2016-08-04 Radio Vaticana
(RV).- Con ocasión del VIII Centenario del Perdón de Asís, la indulgencia que San Francisco pidió a Honorio III en 1216, el Papa Francisco peregrinó hasta la basílica papal de Santa María de los Ángeles. Allí el Obispo de Roma tuvo un momento de oración en la Porciúncula. Luego ofreció una meditación inspirada en Mateo 18,21-35. ¿Por qué debemos perdonar a una persona que nos ha hecho mal? preguntó el Papa. “Porque nosotros somos los primeros que hemos sido perdonados, e infinitamente más”, respondió. Al hacernos conscientes de nuestra condición, que nos lleva a recaer con frecuencia en los mismos pecados, el Santo Padre recordó que Dios no se cansa de ofrecer siempre su perdón cada vez que se lo pedimos. “Es un perdón pleno, con el que nos da la certeza de que, aun cuando podemos recaer en los mismos pecados, tiene piedad de nosotros y no deja de amarnos”. Por esto el Pontífice puntualizó que el perdón de Dios no conoce límites sino que va más allá de nuestra imaginación y alcanza a quien reconoce haberse equivocado y quiere volver a Él.
“El perdón del que nos habla San Francisco se ha hecho ‘cauce’ aquí en la Porciúncula, y continúa a ‘generar paraíso’ todavía después de ocho siglos. En este Año Santo de la Misericordia, es todavía más evidente cómo la vía del perdón puede renovar verdaderamente la Iglesia y el mundo”, reflexionó el Papa, recordando que ofrecer hoy el testimonio de la misericordia en el mundo es una tarea de la que nadie puede rehuir. “El mundo necesita el perdón; demasiadas personas viven encerradas en el rencor e incuban el odio, porque, incapaces de perdonar, arruinan su propia vida y la de los demás, en lugar de encontrar la alegría de la serenidad y de la paz”, observó, invocando por esto la intercesión del Santo de Asís para que jamás renunciemos a ser signos humildes de perdón e instrumentos de misericordia.
Texto y audio completo de la meditación del Papa Francisco
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