asemejamos a Dios.


Nos hacemos más seres humanos y cristianos en la medida en que más perdonamos. A veces tenemos que perdonarnos a nosotros mismos, porque Dios perdona todo.


¿Quién sufre: el que odia o el que es odiado?

 

 

El Padre Ignacio Larrañaga nos dejó una meditación sobre el perdón que vale la pena dejar como aporte en este espacio:


Pocas veces somos ofendidos; muchas veces nos sentimos ofendidos.


Perdonar es abandonar o eliminar un sentimiento adverso contra el hermano.


¿Quién sufre: el que odia o el que es odiado? 


El que es odiado vive feliz, generalmente, en su mundo. El que cultiva el rencor se parece a aquel que agarra una brasa ardiente o al que atiza una llama. Pareciera que la llama quemara al enemigo; pero no, se quema uno mismo.


El resentimiento solo destruye al resentido.


El amor propio es ciego y suicida: prefiere la satisfacción de la venganza al alivio del perdón. Pero es locura odiar: es como almacenar veneno en las entrañas.


El rencoroso vive en una eterna agonía.


No hay en el mundo fruta más sabrosa que la sensación de descanso y alivio que se siente al perdonar, así como no hay fatiga mas desagradable que la que produce el rencor. Vale la pena perdonar, así como no hay fatiga más desagradable que la que produce el rencor. Vale la pena perdonar, aunque sea solo por interés, porque no hay terapia mas liberadora que el perdón.


No es necesario pedir perdón o perdonar con palabras. Muchas veces basta un saludo, una mirada benevolente, una aproximación, una conversación. Son los mejores signos de perdón.


A veces sucede esto: la gente perdona y siente el perdón; pero después de un tiempo, renace la aversión. No asustarse. Una herida profunda necesita muchas curaciones. Vuelve a perdonar una y otra vez hasta que la herida quede curada por completo. (Padre Ignacio Larrañaga)



Publicado originalmente en Radio María Argentina

sábado, 22 de septiembre de 2018

10 formas de monitorear como usan el Internet tus hijos

Propuestas para guiar a tus hijos en ese mundo virtual

Por: P.J.G. | Fuente: Religión en Libertad




Los medios de comunicación son más poderosos y atrayentes que nunca. Los adultos que hoy tienen hijos pequeños o adolescentes crecieron con la radio, la TV ya de bastantes canales y algunos videojuegos. Pero la situación para nuestros hijos es distinta: pantallas adictivas por todas partes, en el bolsillo, el coche, la playa... Es una distracción exagerada e inacabable. Y hay muchos menos controles, porque nadie controla Internet.


Es irresponsable por parte de los padres dejar que los niños se autorregulen: ¡todo en Internet está diseñado para enganchar y los niños y adolescentes se pueden atracar indefinidamente! El padre responsable es el que debe poner límites y monitorizar el uso.


Mark Merrill (www.markmerrill.com), de la fundación Family First, que difunde programas y webs como All Pro Dad e iMOM para equipar a los padres de hoy, un comentarista habitual en debates sobre familia y educación de los hijos, propone 10 ideas que ayudarán a los padres a guiar a sus hijos. Nos inspiramos en ellas.



1. Sé proactivo, conoce el software y echa un vistazo a su historial
"La biblioteca de iPod e iTunes de tus hijos y las cuentas de Pandora o Spotify cuentan una gran historia; mira lo que escuchan. Familiarízate con el software y conviértete en el administrador del programa".


2. Averigua qué es popular ahora
Si sabes qué canciones, películas, juegos y programas de TV son los más populares hoy será más fácil decidir a qué se arriesgan tus hijos, y qué pueden usar.


3. Sigue a tus hijos en sus redes: hazte follower
Hazte "amigo" de Facebook de tu hijo, o "seguidor" en Twitter, Instagram y Snapchat. Es importante ver lo que tus hijos están publicando allí. Si alguien debe tener acceso a la actividad on line de tu hijo, ¡eres tú, su padre!


4. Busca filtros parentales y otras ayudas tecnológicas para controlar mejor
El auge de iPads, computadoras portátiles, teléfonos inteligentes y similares dificulta poder controlar tantos dispositivos. Un padre ha de poder ir a un profesional, un proveedor de servicios, para conocer las sobre restricciones parentales por cable e internet. Además, hay que examinar (hablar en la tienda) la posibilidad de colocar un filtro de control en el smartphone de tus adolescentes.


5. Predica con el ejemplo: que tus hijos vean cómo usas los medios
Asegúrate de que tus hijos vean cómo usas los medios: qué películas o series ves, qué escuchas, con quien chateas... Cuantos menos secretos, mejor predicarás con el ejemplo. (Que sepan que ves tal o cual serie no significa que ellos tengan permiso para verla hasta tener la edad adecuada).


6. Conoce a los amigos de tus hijos... y que sus familias te conozcan
Tus hijos tienen amigos, y sus amigos tienen padres, familias con sus propias reglas. Esas otras familias han de conocer cuáles son las reglas de tu casa, las que habéis establecido. La comunicación con otros padres y familiares es clave si deseamos que se cumplan nuestras normas incluso cuando los hijos están en otro lugar.


7. Aprovechemos el tiempo, la vida
Asegúrate de que tus hijos no están perdiendo su tiempo de vida atrapados en los medios y el móvil. Aliéntalos a pasar tiempo real con sus amigos y familiares, a tener tiempo de calidad sin pantallas.


8. Haz que su habitación sea un santuario, no un escenario
La televisión, el ordenador y otras pantallas deberían estar en zonas comunes, como una sala de estar, no en la privacidad de las habitaciones. Las habitaciones son para relajarse sin pantallas.


9. Sé responsable y coherente con tus normas
Como padre, has de explicar a tus hijos por qué tus normas son buenas, y la mejor forma es cumpliéndolas tú tambien de forma consistente.


10. Lo más importante: abiertos y transparentes
Comunicación abierta, puerta abierta, estar abierto a conversar, estar abierto a las preguntas, estar abierto a respetar, estar abierto a revisar y mejorar las reglas... Si un padre practica eso, ayudará a toda la familia.


El artículo se publicó originalmente en markmerrill.com
Traducido y adaptado por nuestros aliados y amigos:
ReligionEnLibertad.com

sábado, 15 de septiembre de 2018

El increíble poder que se manifiesta al bendecir los alimentos en público

Un sencillo y público acto de fe

Por: Randy Hain | Fuente: integratedcatholiclife.org // Pildoras de fe



"Nuestro comportamiento será el terreno de prueba de nuestras más profundas convicciones. Esta firmeza en la Fe es a menudo un excelente testimonio para las creencias de un Cristiano. En algunos casos puede llevar a las personas a empezar su regreso a la Casa del Padre" (Francis Fernandez; En Conversación con Dios). 
Hace algunas semanas almorcé con uno de mis nuevos clientes, una ejecutiva de recursos humanos, con bastante antigüedad en una empresa con base en Atlanta. Nuestra sociedad de trabajo ha estado muy centrada en los negocios desde el principio y yo quería forjar una conexión personal más fuerte, la cual ya disfruto con la mayoría de mis otros clientes.


Platicamos un poco acerca de algunos asuntos hasta que llegó nuestra comida. Yo dije que iba a bendecir nuestros alimentos y que era bienvenida si quería unirse. Mientras hice la Señal de la Cruz y empecé a orar, me di cuenta de que ella también hizo la Señal de la Cruz. Sonreí para mis adentros y dije una oración en silencio por la oportunidad que se me daba.


Entre bocados de ensalada le pregunté a que Parroquia asistía, me lanzó una mirada divertida antes de decirme el nombre y después agregó "esa es una larga historia". Le dije que me encantaría escucharla y durante la siguiente media hora hablamos acerca de su trayecto por la fe, de cuánto amaba su parroquia, de su devoción a la Madre Bendita y su vida de oración.


De esta forma, el incómodo intercambio centrado en negocios del principio se había tornado en una amigable conversación acerca de nuestra Fe Católica compartida. Definitivamente logré mi meta de tener una conexión personal más fuerte.


Mientras nos preparábamos para marcharnos, me compartió que nunca hablaba de su Fe en encuentros de negocios y que realmente disfrutó nuestra conversación. Luego cuando nos marchábamos del restaurante, conjeturamos acerca de por qué los Católicos no discutimos acerca de la Fe tan abiertamente como lo hacen Nuestros Hermanos Separados (Protestantes).


Yo sugerí que podría ser miedo de persecución o falta de confianza para defender las enseñanzas de la Iglesia. Ella sugirió que todo se reducía simplemente a coraje. Le pedí que me explicara y su respuesta fue, "Cuando hiciste la Señal de la Cruz en un restaurante lleno de personas y dijiste la bendición para que todos escucharan, me di cuenta de que yo nunca lo hago. Mi miedo de decir una simple bendición es un claro recordatorio para mí de que no tengo el coraje para compartir mi Fe más allá de mi zona de confort. Estoy agradecida porque tú no le temes a eso y también por esta maravillosa conversación".


Cuando manejaba de vuelta a mi oficina reflexioné acerca de otras incontables comidas de negocios durante los últimos años, las cuales se habían tornado en discusiones de Fe, tal vez por el simple acto de hacer la Señal de la Cruz y bendecir la comida. Yo no se si veo esto tan valiente como seguir la llamada de Cristo y las enseñanzas de nuestra Iglesia. 


Definitivamente es alimento para el pensamiento y merecedor de una cuidadosa reflexión.
¿Que sucedería si cada uno de los que leemos esto hacemos un simple compromiso para hacer la Señal de la Cruz y decir una bendición en cada comida de ahora en adelante, sin que nos importe quién nos acompaña?


¿Cuántas increíbles discusiones de Fe sucederían como resultado de este simple y público acto de fe? Yo fácilmente podría discutir la contra parte y compartir los posibles resultados negativos, pero ¿Podemos vivir como Católicos creyentes si estamos paralizados por el miedo? Yo creo que la respuesta está en las palabras de Jesús:


"A cada uno que me reconozca delante de los otros Yo lo reconoceré delante de mi Padre Celestial. Pero a cualquiera que me niegue delante de los otros, Yo lo negaré delante de mi Padre Celestial" (Mateo 10:32-33).
Este artículo fue publicado originalmente en: Integrated Catholic Life
Adaptado y traducido por Ana Lucía Velásquez para nuestros aliados y amigos:
PildorasDeFe.net

sábado, 8 de septiembre de 2018

La fidelidad de los sacerdotes





El director del Grupo ACI, Alejandro Bermúdez, nos ofrece a diario reflexiones en audio y vídeo sobre temas de actualidad en los que los católicos necesitamos tener una posición clara e informada. Compártelo con tus amigos, tu comunidad o en tu medio de comunicación católico.

sábado, 1 de septiembre de 2018

¿Qué hacer cuando un ser querido desea morir?

¿Derecho a morir o a dejar de sufrir?

Por: Redacción | Fuente: yoinfluyo.com




Hablar de la muerte natural de un familiar siempre es difícil debido a los sentimientos de tristeza, vulnerabilidad y enojo; los cuales no estamos preparados para enfrentar y vivir con ellos. Pero ¿qué sucede cuando es nuestro ser querido el que nos habla y manifiesta su deseo de morir?



Actualmente se habla del derecho de autodeterminación para personas que tienen enfermedades terminales o crónico degenerativas y se dice que ellos tienen la supuesta “libertad de elegir una muerte digna”. Entre los principales argumentos que esta postura manifiesta, son que la persona es el único juez para determinar cuándo ha llegado su hora de morir ya sea porque no quiere ser una carga para su familia o porque el dolor es intolerable.



Muchas personas podrían justificar estos procedimientos con el hecho de querer “ayudar” a los enfermos, sin embargo, los expertos hablan de que el principal objetivo del deseo de muerte anticipada que existe en los enfermos terminales no es acabar con su vida sino terminar con el sufrimiento, ya que se desarrollan sentimientos de soledad, culpa e inutilidad y aunado a los dolores físicos propios de la enfermedad, los lleva a pensar en la muerte como la única solución.



Un estudio realizado en España en el 2014 con 30 pacientes terminales arrojo que el binomio familia-salud son determinantes para obtener el sentido de dignidad al final de la vida y se relaciona con 3 dimensiones fundamentales: la adaptación, la esperanza y el apoyo. Es decir, el verdadero sentido que podemos encontrar en nuestra vida ante un panorama de excesivo sufrimiento es el amor reciproco hacia nuestros seres queridos. Como decía el filósofo Nietzsche: “Quien tiene algo porqué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”.



En Red Familia te invitamos a que te acerques y conozcas acerca de los cuidados paliativos para recibir una adecuada información y puedas despedirte de tu familiar de una manera humana, digna y amorosa. Porque en el amor y el apoyo de la familia, está la solución.