sábado, 29 de noviembre de 2014

Con “N” de nazarenos

Hace unos meses, en julio de este año, empezaron a aparecer, en la casa de Nabil, Mariam, Abida, Khalid y otros ciudadanos iraquíes, una “ن” pintada en la fachada de sus casas. Un símbolo que significaba que los habitantes de esa casa eran “nazarenos”, es decir, cristianos.
Estaban siendo señalados como objetivos, “targets”. Quizás todavía no se sabía qué implicaba exactamente, pero estaban señalados. Señalados por no someterse a la sharía, lo que les convertía inmediatamente en malos ciudadanos. Inquietante estigma que presagiaba tempestades futuras.
No hizo falta esperar mucho para que la amenaza, como sabemos, se convirtiera en realidad. El ISIS está demostrándonos que sí que existe el mal en estado puro, y enseñándonos de lo que es capaz la crueldad humana encendida por un fanatismo enemigo de la razón…ante la práctica pasividad de la comunidad internacional.
En este contexto surgió la conocida campaña en las redes sociales que promovía ponerse la “N”, la “ن” en tu perfil de twitter o de FB. Esto me hizo pensar que en Occidente quizás también están empezando a marcar con la “N” nuestras casas. Que en Occidente también hay una sharía.
“¡Absurdo!”-dirán algunos-“Europa, Occidente está construido sobre la tolerancia y el pluralismo. ¿De qué estás hablando?”
Leo en los periódicos que Annise Parker, alcaldesa de Houston, lesbiana declarada y paladina del activismo LGBT  ha llevado a juicio a varios pastores de distintas iglesias cristianas para obligarles a entregar todos los sermones (y las comunicaciones dirigidas a los miembros de las respectivas iglesias), – y así hacer que las examinen los abogados del Ayuntamiento-, en los que se traten temas sobre homosexualidad o identidad de género. Armada con su ley insignia contra las discriminaciones de género, la “Houston Equal Rights Ordinance” (Hero), amenaza con utilizar los sermones de algunos religiosos locales en los tribunales contra ellos.
No es un hecho aislado. Hace poco era noticia la imputación de un edil de Iniciativa per Catalunya – Verds  por un presunto delito contra los derechos fundamentales al retuitear “quemar iglesias me parece una barbaridad si no hay nadie dentro” Y quien hojee a diario los periódicos con ojo crítico, encontrará fenómenos similares. Prueba de ello es el Informe del Observatorio sobre la Intolerancia y Discriminación contra los Cristianos en 2013, que contiene 241 casos documentados de intolerancia tanto contra cristianos individuales como contra instituciones, incluyendo atentados contra la libertad religiosa, la libertad de expresión, la libertad de conciencia, la discriminación política, la exclusión de los cristianos de la vida política y social, la afrenta a símbolos religiosos, y finalmente los insultos, difamación, incidentes de odio, vandalismo y profanaciones. Según declaraciones de Gudrun Kugler, directora de este Observatorio, “el incremento del laicismo en la sociedad europea deja cada vez menos espacio al cristianismo. Algunos gobiernos y actores de la sociedad civil buscan excluir en vez de reconciliar. Nos han llegado numerosos casos de intolerancia contra los cristianos. Buscándolos, documentándolos y publicándolos, esperamos crear conciencia”.
En ese sentido el sociólogo Massimo Introvigne apuntaba, ya en 2012: “Primero se empieza con la intolerancia, que es un hecho cultural. Después se pasa a la discriminación, que es un conjunto de normas jurídicas. Al final se llega al tercer estado: los verdaderos crímenes de odio, la violencia en contra de los cristianos. Si no se pretende llegar a la violencia, hay que detenerse antes, frenar la intolerancia y la discriminación”.
Pero, ¿por qué contra los cristianos? ¿Cuál es la “sharía” que han incumplido? Es difícil resumirlo en unas líneas. Podría decirse que en las últimos siglos en la mentalidad occidental ha ido configurándose un nuevo credo, un credo que parte de la proclamación de la no existencia de verdades absolutas. Para este nuevo credo, la ciencia es la única forma de conocimiento que nos proporciona “dogmas” más o menos fiables, y por lo tanto es la encargada de explicarnos la totalidad de la realidad, todo lo que existe. Lo que no puede ser explicado por la ciencia son “verdades blandas”: valores, religiones, cultura, filosofía… opiniones subjetivas, al fin y al cabo, que en última instancia dependen del sistema de valores privados al que comulga – o que se construye- cada uno. El universo es fruto del Big Bang y de la Evolución (con mayúscula inicial), y el hombre, en última instancia, es una pelota de células, sin más fundamento que su “dato biológico”.
Sin embargo, pese a su profesión de relativismo, este credo también tiene unos mandamientos, un decálogo de valores “duros”. En la cúspide: la libertad (o autonomía), valor supremo. El único límite a tu libertad es la libertad del otro. Se sigue la tolerancia como valor “segundo”: como el valor supremo es que todos seamos libres eligiendo nuestros valores, “debemos” respetar los valores de los demás. La felicidad del hombre está en poder ejecutar libremente su propio proyecto de realización personal. La primacía de la libertad-autonomía-autodeterminación del sujeto, sumado al principio de tolerancia, llevan a la democracia como “valor tercero” o derivado, en cuanto forma de gobierno capaz de garantizar estos dos valores en el orden público.
De esta Trinidad aparentemente simpática e inofensiva se desprende toda una serie de consecuencias, como la autoconstrucción del hombre: como no hay más “naturaleza” que la dada por la biología, y no hay valores objetivamente válidos, el hombre puede hacer de sí mismo lo que quiera: el único límite es el factual, lo que de hecho la ciencia puede o no hacer en él. Léase esto con la ideología de género como trasfondo, y el tema del transexualismo como ejemplo más vanguardista. Clonación, eugenesia, eutanasia…y una serie de consecuencias que sería demasiado largo enunciar aquí.
Por otra parte, aunque el hombre es libre de elegir sus valores, suele primar una mentalidad romántica de libertad-felicidad entendida como espontaneidad: seguir tus impulsos. Ello explica también la importancia radical dada a la sexualidad, exacerbada y omnipresente, entendida como una necesidad y un hecho meramente físico, como mucho “coloreado” emocionalmente.
Las creencias religiosas se sitúan al mismo nivel que los sistemas de valores de cada hijo de vecino, o, para una visión más cientifista, inmediatamente por debajo, ya que se supone que los valores de los no creyentes están basados en la razón, mientras que la religión adolece de esa racionalidad: es sólo una experiencia subjetiva, como un enamoramiento. Por ello, se le trata como un “hobby privado”, y se busca aislarla del orden público (educación, político, sociedad, ciencia…), pues es percibida como una fuente de conflictos y de violencia.
Saltan ya a primera vista algunas contradicciones e inconsistencias evidentes de esta nueva “religión”. Pero ya analizaremos todo esto a fondo otro día. El punto de hoy es hacer ver que esta “religión” existe, y tiene su propia Inquisición. La neutralidad total no es posible. Si una cultura, una sociedad, un Estado prescinde de unos valores, y de un “Absoluto” que los funda, otro absoluto pasa a ocupar su lugar. Es un “horror vacui” espontáneo, una ley cuasi física. Cuando el marxismo comunista proclamó la muerte de Dios y la desaparición del Más allá, instauró a la vez el paraíso de la futura sociedad perfecta, el santoral revolucionario (con reliquia-momia de Lenin incluida) y el Imperio del Estado Comunista. Ése fue el nuevo ídolo ante el que se debía uno postrar y ofrecer sacrificios humanos (que fueron millones).
Sacrificios humanos. Los cristianos en Occidente están empezando a ser señalados. Señalados por no someterse a la sharía, por desentonar en el Matrix relativista de lo políticamente correcto. No se sabe todavía qué ISIS en incubación ejecutará la sentencia. Tal vez no corra la sangre. O sí. Pero están ya señalados. Pronto sólo quedará doblegar la rodilla ante los nuevos dioses, o pagar las consecuencias de no someterse al sistema.
Y tú, a todo esto, ¿llevas tu “N”?

 POSTED BY IN Actualidad | Cultura

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