ROMA, jueves 25 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).-
Ahora es posible prepararse espiritual y cristianamente a la Navidad. Una página ofrece recursos en la Red para orar, reflexionar, encender las velas de Adviento y vivir este tiempo litúgico que se abre a la Esperanza de la llegada de Jesús.
La postal virtual preparada por la Red Misión México, ha sido dada a conocer a ZENIT por Pablo Gómez Gallardo, coordinador de la iniciativa
Red Misión México, a través de su portal de recursos en línea MissionKits.org, ha publicado una postal virtual para este tiempo litúrgico, como ya hiciera para Navidad, Cuaresma y Pentecostés.
Según explica Gómez Gallardo, “esta vez se trata de una tarjeta de Adviento, en la que una persona puede encender semana a semana una de las cuatro velas de la corona, al mismo tiempo que puede escuchar una reflexión en video para cada semana y otra explicando el origen de la corona de Adviento”.
“Creemos –añade- que es muy importante empezar desde ahorita la preparación para la Navidad, y es por esto que no quisimos esperar para enviar una tarjeta de Navidad, que por supuesto lo haremos en su momento”.
La tarjeta en línea tiene muchas ventajas, señala el coordinador de la iniciativa, entre ellas, el poder compartirla fácilmente, ya sea por correo de forma personalizada o por Facebook y Twitter.
También se puede hacer una suscripción para recibir cada semana un recordatorio para encender la siguiente vela, así como imprimir una oración para el rezo en familia.
Una iniciativa que se puede compartir con todos los familiares y amigos, facilitando así la preparación a la buena noticia que se renueva cada año en Navidad.
CIUDAD DE VATICANO, sábado, 27 noviembre 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito el director de "L'Osservatore Romano", Giovanni Maria Vian, con motivo del último consistorio de creación de 24 nuevos cardenales y de la publicación del libro-entrevista de Benedicto XVI.
* * *
En su tercer consistorio para la creación de nuevos cardenales Benedicto XVI decidió honrar con la púrpura a algunos de sus colaboradores en la Curia romana y a otros obispos "elegidos de las diferentes partes del mundo", que así desde hoy son todavía más cercanos al Sucesor de Pedro, en el servicio único e insustituible que presta a la comunión católica. Según una dimensión colegial que ciertamente no es una novedad en la Iglesia de Roma, pero que se advierte con más evidencia en las reuniones del Colegio cardenalicio -como la que abrió con la oración y la reflexión el consistorio del sábado 20 de noviembre- y, en los últimos decenios, en las numerosas asambleas (ordinarias, extraordinarias y especiales) del Sínodo de los obispos.
Jesús nuestro Señor, Dominus Iesus, encomendó al primero de los Apóstoles -dijo su actual sucesor- el mandato de "reunir a los pueblos con la solicitud de la caridad de Cristo". En una dimensión universal y, por tanto, propiamente católica, según una lógica de gobierno que ciertamente no es la del mundo. Y que, por consiguiente, el mundo a menudo no comprende, al pretender representar a la Iglesia según esquemas y estereotipos, que en general son de escasa ayuda para comprender su verdadera naturaleza. Aunque persistan culpas, imperfecciones y defectos, vinculados de forma inevitable y fatal a todo ser humano y, por eso, también a quien forma parte de la Iglesia.
Así el ejercicio de la autoridad según la palabra de Cristo -la "mentalidad de Dios" dijo el Papa- debe mirar al camino recorrido por el Maestro, que para quien se ha encontrado con él en su vida significa saberse abandonar a la providencia de Dios, según decisiones que "nunca son fruto de un proyecto propio o de una ambición" y que en cambio conllevan la lógica de la cruz. Esto, entre otras cosas, es lo que quiere significar el color de la púrpura, que expresa la disponibilidad a servir al Señor y a su Iglesia hasta el martirio de sangre (usque ad effusionem sanguinis), en comunión con el Sucesor de Pedro.
Y lo que está en juego es realmente importante para todos, muy por encima de interpretaciones políticas o instrumentales. Benedicto XVI lo explicó con sencillez y claridad, el verano pasado, a Peter Seewald en una larga entrevista, publicada ahora en un libro que ya en el título -Luz del mundo- confirma que la mirada de Joseph Ratzinger siempre ha estado dirigida a Cristo, el único que ilumina "al Papa, a la Iglesia y los signos de los tiempos", reza el sugestivo subtítulo. Pablo VI y más tarde, varias veces, Juan Pablo II, ya se habían confiado a intelectuales, escritores y periodistas. Lo mismo hizo el cardenal Joseph Ratzinger en tres ocasiones, suscitando un notable interés editorial y premiando una elección de comunicación eficaz y adecuada a la modernidad, que Benedicto XVI ha innovado luego de modo radical con la obra dedicada a Jesús de Nazaret. No es difícil prever que también este libro -en el cual el Papa se presenta sin ningún fingimiento y sin recurrir a particulares estrategias comunicativas, que en cambio tanto gustan a muchos comentaristas- va a tener una amplia difusión. Y todo el mérito es de Benedicto XVI que sabe plantear, con palabras nuevas y sin eludir ninguna pregunta, sobre todo la cuestión de Dios. Aquel que en Cristo -como subraya con un lenguaje bíblico en la última respuesta a su entrevistador- "vino para que podamos conocer la verdad. Para que podamos tocar a Dios. Para que la puerta quede abierta. Para que encontremos la vida, la vida verdadera, que ya no está sometida a la muerte".
Con ocasión del Consistorio en el que el Papa Benedicto XVI creará este sábado 20 de noviembre 24 cardenales, se realiza en el Vaticano un encuentro de oración y reflexión con los miembros del Colegio Cardenalicio en el que se tratan cuatro importantes temas: la libertad religiosa en el mundo, la liturgia en la Iglesia hoy, el ingreso de anglicanos a la Iglesia Católica y la respuesta eclesial a los abusos sexuales.
En el aula nueva del Sínodo de los Obispos el Papa Benedicto XVI saludó a los 150 cardenales presentes, entre los que se encontraban los 24 que serán creados cardenales este sábado, a quienes recordó la importancia de anunciar el Evangelio, que en la historia encuentra diversas oposiciones.
"La relación entre verdad y libertad es esencial, pero hoy se enfrenta al gran reto del relativismo, que parece completar el concepto de libertad pero en realidad corre el peligro de destruirla proponiéndose como una verdadera ‘dictadura’. Nos encontramos, por lo tanto en un tiempo de difícil compromiso para afirmar la libertad y anunciar la gran verdad del Evangelio y de los grandes logros de la cultura cristiana", dijo.
Sobre la liturgia el Santo Padre resaltó su importancia fundamental porque en la vida de la Iglesia la liturgia es "el lugar de la presencia de Dios con nosotros".
Después se han afrontado dos temas de discusión: la situación de la "Libertad religiosa en el mundo y nuevos desafíos", con la relación introductoria del Secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone, y la "Liturgia en la vida de la Iglesia hoy", con la ponencia del Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Antonio Cañizares Llovera.
El Cardenal Bertone trazó una visión panorámica de los intentos de limitar la libertad de los cristianos en diversas partes del mundo, invitando en primer lugar a reflexionar sobre la situación religiosa en los países occidentales donde se asiste a un proceso de secularización, con tentativas de marginación de los valores espirituales de la vida social.
En segundo lugar expuso la situación de la libertad religiosa en los países islámicos, recordando las conclusiones a las que ha llegado la reciente Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio que se celebró entre el 10 y el 24 de octubre. El Cardenal expuso la actividad de la Santa Sede y de los episcopados locales en defensa de los católicos, tanto en Occidente como en Oriente. Así recordó el compromiso de la Santa Sede en ámbito internacional para promover frente a los Estados y a las Organizaciones de las Naciones Unidas el respeto de la libertad religiosa de los creyentes.
Por su parte el Cardenal Cañizares resaltó la importancia de la oración litúrgica en la vida de la Iglesia, remitiéndose a la doctrina del Concilio Vaticano II y al magisterio del Papa Benedicto XVI. De manera particular subrayó la importancia de la fidelidad a la vigente disciplina litúrgica.
En el curso del amplio debate han intervenido 18 cardenales. También se han abordado las graves dificultades que la Iglesia encuentra en la defensa de los valores fundados en el mismo derecho natural, como el respeto de la vida y de la familia.
Por la tarde hay previstas dos comunicaciones. La primera será del Cardenal William Joseph Levada, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), sobre las Normas de la Santa Sede: para acoger en la Iglesia Católica a los sacerdotes y fieles anglicanos, y para defender a los menores víctimas de abuso por parte de algunos miembros del clero.
La segunda intervención está a cargo del Arzobispo Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y Secretario de la CDF, que hablará de la actualidad de la Instrucción "Dominus Iesus", sobre Jesucristo, a diez años después de su publicación.
"¿Cómo se sentiría si le dieran un producto fallado?", con estas palabras un padre de familia justificó ante la prensa su decisión de demandar a una clínica de fertilidad que –asegura– lo estafó con un tratamiento de fecundación in vitro por el que una de sus mellizas nació con Síndrome de Down.
En declaraciones a Radio Programas del Perú, Walter Gonzáles y Ana María Rodríguez, denunciaron a la clínica Concebir de esta capital por el nacimiento de su hija Mariana, que ya tiene nueve meses de edad, quien a diferencia de su hermana sana, presenta Síndrome de Down y complicaciones congénitas.
La pareja afirmó que pagó 15 mil dólares por el tratamiento completo de fecundación in vitro. La madre declaró que la clínica los había estafado pues les prometieron "los mejores embriones: los más vivos, los más capacitados" y no cumplieron.
"Fui con muchas ilusiones, con todas la ganas de tener un bebé, invertí tiempo, dinero y viajes, para ahora ver a mi hija sufrir. Ellos me prometieron tener un bebé sano, robusto, y ahora la veo decayendo postrada en una cama sin poder hacer su vida normal", agregó la madre.
Ahora exigen el pago de un millón de soles (unos 350 mil dólares) como reparación por mala praxis y para dar una mejor calidad de vida a la bebé, cuyo nacimiento –alega la madre– pudo evitarse si la clínica "hacía un análisis genético antes de implantar los embriones".
El padre acusa al médico tratante, identificado como Ivo Vlásica, de no ofrecerles el análisis. "En ese examen se hubiera determinado los problemas de mi hija y no hubiéramos permitido la implantación, para que cuando nazca no sufra como está sufriendo ahora", señaló.
"Esto le podía pasar a cualquier persona. Podíamos detectarlo antes de los tres meses, pero quedaba a nuestra responsabilidad si decidíamos tenerlas o cortar con el embarazo", dijo el padre.
Vlásica declaró a RPP que sí informó a la pareja del examen, pero que esta prefirió no realizarlo. También explicó que los padres firmaron un documento en el que se especifica que "hay un 4 por ciento de riesgo en la población mundial de que el niño nazca con algún mal y no hay ciencia que pueda evitarlo".
En declaraciones a ACI Prensa, la presidenta de la organización pro-vida y familia CEPROFARENA, Gloria Adaniya, lamentó que casos como éste manifiesten una visión mercantilista de la procreación y recordó que el hijo "no debe ser considerado un objeto de propiedad".
"Nadie puede diseñar un tipo de bebé porque no se está hablando de objetos sino de vidas humanas. El ser humano, es un regalo de Dios y es un regalo del matrimonio, y no estamos en condiciones de estar eligiendo cómo debe ser", indicó.
La doctrina católica se opone a la fecundación in vitro por dos razones primordiales: primero, porque se trata de un procedimiento contrario al orden natural de la sexualidad que atenta contra la dignidad de los esposos y del matrimonio; segundo, porque la técnica supone la eliminación de seres humanos en estado embrionario tanto fuera como dentro del vientre materno, implicando varios abortos en cada proceso.
Los que conocen la vida de Gaudí nos dicen que uno de sus libros de cabecera era el titulado El Año Litúrgico, del abad Dom Prosper Guéranger, libro que tuvo gran divulgación entre los estudiosos y los fieles a inicios del siglo XX en Cataluña.
Gaudí era un admirador de la liturgia cristiana y de su estética. Esto explica que proyectara el templo de la Sagrada Familia como una gran catequesis de la Iglesia, tal como ésta se expresa a lo largo del año litúrgico.
Si contemplamos el templo por fuera, con sus dieciocho campanarios y sus fachadas y muros, nos hallamos ante la realidad de la Iglesia: la torre más alta o campanario dedicado a Jesucristo; la rodean los cuatro evangelistas; en el ábside, como seno materno, la Virgen María; y los doce apóstoles, distribuidos en grupos de cuatro en cada una de las tres fachadas principales: Nacimiento, Pasión y Gloria.
Se ha dicho que una de las innovaciones geniales de Gaudí consistió en sacar el contenido de los retablos interiores, pasándolo al exterior, a las fachadas. Por eso cada una de ellas es como un gran retablo que ofrece al visitante o al fiel la contemplación de los misterios de la infancia, pasión y resurrección del Señor, su mensaje de vida en las bienaventuranzas y los sacramentos, la profesión de fe y la creación y la glorificación de la humanidad (fachada de la Gloria). La contemplación continúa en los muros y los ventanales, donde vemos las figuras de los santos y santas, decorados como frutos del Espíritu Santo. Y en los ventanales mayores se pueden contemplar los símbolos eucarísticos.
Si observamos el templo por dentro, que es el espacio de la celebración, también hallamos el misterio de la Iglesia. La construcción de la nave está inspirada en la visión del profeta Ezequiel -en el capítulo 47- y en la visión de la Jerusalén celestial, que se encuentra en el capítulo 22 del libro del Apocalipsis.
Cuando el visitante entre en la nave se hallará como ante un bosque de palmeras. Pero cada uno de estos árboles -las columnas- está dedicado a una Iglesia particular. Están así representadas todas las diócesis, tanto las de aquí como las del mundo entero. Gaudí pensó un templo de verdad católico y universal, por ello simbolizó en él los cinco continentes del mundo y tiene tanto sentido que sea el Papa quien presida su dedicación.
Por lo que se refiere a las columnas, podemos añadir que son un conjunto de cincuenta y dos. Son todos los domingos del año. Las que rodean el presbiterio están dedicadas al Adviento y a la Cuaresma; las cuatro del crucero, a la Navidad, Ramos, Pascua de Resurrección y Pentecostés; las del transepto, al tiempo pascual; y el espacio de las cinco naves a los domingos de todo el año.
Todo lo cual, aunque sea dicho en forma de sumario, justifica que podamos afirmar que la Sagrada Familia es un templo único en el mundo a causa de su simbología bíblica y litúrgica, y también por las innovaciones propiamente técnicas utilizadas en su construcción. Su simbología religiosa explica que un nuncio del Papa en España, monseñor Rangonesi, al visitar en el año 1915 el templo y escuchar las explicaciones de boca de Gaudí en persona, cuando acabaron la visita, le dijera entusiasmado: "¡Usted es el Dante de la arquitectura!"