EL PENSAMIENTO DE LA IGLESIA CATOLICA SOBRE TEMAS RELACIONADOS CON LA PERSONA HUMANA, LA FAMILIA, LA SOCIEDAD, EL ESTADO Y LA COMUNIDAD INTERNACIONAL.
sábado, 22 de febrero de 2014
Así queda ahora el colegio cardenalicio: 218 cardenales de los que 122 pueden elegir Papa
En
la mañana del sábado 22 de febrero en la Basílica de San Pedro, el
Santo Padre ha creado 19 nuevos cardenales para la Iglesia.
De los nuevos purpurados, 3 son mayores de 80 años (uno de ellos, el español Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona) y por tanto no son electores para un futuro cónclave.
Entre los nuevos purpurados hay 8 europeos, 7 americanos, 2 africanos y 2 asiáticos, procedentes en total de 15 países diferentes.
Con las nuevas creaciones de esta mañana, el Colegio Cardenalicio está formado ahora por un total de 218 cardenales, de los cuáles 122 son electores y 96 no electores.
Están representados los cinco continentes con presencia de cardenales en 68 países.
Europa cuenta con 116 cardenales.
América del Norte con 27.
América central con 7.
América del Sur con 24.
África cuenta con 19 purpurados.
Asia tiene 21.
Oceanía 4.
El país con mayor número de cardenales es Italia, que tiene 51, entre electores y no electores. Le sigue EEUU que tiene 19 purpurados y en tercer lugar España, Alemania y Brasil que comparten el número de 10 purpurados.
Los nuevos cardenales
De los nuevos purpurados, 3 son mayores de 80 años (uno de ellos, el español Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona) y por tanto no son electores para un futuro cónclave.
Entre los nuevos purpurados hay 8 europeos, 7 americanos, 2 africanos y 2 asiáticos, procedentes en total de 15 países diferentes.
Con las nuevas creaciones de esta mañana, el Colegio Cardenalicio está formado ahora por un total de 218 cardenales, de los cuáles 122 son electores y 96 no electores.
Están representados los cinco continentes con presencia de cardenales en 68 países.
Europa cuenta con 116 cardenales.
América del Norte con 27.
América central con 7.
América del Sur con 24.
África cuenta con 19 purpurados.
Asia tiene 21.
Oceanía 4.
El país con mayor número de cardenales es Italia, que tiene 51, entre electores y no electores. Le sigue EEUU que tiene 19 purpurados y en tercer lugar España, Alemania y Brasil que comparten el número de 10 purpurados.
Los nuevos cardenales
Publicamos a continuación la lista de los nuevos cardenales junto al Título o la Diaconía asignados por el Santo Padre Francisco a cada uno de ellos
- Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, Título de los Santos Simón y Judas Tadeo en Torre Ángela
- Cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los obispos, Diaconía de San Anselmo en el Aventino
- Cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, Diaconía de Santa Inés en Agone
- Cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero, Diaconia de los Santos Cosme y Damián.
- Cardenal Vincent Gerard Nichols, arzobispo de Westminster (Gran Bretaña) Título del Santísimo Redentor y San Alfonso en vía Merulana.
- Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, arzobispo de Managua (Nicaragua), Título de San Joaquín en Prati di Castello.
- Cardenal Gérald Cyprien Lacroix, I.S.P.X., arzobispo de Quebec (Canadá), Título de San José en el Aurelio.
- Cardenal Jean-Pierre Kutwa, arzobispo de Abiyán (Costa de Marfil), Título de Santa Emerenciana en Tor Fiorenza.
- Cardenal Orani João Tempesta, O.Cist., arzobispo de Río de Janeiro (Brasil), Título de Santa María Madre de la Providencia en Monte Verde.
- Cardenal Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia (Italia), Título de Santa Cecilia.
- Cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires (Argentina), Título de San Roberto Bellarmino.
- Cardenal Andrew Yeom Soo-Jung, arzobispo de Seúl (Corea), Título de San Crisógono.
- Cardenal Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B., arzobispo de Santiago de Chile (Chile), Título del Santísimo Redentor en Valmelania
- Cardenal Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Uagadugu (Burkina Faso), Título de Santa María Auxiliadora en el Tiburtino.
- Cardenal Orlando B. Quevedo, O.M.I., arzobispo de Cotabato (Filipinas), Título de Santa María “Regina Mundi” en Torre Spaccata.
- Cardenal Chibly Langlois, arzobispo de Les Cayes (Haití), Título de Santiago en Augusta.
Los tres nuevos cardenales mayores de 80 años, y por lo tanto no electores son
- Cardenal Loris Francesco Capovilla, arzobispo titular de Mesembria, Título de Santa María en Trastevere.
- Cardenal Fernando Sebastián Aguilar, C.M.F., arzobispo emérito de Pamplona, Título de Santa Ángela Merici.
- Cardenal Kelvin Edward Félix, arzobispo emérito de Castries, Título de Santa María de la Salud en Primavalle.
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Así queda ahora el colegio cardenalicio
domingo, 16 de febrero de 2014
Nightfever, la evangelización callejera nocturna, con velas, música y adoración, vuelve a Valencia
La ciudad de Valencia acogerá el sábado
22 de febrero una nueva edición de la “Nightfever”, una iniciativa de
evangelización organizada por jóvenes de la archidiócesis en la que
salen a la calle para invitar a los viandantes a entrar al templo y
acercarse a Dios.
La “Nightfever”, realizada en colaboración con la comisión de Infancia y Juventud del Arzobispado de Valencia, comenzará tras la celebración de una eucaristía a las 19 horas, según han indicado a la agencia AVAN fuentes de la organización.
Éxito de las ediciones anteriores
Además, se desarrollará por tercera vez en Valencia a raíz del “éxito” conseguido en las otras dos ediciones celebradas los pasados meses de mayo que fue la pionera en España y en noviembre, han añadido.
Durante la jornada, los más de 40 voluntarios de la “Nightfever”invitarán a pasar al interior del templo a los viandantes para que “puedan participar de la experiencia y acercarse a Dios aunque lleven tiempo sin entrar en una iglesia”.
Igualmente, los participantes regalarán a las personas que estén por la zona una vela para orar o simplemente para encenderla en el altar ante el Santísimo que estará expuesto toda la noche.
Asimismo, a lo largo de la jornada actuarán las cantautoras Olga Martínez, Mariola Alcocer y Carolina Sospedra y Beatriz Elamado así como el cantautor Roberto Vega.
De Colonia a 40 ciudades
La “Nightfever” surgió en la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia en 2005, donde unos jóvenes crearon un espacio de oración con el Santísimo.
Su idea se extendió por toda Alemania donde ahora está presente en más de 40 ciudades y otros países europeos. Actualmente se desarrolla además en Holanda, Suiza, Gran Bretaña y también en Canadá.
.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=33911
La “Nightfever”, realizada en colaboración con la comisión de Infancia y Juventud del Arzobispado de Valencia, comenzará tras la celebración de una eucaristía a las 19 horas, según han indicado a la agencia AVAN fuentes de la organización.
Éxito de las ediciones anteriores
Además, se desarrollará por tercera vez en Valencia a raíz del “éxito” conseguido en las otras dos ediciones celebradas los pasados meses de mayo que fue la pionera en España y en noviembre, han añadido.
Durante la jornada, los más de 40 voluntarios de la “Nightfever”invitarán a pasar al interior del templo a los viandantes para que “puedan participar de la experiencia y acercarse a Dios aunque lleven tiempo sin entrar en una iglesia”.
Igualmente, los participantes regalarán a las personas que estén por la zona una vela para orar o simplemente para encenderla en el altar ante el Santísimo que estará expuesto toda la noche.
Asimismo, a lo largo de la jornada actuarán las cantautoras Olga Martínez, Mariola Alcocer y Carolina Sospedra y Beatriz Elamado así como el cantautor Roberto Vega.
De Colonia a 40 ciudades
La “Nightfever” surgió en la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia en 2005, donde unos jóvenes crearon un espacio de oración con el Santísimo.
Su idea se extendió por toda Alemania donde ahora está presente en más de 40 ciudades y otros países europeos. Actualmente se desarrolla además en Holanda, Suiza, Gran Bretaña y también en Canadá.
.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=33911
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la evangelización callejera nocturna,
Nightfever
domingo, 9 de febrero de 2014
¿Se puede crecer espiritualmente siendo inmaduro emocional? Estos son 10 síntomas que lo explican
¿Cómo es posible que cristianos de buena
fe, comprometidos con la Iglesia, incluso con responsabilidad dentro de
algún movimiento o parroquia, sientan que su vida se derrumba de pronto como un castillo de arena? Eso fue lo que le pasó a Peter Scazzero.
Dirigía una congregación en Queens, Nueva York; estaba felizmente casado con Gery y tenían cuatro preciosas hijas. Todo parecía ir sobre ruedas. “Sin embargo, bajo la apariencia de “ser un buen cristiano”, yacían enterradas numerosas capas de mi vida emocional que no habían sido tocadas por el poder transformador de Dios”, explica Scazzero en su libro “Emotionally healthy spirituality” (“Espiritualidad emocionalmente sana”, editorial Thomas Nelson).
Todo se derrumba
“Llevaba tantos años dedicado en cuerpo y alma a construir el Reino de Dios que no había dedicado tiempo a escarbar en mi subconsciente”, añade. De pronto, su matrimonio pareció que se iba al traste; una de sus hijas estuvo a punto de morir ahogada, y él mismo sintió que el trabajo en su iglesia, a la que había empeñado tanto tiempo y esfuerzo, se convertía en una carga inaguantable.
Una familia emocionalmente inmadura
“Muy, muy poca gente sale de su familia de origen emocionalmente de una pieza o madura”, argumenta. En el caso del propio Scazzero, sus padres fueron hijos de la inmigración italiana. Su madre convivió siempre con una profunda depresión, y no encontró en su marido, un hombre emocionalmente ausente, el sustento que necesitaba. “Su matrimonio, al igual que su infancia, estuvo marcada por la tristeza y la soledad”, señala. Esto, claro, no era lo que se apreciaba desde afuera: “Parecíamos una familia normal”, añade.
Entregado a Dios, pero...
El joven Peter, tras abandonar la fe con 13 años, la reencontró en la universidad, y decidió consagrar su vida a Dios como pastor evangélico. “Durante los siguientes 17 años fui un devoto seguidor de Cristo, pero el terreno emocional y muchas áreas de mi humanidad seguían sin tocarse”, agrega. No es de extrañar: “Es un tema del que no se suele hablar en la Iglesia”, observa.
Consciente de ser emocionalmente inmaduro
Y llegó el momento en el que todo esto se vino abajo. “Hubo tres cosas que me arrastraron, a base de patadas y gritos, para que me diera cuenta de que yo era emocionalmente inmaduro. Primero, que no estaba experimentando la alegría que Cristo promete a los que llevan su yugo. En segundo lugar, me sentía enfadado, agrio y deprimido. Y por último, mi esposa Geri se sentía sola, cansada de funcionar como una madre soltera con cuatro hijas”, reconoce Scazzero. Fue el punto de inflexión que, a base de un camino doloroso de penurias, le hizo ver al pastor que “es imposible ser espiritualmente maduro mientras se es emocionalmente inmaduro”.
Inmadurez espiritual
¿Cómo se puede saber si uno está pasando por esta fase de inmadurez espiritual? Para Scazzero, estos son los diez síntomas que revelan una espiritualidad emocionalmente insana:
1. Usar a Dios para huir de Dios
2. Ignorar los sentimientos que uno siente de enfado, tristeza o miedo, por considerarlos “poco cristianos”.
3. Abstenerse de las cosas de las que no hay que abstenerse.
4. Negar el impacto que los hechos que nos ocurrieron en el pasado tienen en nuestra vida presente.
5. Dividir nuestras vidas en “mi vida normal” y “mi vida con Dios”.
6. Hacer cosas por Dios, en vez de estar con Dios.
7. Cultivar una espiritualidad que huye de todo conflicto.
8. Mostrarnos siempre como cristianos de una pieza, sin una sola duda, sin una sola grieta.
9. Creyendo que cuidarse a uno mismo “es pecado”, sin preocuparnos lo más mínimo por nosotros.
10. Juzgando y comparando el itinerario espiritual de las otras personas.
Desde el momento de su crisis personal, Peter Scazzero se dedicó en cuerpo y alma a ayudar a otras personas “espirituales, pero emocionalmente inmaduras”, logrando excelentes resultados.
Tiene una página web donde recoge parte de su trabajo, www.emotionallyhealthy.org
http://www.religionenlibertad.com/contactar.asp?idarticulo=33800
Dirigía una congregación en Queens, Nueva York; estaba felizmente casado con Gery y tenían cuatro preciosas hijas. Todo parecía ir sobre ruedas. “Sin embargo, bajo la apariencia de “ser un buen cristiano”, yacían enterradas numerosas capas de mi vida emocional que no habían sido tocadas por el poder transformador de Dios”, explica Scazzero en su libro “Emotionally healthy spirituality” (“Espiritualidad emocionalmente sana”, editorial Thomas Nelson).
Todo se derrumba
“Llevaba tantos años dedicado en cuerpo y alma a construir el Reino de Dios que no había dedicado tiempo a escarbar en mi subconsciente”, añade. De pronto, su matrimonio pareció que se iba al traste; una de sus hijas estuvo a punto de morir ahogada, y él mismo sintió que el trabajo en su iglesia, a la que había empeñado tanto tiempo y esfuerzo, se convertía en una carga inaguantable.
Una familia emocionalmente inmadura
“Muy, muy poca gente sale de su familia de origen emocionalmente de una pieza o madura”, argumenta. En el caso del propio Scazzero, sus padres fueron hijos de la inmigración italiana. Su madre convivió siempre con una profunda depresión, y no encontró en su marido, un hombre emocionalmente ausente, el sustento que necesitaba. “Su matrimonio, al igual que su infancia, estuvo marcada por la tristeza y la soledad”, señala. Esto, claro, no era lo que se apreciaba desde afuera: “Parecíamos una familia normal”, añade.
Entregado a Dios, pero...
El joven Peter, tras abandonar la fe con 13 años, la reencontró en la universidad, y decidió consagrar su vida a Dios como pastor evangélico. “Durante los siguientes 17 años fui un devoto seguidor de Cristo, pero el terreno emocional y muchas áreas de mi humanidad seguían sin tocarse”, agrega. No es de extrañar: “Es un tema del que no se suele hablar en la Iglesia”, observa.
Consciente de ser emocionalmente inmaduro
Y llegó el momento en el que todo esto se vino abajo. “Hubo tres cosas que me arrastraron, a base de patadas y gritos, para que me diera cuenta de que yo era emocionalmente inmaduro. Primero, que no estaba experimentando la alegría que Cristo promete a los que llevan su yugo. En segundo lugar, me sentía enfadado, agrio y deprimido. Y por último, mi esposa Geri se sentía sola, cansada de funcionar como una madre soltera con cuatro hijas”, reconoce Scazzero. Fue el punto de inflexión que, a base de un camino doloroso de penurias, le hizo ver al pastor que “es imposible ser espiritualmente maduro mientras se es emocionalmente inmaduro”.
Inmadurez espiritual
¿Cómo se puede saber si uno está pasando por esta fase de inmadurez espiritual? Para Scazzero, estos son los diez síntomas que revelan una espiritualidad emocionalmente insana:
1. Usar a Dios para huir de Dios
2. Ignorar los sentimientos que uno siente de enfado, tristeza o miedo, por considerarlos “poco cristianos”.
3. Abstenerse de las cosas de las que no hay que abstenerse.
4. Negar el impacto que los hechos que nos ocurrieron en el pasado tienen en nuestra vida presente.
5. Dividir nuestras vidas en “mi vida normal” y “mi vida con Dios”.
6. Hacer cosas por Dios, en vez de estar con Dios.
7. Cultivar una espiritualidad que huye de todo conflicto.
8. Mostrarnos siempre como cristianos de una pieza, sin una sola duda, sin una sola grieta.
9. Creyendo que cuidarse a uno mismo “es pecado”, sin preocuparnos lo más mínimo por nosotros.
10. Juzgando y comparando el itinerario espiritual de las otras personas.
Desde el momento de su crisis personal, Peter Scazzero se dedicó en cuerpo y alma a ayudar a otras personas “espirituales, pero emocionalmente inmaduras”, logrando excelentes resultados.
Tiene una página web donde recoge parte de su trabajo, www.emotionallyhealthy.org
http://www.religionenlibertad.com/contactar.asp?idarticulo=33800
sábado, 1 de febrero de 2014
Subió a un tejado, pidió una prueba a Dios y Él respondió con una vivencia mística que le cambió
José Trinidad Vargas, mejicano, nació en una familia católica pero que no atendía las cosas espirituales. Por ejemplo, no hizo la primera comunión hasta los 17 años, cuando empezó a formarse con unas religiosas de una parroquia.
Su testimonio cuenta cómo Dios le sacó de un desierto de aridez espiritual con una potente experiencia mística, cómo después le dio hijos aunque le diagnosticaron que era estéril y cómo hoy ayuda a los demás a acercarse a Dios a través de la música y la oración.
"La verdad es que vengo de una familia disfuncional, diez hermanos y cada uno estirando por su lado. No hice la primera comunión hasta los 17 años. Llegaron unas religiosas a la parroquia, con unas evangelizaciones para adultos y jóvenes, y me movió la curiosidad. Hicimos la primera comunión en grupo. Me vi envuelto en una necesidad de encontrarme más con ese Dios que para mí no existía".
Del amor humano al divino
Un mes después conoció a una chica que le gustó mucho... pero resultó que ella ya tenía novio. Y José, reflexionando sobre esos sentimientos de amor, admitió a Dios: “Señor, eso que yo sentí por ella, yo lo quiero sentir por ti. Toda esa emoción, ese enamoramiento, lo quiero sentir por ti". "Y se salió ella y entró el Señor", explica hoy.
Muy pronto se encontró ayudando en el grupo juvenil parroquial, y luego coordinando un enorme grupo de jóvenes: unos 600. Un sacerdote le regaló su primera Biblia y le enseñó el Magisterio de la Iglesia.
"Empiezo a buscar en la Biblia y empiezo a tener hambre de Dios. Y para mí fue fundamental encontrar un capítulo y versículo de Eclesiástico capítulo dos donde dice, “Hijo mío, si quieres servir al Señor, ¡prepárate para la prueba!”.
La prueba llegó al cabo de un tiempo: él coordinaba un grupo grande y entusiasta de jóvenes con fe, pero a partir de cierto momento se encontró con una dura aridez espiritual.
Un duro desierto espiritual
"De pronto se apagó toda la emoción, absolutamente. Ya no sentía placer, ni gusto, ni interés por la Comunión, ni por cantar, ni por leer la palabra, ni por asistir a nada. Se apagó. Totalmente. Entré en un desierto espiritual. Había un momento en que dudaba de que Dios existiera. Había una voz -que después supe quién era esa voz-, una voz que me decía: “Dios no existe. Ha sido todo un engaño. En verdad, esto, déjalo por la paz y sigue tu camino”.
Él hizo una opción de "seguir pegado a Dios aunque no sentía yo la presencia de Dios". Y así pasó 6 meses de aridez.
Un día, después de apoyar con su música en la misa de una boda y de comulgar, con total aridez, subió al techo de su casa, desesperado por hablar con Dios.
"Llegué arriba, me senté y contemplaba el cielo, las estrellas y yo decía, “pero, ¿por qué? ¿por qué te fuiste? En verdad. ¿Hice algún pecado que hizo que yo no te sintiera más?”. Yo no recibía ninguna respuesta. Mi mamá me gritó me habló y dije, “Sí, ma, voy”, para invitarme después a cenar. Y cuando yo iba a bajar escuché una voz que yo nunca había escuchado y me dijo, “¿te vas a ir? Vuelve, insiste, dile por qué”. Automáticamente fui y me senté y luego rechiné, ¿qué hago, por qué vuelvo? Y escuché la voz de mi mamá, “¡Baja!”, “Si, ma, voy”. Me acerco otra vez para bajar y escucho de nuevo la voz que me dice, “¿te vas a ir? Dile, pregúntale por qué”. Y me vuelvo a sentar. "Estoy loco, ¿qué me pasa?" Y entonces miré al cielo que estaba estrellado, hermoso y dije: “Señor, ¿existes? Y si existes, dame una muestra de tu existencia. Mira, tú tienes muchos ángeles, mándame uno. Uno, nada más”.
José esperó a que apareciera algo especial. Pero no apareció ningún ángel ni nada.
Y como era una zona costera con gaviotas y albatros, José rebajó sus exigencias: “Señor, que pase un ave y sabré que tú lo mandaste y de esa manera llenaré mi vacío". Pero, como dice él con humor hoy, "¡no pasaban ni gallinas!"
Pero aquella "voz dulcísima" le repetía: “Quédate. Insístele”.
Y se sentó de nuevo por tercera vez y miró al cielo y dijo: “Señor, quiero hacer un trato contigo, un pacto para siempre. Todas las cosas que yo necesite, todas las problemas que yo tenga, espirituales, problemas familiares (porque había una separación entre mis padres), los problemas económicos, tú me ayudarás y en cambio, todo lo que tú me pidas, donde sea, cuando sea, con quien sea, a lo hora que sea, yo lo haré”. Y volteé al cielo y dije, “¿aceptas?
La respuesta de Dios
"Y entonces tronó el cielo muy fuerte. Me agaché y comencé a temblar muy fuerte, Mi mente me dijo: va a llover. Y me dije, “¿va a llover? Si acabo de ver estrellas”, y miré y vi estrellas. Y me cayó, como decimos en México, me cayó el veinte y dije, “¿aceptaste?”. Y cuando dije “aceptaste”—hoy entiendo que fue una manifestación, una visión hermosísima—de pronto se abrió el cielo y empecé a ver una luz blanca, blanquísima, que se iba abriendo y de esa luz salió un remolino gigantesco, un fuego enorme que venía sobre mí y empecé a agacharme. Me empezó a mover muy fuerte y yo empecé a llorar, a sentirme de una forma formidable. Abrí mis ojos y vi fuego por todos lados y cerré mis ojos y no sabía qué estaba pasando. Abrí mis ojos de nuevo y vi una figura de hombre que pasó por el lado izquierdo. Cerré mis ojos y de pronto sentí unos brazos de un hombre que me abrazaba y me decía, “tú eres mío, tú eres mío, tú eres mío”. Abrí mis ojos, vi fuego y ya no supe más.
"Cuando yo abrí los ojos, mi cabeza, mi ropa estaba como si me hubieran sumergido en una piscina, mojados totalmente. Desde ese momento, mi vida era otra. Miré el cielo, estaba igual, todo tranquilo. Pero mi vida ya era otra, la vida se había transformada en un momento".
"Bajé, entré en mi casa y estaba mi mamá, molesta. Y yo la vi y le dije, “ma...”, y me dice, “No, qué ma, ni qué nada”, dice, “de cuando te estoy esperando con la cena ya son las tres de la mañana ahora caliéntate la tuya, me voy a dormir”. Yo me subí antes de las ocho de la noche y ¡eran las tres de la mañana y para mí fue un segundo! Y a partir de ese momento mi vida ha sido de bendición tras bendición".
Una familia cercana al Señor
José ve la intervención de Dios también en su posterior vida familiar.
"Cuando me enamoré de mi esposa descubrí que yo tenía una enfermedad que se llama varicocele. Tuvieron que operarme y se dieron cuenta allí los urólogos que yo estaba estéril al cien por ciento". Buscó confirmación en varios médicos y el tercero le dijo: “¿por qué buscas más doctores? Lo mismo te va a salir. ¿Por qué no aprendes a aceptar que no vas a poder tener hijos”.
Pero al cabo de un año, pese al consenso médico, nacía su primer bebé. El primero de cinco. Además, José señala que Dios ha ido curando a algunos de ellos de sus diversas dolencias. "Alejandro tenía tos asmática crónica de nacimiento, pero en una oración con el Santísimo Sacramento cuando tenía 4 años, el niño tocó la custodia, él se desvaneció y cuando volvió en sí ya no tenía tos, nunca más tosió. Las gemelitas tenían un grado de epilepsia que desapareció con oración y tratamiento. Mi vida es una bendición y toda mi familia es misionera".
Evangelizando con la música
A partir del año 2000 entró con más seriedad en el mundo de la música. Conoció unos cantantes católicos al oirlos cantar en un café en Guadalajara (México) y pusieron en marcha primero un grupo musical y luego una productora, Somos Uno Producciones. "Tuve que decidir: servir al Señor a través de la música y abandonar los ferrocarriles. Y fue lo mejor que hice en toda mi vida".
Aunque usa mucho la música para evangelizar, para José es clave formar y reforzar la vida de las familias.
"Yo vengo de una familia disfuncional y vi como mis papás se separaron. Y eso duele mucho como hijo. Entonces ahora yo busco las familias. Si los jóvenes andan mal es porque la familia anda mal. Y yo necesito entonces llevar a Jesús a las familias. Si yo jalo toda la familia entonces mato varios pájaros de un solo tiro: a los jóvenes, a los adultos, a los ancianos, a los niños, a los enfermos. Y mis eventos, mis conciertos, mis recitales son cien por ciento Eucarísticos. Son siempre en un ambiente de oración, al principio desde alabanza, de animación, de fiesta y después viene el momento de la exposición y ahora viene a platicar con Jesús los problemas reales de cada comunidad. Entonces la gente que está dolida, que está enferma, que necesita, que está sola, que está angustiada se refugia en la Eucaristía a través de la música y a través del testimonio".
Con materiales de Ignacio Larrañaga
Entre los libros que más le están ayudando a evangelizar y crecer espiritualmente señala “Muéstrame tu rostro” del padre Ignacio Larrañaga. Lo usa en retiros con grandes resultados.
"Matrimonios que estaban al punto de separarse, inclusive uno de los matrimonios de eses 16 ya estaban divorciados y volvieron a casarse por el civil y se casaron por la Iglesia a partir, a raíz de que vivieron este retiro". También realiza, usando materiales del padre Larrañaga, retiros llamados “Hacia la intimidad con Dios”, donde ha visto frutos y grandes testimonios a lo largo de 10 años.
Y da gracias a Dios por haber ido atando los cabos sueltos de su familia: "Antes de morir mis padres, porque los dos ya están en el Cielo yo les vi unirse, perdonarse y murieron en la paz del Señor. Hoy mis hermanos están evangelizados, ellos han tomado el rumbo de Cristo y yo sigo esos pasos".
Su testimonio cuenta cómo Dios le sacó de un desierto de aridez espiritual con una potente experiencia mística, cómo después le dio hijos aunque le diagnosticaron que era estéril y cómo hoy ayuda a los demás a acercarse a Dios a través de la música y la oración.
"La verdad es que vengo de una familia disfuncional, diez hermanos y cada uno estirando por su lado. No hice la primera comunión hasta los 17 años. Llegaron unas religiosas a la parroquia, con unas evangelizaciones para adultos y jóvenes, y me movió la curiosidad. Hicimos la primera comunión en grupo. Me vi envuelto en una necesidad de encontrarme más con ese Dios que para mí no existía".
Del amor humano al divino
Un mes después conoció a una chica que le gustó mucho... pero resultó que ella ya tenía novio. Y José, reflexionando sobre esos sentimientos de amor, admitió a Dios: “Señor, eso que yo sentí por ella, yo lo quiero sentir por ti. Toda esa emoción, ese enamoramiento, lo quiero sentir por ti". "Y se salió ella y entró el Señor", explica hoy.
Muy pronto se encontró ayudando en el grupo juvenil parroquial, y luego coordinando un enorme grupo de jóvenes: unos 600. Un sacerdote le regaló su primera Biblia y le enseñó el Magisterio de la Iglesia.
"Empiezo a buscar en la Biblia y empiezo a tener hambre de Dios. Y para mí fue fundamental encontrar un capítulo y versículo de Eclesiástico capítulo dos donde dice, “Hijo mío, si quieres servir al Señor, ¡prepárate para la prueba!”.
La prueba llegó al cabo de un tiempo: él coordinaba un grupo grande y entusiasta de jóvenes con fe, pero a partir de cierto momento se encontró con una dura aridez espiritual.
Un duro desierto espiritual
"De pronto se apagó toda la emoción, absolutamente. Ya no sentía placer, ni gusto, ni interés por la Comunión, ni por cantar, ni por leer la palabra, ni por asistir a nada. Se apagó. Totalmente. Entré en un desierto espiritual. Había un momento en que dudaba de que Dios existiera. Había una voz -que después supe quién era esa voz-, una voz que me decía: “Dios no existe. Ha sido todo un engaño. En verdad, esto, déjalo por la paz y sigue tu camino”.
Él hizo una opción de "seguir pegado a Dios aunque no sentía yo la presencia de Dios". Y así pasó 6 meses de aridez.
Un día, después de apoyar con su música en la misa de una boda y de comulgar, con total aridez, subió al techo de su casa, desesperado por hablar con Dios.
"Llegué arriba, me senté y contemplaba el cielo, las estrellas y yo decía, “pero, ¿por qué? ¿por qué te fuiste? En verdad. ¿Hice algún pecado que hizo que yo no te sintiera más?”. Yo no recibía ninguna respuesta. Mi mamá me gritó me habló y dije, “Sí, ma, voy”, para invitarme después a cenar. Y cuando yo iba a bajar escuché una voz que yo nunca había escuchado y me dijo, “¿te vas a ir? Vuelve, insiste, dile por qué”. Automáticamente fui y me senté y luego rechiné, ¿qué hago, por qué vuelvo? Y escuché la voz de mi mamá, “¡Baja!”, “Si, ma, voy”. Me acerco otra vez para bajar y escucho de nuevo la voz que me dice, “¿te vas a ir? Dile, pregúntale por qué”. Y me vuelvo a sentar. "Estoy loco, ¿qué me pasa?" Y entonces miré al cielo que estaba estrellado, hermoso y dije: “Señor, ¿existes? Y si existes, dame una muestra de tu existencia. Mira, tú tienes muchos ángeles, mándame uno. Uno, nada más”.
José esperó a que apareciera algo especial. Pero no apareció ningún ángel ni nada.
Y como era una zona costera con gaviotas y albatros, José rebajó sus exigencias: “Señor, que pase un ave y sabré que tú lo mandaste y de esa manera llenaré mi vacío". Pero, como dice él con humor hoy, "¡no pasaban ni gallinas!"
Pero aquella "voz dulcísima" le repetía: “Quédate. Insístele”.
Y se sentó de nuevo por tercera vez y miró al cielo y dijo: “Señor, quiero hacer un trato contigo, un pacto para siempre. Todas las cosas que yo necesite, todas las problemas que yo tenga, espirituales, problemas familiares (porque había una separación entre mis padres), los problemas económicos, tú me ayudarás y en cambio, todo lo que tú me pidas, donde sea, cuando sea, con quien sea, a lo hora que sea, yo lo haré”. Y volteé al cielo y dije, “¿aceptas?
La respuesta de Dios
"Y entonces tronó el cielo muy fuerte. Me agaché y comencé a temblar muy fuerte, Mi mente me dijo: va a llover. Y me dije, “¿va a llover? Si acabo de ver estrellas”, y miré y vi estrellas. Y me cayó, como decimos en México, me cayó el veinte y dije, “¿aceptaste?”. Y cuando dije “aceptaste”—hoy entiendo que fue una manifestación, una visión hermosísima—de pronto se abrió el cielo y empecé a ver una luz blanca, blanquísima, que se iba abriendo y de esa luz salió un remolino gigantesco, un fuego enorme que venía sobre mí y empecé a agacharme. Me empezó a mover muy fuerte y yo empecé a llorar, a sentirme de una forma formidable. Abrí mis ojos y vi fuego por todos lados y cerré mis ojos y no sabía qué estaba pasando. Abrí mis ojos de nuevo y vi una figura de hombre que pasó por el lado izquierdo. Cerré mis ojos y de pronto sentí unos brazos de un hombre que me abrazaba y me decía, “tú eres mío, tú eres mío, tú eres mío”. Abrí mis ojos, vi fuego y ya no supe más.
"Cuando yo abrí los ojos, mi cabeza, mi ropa estaba como si me hubieran sumergido en una piscina, mojados totalmente. Desde ese momento, mi vida era otra. Miré el cielo, estaba igual, todo tranquilo. Pero mi vida ya era otra, la vida se había transformada en un momento".
"Bajé, entré en mi casa y estaba mi mamá, molesta. Y yo la vi y le dije, “ma...”, y me dice, “No, qué ma, ni qué nada”, dice, “de cuando te estoy esperando con la cena ya son las tres de la mañana ahora caliéntate la tuya, me voy a dormir”. Yo me subí antes de las ocho de la noche y ¡eran las tres de la mañana y para mí fue un segundo! Y a partir de ese momento mi vida ha sido de bendición tras bendición".
Una familia cercana al Señor
José ve la intervención de Dios también en su posterior vida familiar.
"Cuando me enamoré de mi esposa descubrí que yo tenía una enfermedad que se llama varicocele. Tuvieron que operarme y se dieron cuenta allí los urólogos que yo estaba estéril al cien por ciento". Buscó confirmación en varios médicos y el tercero le dijo: “¿por qué buscas más doctores? Lo mismo te va a salir. ¿Por qué no aprendes a aceptar que no vas a poder tener hijos”.
Pero al cabo de un año, pese al consenso médico, nacía su primer bebé. El primero de cinco. Además, José señala que Dios ha ido curando a algunos de ellos de sus diversas dolencias. "Alejandro tenía tos asmática crónica de nacimiento, pero en una oración con el Santísimo Sacramento cuando tenía 4 años, el niño tocó la custodia, él se desvaneció y cuando volvió en sí ya no tenía tos, nunca más tosió. Las gemelitas tenían un grado de epilepsia que desapareció con oración y tratamiento. Mi vida es una bendición y toda mi familia es misionera".
Evangelizando con la música
A partir del año 2000 entró con más seriedad en el mundo de la música. Conoció unos cantantes católicos al oirlos cantar en un café en Guadalajara (México) y pusieron en marcha primero un grupo musical y luego una productora, Somos Uno Producciones. "Tuve que decidir: servir al Señor a través de la música y abandonar los ferrocarriles. Y fue lo mejor que hice en toda mi vida".
Aunque usa mucho la música para evangelizar, para José es clave formar y reforzar la vida de las familias.
"Yo vengo de una familia disfuncional y vi como mis papás se separaron. Y eso duele mucho como hijo. Entonces ahora yo busco las familias. Si los jóvenes andan mal es porque la familia anda mal. Y yo necesito entonces llevar a Jesús a las familias. Si yo jalo toda la familia entonces mato varios pájaros de un solo tiro: a los jóvenes, a los adultos, a los ancianos, a los niños, a los enfermos. Y mis eventos, mis conciertos, mis recitales son cien por ciento Eucarísticos. Son siempre en un ambiente de oración, al principio desde alabanza, de animación, de fiesta y después viene el momento de la exposición y ahora viene a platicar con Jesús los problemas reales de cada comunidad. Entonces la gente que está dolida, que está enferma, que necesita, que está sola, que está angustiada se refugia en la Eucaristía a través de la música y a través del testimonio".
Con materiales de Ignacio Larrañaga
Entre los libros que más le están ayudando a evangelizar y crecer espiritualmente señala “Muéstrame tu rostro” del padre Ignacio Larrañaga. Lo usa en retiros con grandes resultados.
"Matrimonios que estaban al punto de separarse, inclusive uno de los matrimonios de eses 16 ya estaban divorciados y volvieron a casarse por el civil y se casaron por la Iglesia a partir, a raíz de que vivieron este retiro". También realiza, usando materiales del padre Larrañaga, retiros llamados “Hacia la intimidad con Dios”, donde ha visto frutos y grandes testimonios a lo largo de 10 años.
Y da gracias a Dios por haber ido atando los cabos sueltos de su familia: "Antes de morir mis padres, porque los dos ya están en el Cielo yo les vi unirse, perdonarse y murieron en la paz del Señor. Hoy mis hermanos están evangelizados, ellos han tomado el rumbo de Cristo y yo sigo esos pasos".
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