El poeta y cineasta italiano Pier Paolo
Pasolini estaba muy lejos de cualquier posición conservadora o clerical
pero entre 1973 y 1975, en sus artículos de Il Corriere della Sera, en su columna "Escritos corsarios" se manifestó con contundencia contra la legalización del aborto.
Él era firmemente ateo, declaradamente homosexual y militantemente comunista,
pero ninguno de estos colectivos hoy se sentiría a gusto con sus
posturas. Era homosexual y promiscuo pero evitaba el submundo gay; era
comunista pero heterodoxo y le expulsaron del partido; era ateo, pero como poeta y artista no podía no ver lo sagrado en la vida y la existencia, y su "Pasión según San Mateo" obtuvo premios cinematográficos católicos (por su sensibilidad, no por su teología).
Pasolini se enfrentó a su entorno de la izquierda radical cuando éste planteó la legalización del aborto en Italia.
"Estoy traumatizado con la legalización del aborto porque, como muchos, la considero como una legalización del homicidio", escribió en Il Corriere della Sera.
Más allá de los partidos
Frente a las consignas simplonas de la izquierda y su
visión del mundo en dos bandos, Pasolini escribió: "el contexto en el
que hay que considerar el problema del aborto es mucho más amplio y va mucho más allá de la ideología de partidos".
Por un lado, el artista apelaba a argumentos de ecología humana: "la
tragedia demográfica es la que, en un horizonte ecológico, se presenta
como la más grave amenaza para la supervivencia de la humanidad. [...]
Antes, todo hijo que nacía era bendito por ser garantía de vida;
por el contrario, todo hijo que nace hoy es una contribución a la
autodestrucción de la humanidad y por lo tanto es maldito ", escribió.
Así denunciaba la visión antivida de los acomodados de su época.
Y añadía: "los extremistas a ultranza del aborto [...] hablan del aborto como refiriéndose a una tragedia femenina, en la que la mujer está sola con su terrible problema, como si en ese momento el mundo la hubiera abandonado. Comprendo. Pero podría añadirse que cuando la mujer estaba en la cama no estaba sola".
El carácter sagrado de la vida
Como poeta y artista, él veía que el aborto rompía algo especialmente
valioso y sagrado. Usaba la palabra "hierofanía" que había leído en los
textos de Mircea Elíade: "manifestación de lo sagrado".
"Debido a mi sentimiento profundo de hierofanía, del carácter sagrado de todas las cosas –una cierta visión gnóstica que tengo del mundo- me repugna ver destruido el orden principal de la vida", denunciaba Passolini.
Y concluía en uno de sus artículos: "¿se puede tranquilamente pasar por
encima de un caso de conciencia personal con relación a la decisión de
hacer venir o no al mundo a alguien que quiere decididamente venir?
Con los niños no queridos
Como tantos otros chicos sensibles y heridos que llegarían a desarrollar
sentimientos homosexuales, Pasolini había vivido una infancia apegado a
su madre y asustado o rechazado por su padre. La sensación de "niño no
querido" era fuerte en él, y le dolía que se generase una sociedad que no quería a los niños, que los mataba.
Incluso en su obra final, "Salo o los 120 días de Sodoma", un transgresor y agresivo estudio del sadismo en los días finales del fascismo italiano, aparecen las figuras de niños utilizados y despreciados. Pero todo ese mal en el mundo no era excusa, según él, para justificar el aborto.
"Pasolini argumentaba contra la liberalización de la ley del aborto porque sacrificar la procreación al placer era una forma de americanizar el sexo, convertirlo en una diversión", escribía en 1982 Edmund White en el New York Times.
Aborto: lo más brutal y enfermizo
Sobre el tema escribía también Sam Rohdie en su biografía "The Passion of Pier Paolo Pasolini": "El aborto, creo, simbolizaba para Pasolini todo lo que había de brutal y enfermizo en el capitalismo moderno.
[...] Para Pasolini la legalización del aborto constituía la inversión
de los valores de la sociedad anterior, la de antes del consumismo,
cuando los nacimientos eran un gozo y una ´festa´ [en italiano], cuando la naturaleza era asombrosa y sagrada, no como ahora, dijo, funcional y calculada. El aborto tenía una racionalidad loca. La sociedad asesinaba a sus nonatos para mantenerse.
Lo que mataba era, en todos los sentidos, lo real, la realidad. Lo que
ocurría en las clínicas estaba ocurriendo en la sociedad en general. Lo
real era destruido en nombre de las razones del consumismo, no por
humanidad".
Pasolini, tan radical como contradictorio, murió en el contexto del sexo comercializado que él sabía que era tan deshumanizador: le mató en 1975 un prostituto de 17 años
al que recogió en la estación central de Roma y llevó a la playa a
Ostia, el puerto romano. El artista tenía 53 años. Las circunstancias
exactas aún son motivo de conjeturas.
P.J.Ginés/ReL
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