sábado, 29 de diciembre de 2018

Si nada nos llena… ¿Qué lo hará?

Si eres de los que no puede quedarse en casa el finde, esto es para ti

Por: Jessica Ponce | Fuente: New Fire




Alguna vez te has preguntado ¿por qué festejamos?  

Sinceramente yo creía que el tema de las fiestas era algo muy latino (en mi caso un mal de los mexicanos) y porque crecí con la idea de que no se necesita una justificación para hacer fiestas.


Pero esta semana me encontré con un libro titulado “La teoría de la festividad” de Josef Pieper y al leer sus reflexiones acerca de la naturaleza y origen de esta actitud humana, se me abrieron los ojos del por qué hoy en día nuestras fiestas, noches de antro y paseos por los bares, no satisfacen el sentido primordial de lo que las personas deberíamos experimentar cuando decidimos festejar algo.


Te voy a proponer 3 ideas de este filósofo que retoma a los clásicos como, Santo Tomás de Aquino, San Juan Crisóstomo, Orígenes, Schopenhauer, C.S. Lewis  y hasta usa ideas de Camus y Nietzsche para desenvolver las razones y causas de la actitud festiva en el ser humano. 

Espero esta terna te sea útil para una de dos cosas:


a) descubrir que no siempre es necesario festejar
b) el festejo tiene como fin encontrarse con Dios


Empezaré por el segundo punto. En efecto yo nunca creí que iba a llegar a la conclusión de que una fiesta tiene mucho que ver con Dios. Por lo general la comida, la música, la bebida, los postres y el alboroto que se arma en casa de mis familiares no pareciera muy “sagrado” que digamos. Pero Pieper propone que una celebración tiene como fin el experimentar la alegría, que en su última instancia nos conectará con Aquel que nos dio la habilidad misma de experimentar felicidad.


Citaré unas líneas del libro para explicar el concepto de alegría del autor:
    “La naturaleza de la alegría es ser un fenómeno secundario. Nadie puede alegrarse en absoluto por causa de la alegría como tal […] Sin embargo, el anhelo de [experimentar] alegría no es más que el deseo de tener un pretexto para estar alegre. […] Y aún cuando la causa de la alegría puede ser encontrada en mil formas concretas, siempre es la misma: poseer o recibir lo que uno ama. Ya sea en el presente, lo que se esperaba para el futuro, o recordaba del pasado. La alegría es una expresión del amor. Alguien que no ama a nada ni a nadie, no puede regocijarse, sin importar que tanto desee, o se le antoje, ser feliz. La alegría es la respuesta de un amante que recibe lo que ama.” (Op cit p. 22 y 23)


Después de esta definición de alegría, nos damos cuenta que el festejo per se no llevará realmente a un estado de “regocijo”. ¿Te ha pasado que vas en búsqueda del ruido y la fiesta sin sentido? ¿Has tenido ese sentimiento después de las noches de parranda que aunque estabas en un lugar tan saturado de gente, ruido y alcohol, regresaste solo y vacío a casa?
 

Felicidad o simplemente entretenimiento pasajero


Si como propone este autor, llegas a la conclusión de que ser feliz proviene de recibir algo que amas, entonces está muy difícil llenar el corazón de simples COSAS. El shot de tequila, las fotos en redes sociales, tu súper outfit de la noche, la servilleta con el teléfono de la chica o chico que te encontraste en la fiesta… no acaban de llenar el anhelo de felicidad de nuestros corazones porque, aún cuando son cosas concretas que nos emocionan, al final solo nos evocan emociones momentáneas que no satisfacen el anhelo de alegría verdadera.
 


Si nada nos llena… ¿Qué lo hará?


Este filósofo propone algo muy semejante a lo que decía Santo Agustín 

. Solamente cuando se tiene presente a Dios en la ecuación del festejo se consigue satisfacer el deseo de alegría. Ya se hacía antes que los festivales o festejos siempre iban en torno al calendario de los santos, al ciclo de las cosechas o de acuerdo a los momentos importantes de la maduración de las personas. Si reconocemos la bondad de Dios y con ello justificamos las causas por las que festejamos, capaz no quedaremos con mal sabor de boca después de andar de fiesta. Inténtalo la próxima vez que organices algo con tus amigos, festeja la vida de alguien que amas con buenas conversaciones, compartiendo comida que cocinaste en casa… y puede que el regalo no solo sea para el festejado, sino que la felicidad se comparta entre todos los presentes.


Por último, el primer punto de la discusión:

 No siempre es necesario festejar. Es sencillo confundir un día de descanso (fin de semana largo) donde por el simple hecho de no ir a trabajar o a la escuela, creas que se necesita hacer fiesta. 

Guarda tus momentos de alegría para cuando sean necesarios. Como dije, antes era más fácil identificar estos hitos de la vida personal o comunitaria porque se vivía más en sintonía con los ciclos naturales y en observancia de las festividades cristianas… pero ahora que estamos tan secularizados, piensa en qué causas merecen la inversión de tu energía canalizada al festejo.


No pretendo que después de esto te vuelvas como algunos protestantes que no tocan una copa de vino y evitan a toda costa juntarse con personas que siquiera se atreverían a bailar. Pero sí a que reflexiones en esta propuesta de Pieper para identificar tus propias razones para buscar la fiesta. ¿Será que anhelas saciarte de ese sentimiento? ¿No puedes quedarte solo en casa el fin de semana? Cualquiera que sea tu conclusión, trata de buscar momentos de festejo donde las causas sean impulsadas por el amor.

 Reuniones y momentos en los que compartas con otros que estén celebrando algo que realmente aman, inténtalo por al menos un mes y cuéntanos cuál fue tu experiencia.

martes, 25 de diciembre de 2018

NAVIDAD eres tú 2018




¿Qué es la Navidad?

 La Iglesia en su misión de ir por el mundo llevando la Buena Nueva ha querido dedicar un tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad. Cerca de la antigua fiesta judía de las luces y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, la Iglesia aprovechó el momento para celebrar la Navidad.

sábado, 22 de diciembre de 2018

¿Existen los pecados ancestrales?

¿Es católica la oración de sanación del árbol genealógico?

Por: Redacción | Fuente: TeologoResponde.org




Pregunta:

 

 

¿Existen los pecados ancestrales? ¿Es católica la oración de sanación del árbol genealógico?

Respuesta:

 

 

En algunos sectores de la Iglesia Católica, sobre todo en grupos de tipo carismático, se ha difundido mucho la práctica de la oración, el rosario o las misas de “sanación del árbol genealógico” o “sanación intergeneracional”, que suscita grandes adhesiones, por un lado, y duras críticas por otro. Lo cuenta Luis Santamaría, integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), en el portal Aleteia.


La Asociación Internacional de Exorcistas ha trabajado este tema en su congreso celebrado en Roma en septiembre de 2018, de la mano del sacerdote mexicano Rogelio Alcántara, a quien se le pidió un estudio exhaustivo sobre el asunto. Alcántara es doctor en Teología y director de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis de México. Resumimos aquí su intervención.



Unos males supuestamente heredados


El autor resume así la idea que está en la base de la sanación intergeneracional: “los males que padecen actualmente las personas (males psíquicos, morales, sociales, espirituales y corporales) tienen una causa en sus antepasados. La persona actual sería como el último eslabón de una cadena, por donde van pasando los males que llegan a ella”. ¿De dónde vendrían estos males? De un triple origen: las malas inclinaciones de los antepasados, sus pecados, y las maldiciones lanzadas sobre sus descendientes. Lo que llevaría a la persona a tener “inclinaciones y tendencias a determinados males” o “ataduras ancestrales” muy fuertes.


La solución propuesta al creyente por algunos sacerdotes y grupos dedicados al ministerio de sanación y liberación sería “sanar su árbol genealógico con prácticas religiosas y oraciones específicas que puedan cortar esa nefasta ‘herencia’ que se ha recibido de los antepasados”, logrando la liberación propia y el perdón de los ancestros. Para ello se realizan unos ritos que implican asumir “nuevos conceptos como: transferencia, influencia, maldición intergeneracional, herencia ancestral, pegajosidad, sanación del árbol genealógico, etc.”.



¿De dónde viene esta teoría?


Después de ofrecer citas significativas de varios autores que sostienen esta idea, el padre 

Alcántara afirma que no podemos encontrar ningún autor católico que haya enseñado la doctrina del “pecado ancestral” antes de la segunda mitad del siglo XX, por lo que “es una ‘doctrina novedosa’, inventada, que representa un grave peligro para los que quieren aceptar la revelación divina tal como nos la presenta la Iglesia Católica”.


Esta teoría, según el sacerdote mexicano, “apareció por primera vez entre los protestantes por inspiración pagana. Un misionero protestante, Kenneth McAll, es quien dio el impulso a la práctica de ‘sanar’ el árbol genealógico hasta convertirlo en un movimiento”. Además, estas ideas tampoco tienen ningún fundamento filosófico ni científico. De hecho, el padre 

Alcántara apunta que “el supuesto fundamento filosófico del llamado daño ancestral es muy semejante a lo que popularmente se conoce como el ‘karma’, idea procedente de la religión hinduista”.


Por supuesto, la doctrina del pecado ancestral tampoco tiene fundamento teológico alguno, aunque sus defensores “tratan de justificar su aplicación del ‘karma’ a la teología cristiana basándose en las ciencias psicológicas, especialmente en Carl Jung”. O incluso llegan a citar la doctrina católica del pecado original, sin fundamento.


Pero… ¿no aparece en la Biblia?


La idea de pecados de los antepasados que influyen en la vida de las personas aparece en varios pasajes del Antiguo Testamento, que Rogelio Alcántara detalla y analiza para demostrar que la correcta interpretación de esos textos implica leerlos en su contexto, entendiéndolos “en un progreso pedagógico de la revelación, que llega a su plenitud en Cristo, quien nos enseña el auténtico concepto, por ejemplo, de castigo y misericordia divina”.


Precisamente es la misericordia de Dios el tema que se subraya en los textos bíblicos, la respuesta divina al pecado del ser humano. Por otro lado, hay textos en el Antiguo Testamento en los que se pone de manifiesto “que cada quien cargará con su culpa y las consecuencias de su pecado”, es decir, que “se subraya la dimensión personal del pecado”.


De manera que en el Antiguo Testamento “hay ya una nítida aclaración de la relación entre las consecuencias del pecado y la culpabilidad personal”. Algo que queda confirmado por las palabras de Jesús en los evangelios, como cuando responde a los que le preguntaban si un ciego lo era por sus propios pecados o por los de sus padres. Por eso, el sacerdote afirma que “a partir del análisis de los textos de la Sagrada Escritura podemos concluir que la ‘doctrina’ del llamado ‘pecado ancestral’ y la llamada ‘oración de sanación del árbol genealógico’ no tiene fundamento en la Revelación sobrenatural”.



Distinción entre influencias, pecados y maldiciones


El paso siguiente en la reflexión es aclarar los términos que se usan y distinguirlos. En primer lugar define la influencia intergeneracional como “todo elemento que altera o determina la forma de pensar o de actuar de alguien de una futura generación”. La influencia de una generación a otra existe, es algo natural, se da por cuestiones ambientales o de convivencia (como la educación humana o religiosa, el buen o mal ejemplo, etc.).


En segundo lugar aclara categóricamente con fundamento en la revelación que los llamados pecados intergeneracionales o ancestrales –entendidos como pecados que se transmiten de una generación a otra– no existen, porque el pecado es un acto libre, cuyas consecuencias por trasgredir la ley divina: culpa y pena son personales y por tanto intransferibles. El padre Alcántara reitera que “si por pecados ancestrales se entienden los pecados de los antepasados que se transfieren a la actual generación, éstos no existen, pues el único pecado que puede transmitirse por vía de la generación es el pecado original”.


Y añade que “si por pecados ancestrales se entiende simplemente los pecados que cometieron nuestros antepasados y que no se trasmiten a las actuales generaciones, podría aceptarse la expresión. Sin embargo, por prestarse a confusión y por correr el riesgo de que se interprete en el primer sentido, es mejor evitar el vocablo”. Los pecados de un antepasado no pueden predisponer al pecado al descendiente, sólo “podrían influir naturalmente (ambientalmente) a modo de ejemplo en las personas cercanas al pecador, pero no pueden predisponer a nadie al pecado”. Los pecados se repiten en las familias, sobre todo, por el mal ejemplo.



¿Tienen efecto las maldiciones?


En este punto, el teólogo mexicano vuelve a la cuestión de “las maldiciones que se hacen como petición al demonio” para que una persona quede privada de algún bien. Después de analizar los distintos tipos, aborda su efectividad: “quien maldice puede simplemente desear el mal del otro, pero el puro deseo humano no tiene poder para causar daño alguno. 

La maldición podría tener efecto cuando quien la lleva a cabo pide el mal para otro” –ya se lo pida a Dios o al demonio–.


Dado que Dios no responde a una petición que busque el mal de otra persona, los únicos que podrían acceder a cumplir las maldiciones son los demonios. ¿Y cómo es posible? 

Alcántara responde: “por un misterio –incomprensible muchas veces para nosotros– Dios permite actuar a su enemigo causando daños a sus creaturas humanas, de orden físico, psicológico o espiritual para su conversión y salvación”. Avanzando… ¿cuál es el alcance de una maldición o de la brujería en el tiempo? Según el autor, un hombre puede maldecir a sus descendientes, pero sólo a los vivos, pues no tiene bajo su potestad a los que no han sido concebidos.



¿Qué peligros hay?


Para terminar, el sacerdote mexicano afirma que “las llamadas misas (u oraciones) para sanar el árbol genealógico no son parte de la doctrina y liturgia católica… ni en la Revelación, ni en los Santos Padres, ni en la historia de la teología católica hay un solo ejemplo de que ésta sea o haya sido enseñanza católica”.


Basándose en un documento de los obispos franceses, explica que “la llamada oración de sanación del árbol genealógico lleva a la persona a buscar las razones de su sufrimiento fuera de sí misma. Lo cual a su vez impide que haya un verdadero proceso de ayuda psicológica que podría sanar al individuo. Por lo tanto, las ‘misas’ que se celebran con esta intención representan más un peligro psicológico para los fieles que una ayuda”.


Y, por último, subraya que “estas misas desvían la caridad que deberíamos tener hacia nuestros seres queridos difuntos. En efecto, en lugar de ofrecer misas por ellos, pedimos misas para nosotros, en cuanto que queremos que sus pecados dejen de afectarnos en esta vida”.



Este artículo fue publicado por nuestros aliados y amigos:
Con información de Aleteia y Infories (Nº 630, 7 de dic. 2018)
El Teólogo Responde

sábado, 15 de diciembre de 2018

La mamá en la familia actual

La mujer tiene que experimentar el gozo de construir su hogar

Por: Ana Teresa López de Llergo | Fuente: yoinfluyo.com




Personajes dentro de una familia


La familia es una institución natural que arropa la dimensión social de las personas.


 La familia propicia el sentido de pertenencia y el sentido de colaboración. Dicho de otro modo: hay funciones que se deben cubrir, y para ello, se necesita distribuirlas porque cada uno tiene sus capacidades. Ejercitándolas se realiza y se evita el agravio terrible de la exclusión. De modo espontáneo se cubren todas las funciones para satisfacer lo propio de la vida y lograr el auténtico desarrollo individual y social.



De manera natural se fueron repartiendo las funciones dentro de la familia. No fue por decreto lo que se le encargó a la madre o al padre. 

 La lógica natural inclinó a hacer lo que competía a cada quién. Las circunstancias de la maternidad y la paternidad hicieron que la mujer permaneciera más tiempo en la casa, y el hombre saliera a conseguir lo necesario para el sustento. También la fuerza física tuvo un papel primordial, era más probable el éxito de la defensa del hombre ante las bestias que la de la mujer.


Al engendrar un hijo, la mujer sufre cambios en su cuerpo que lógicamente la obligan a modificar su conducta, precisamente para alcanzar el buen desarrollo de la criatura, y por el bien de ella. La mujer es cíclica y ello repercute en evidentes cambios en su vigor, en su estado de ánimo, en su resistencia. 


El hombre es más lineal, salvo que sufra alguna enfermedad, sus condiciones físicas y psíquicas son más estables.

 De ese modo las exigencias del hogar se adecuaron al estilo femenino, y las demandas extra familiares, más sistemáticas, fueron resueltas de mejor modo por los varones.


Nuestra mentalidad y el desarrollo de la ciencia y la tecnología, actualmente nos dificultan la comprensión de las soluciones primitivas, nos es difícil entender cómo surgió entonces la distribución de tareas para la colaboración mutua intrafamiliar.  


La mala óptica interpreta esa distribución como consecuencia del “machismo” porque se considera al varón cuasi monstruo que sojuzga a la mujer y la esclaviza. 

 Aunque tampoco se excluye el hecho de que algunos hombres sí esclavizan,. Pero también, hay mujeres que se aprovechan de su condición y fingen debilidad para obtener servicios que ellas no están dispuestas a realizar.

Ahora, con los avances de la tecnología, muchos de los trabajos que se realizaban únicamente con el esfuerzo humano se suplen con instrumentos, ese ahorro de energías facilita dedicarse a otras tareas fuera de la casa. Ello ha revolucionado la dinámica laboral de la mujer que ya puede asumir otras responsabilidades profesionales. Con lo cual, el rostro de la sociedad también ha cambiado.


La aceptación de la mujer como profesionista fuera del hogar requirió un cambio arduo, hubo que presionar, modificar costumbres. Fue una lucha legítima para hacer ver la igualdad de derechos. Desgraciadamente en ese camino hubo extrapolaciones que aún persisten, como lo es el feminismo radical que sueña con vengar agravios. Mientras tanto incitan al desprecio y al rechazo del varón.


Con la actitud de independencia de parte de la mujer, muchos de los aspectos comunes del hogar se han dividido, por ejemplo la economía o el compartir necesidades legítimas como el modo de descansar. Así se abre un resquicio al individualismo que dejará huella en la prole.



La mujer en la familia actual se encuentra más gratificada con su trabajo fuera de la casa, recibe un sueldo que le hace satisfacer sus necesidades sin depender del marido. 

Muchas veces su nivel de desempeño luce más que el de él y eso ocasiona cierto espíritu de competencia mal sana. Peor es si el varón queda desempleado.


Generalmente se retrasa la procreación, y cuando se deciden a procrear la mujer no es tan joven como para tener las energías adecuadas, por lo mismo y por los cuidados al recién nacido, se renuncia a tener más hijos. Todo ello obscurece el gozo de la maternidad y de la paternidad. Ni se disfruta ni se aconseja a otras familias. En realidad la figura de la madre se retrasa y se empobrece.



Con la mala aplicación de la igualdad de las mujeres y los hombres, la mujer muchas veces se divierte con “sus amistades” que ya no son las de él, tiene confidentes que muchas veces son ajenos al esposo, por tanto, ante cualquier desavenencia no se facilita la unidad, el perdón, la comprensión, la paciencia, sino la separación o el divorcio.
Los hijos por la ausencia de los padres retrasan su educación, ya no se impulsan los hábitos de los primeros años. Con el fácil acceso a los contenidos que ofrecen los medios de comunicación, se van perdiendo las tradiciones familiares, y el conocimiento entre padres e hijos es muy superficial. Los hijos buscan otros modelos. Esto provoca lesiones hondas e insatisfacción.
Por eso, es necesario un retorno al hogar, reconocer su riqueza, allí se forjan las personas en el ambiente más propicio a su dignidad. Los sacrificios que se dan dentro de la familia siempre producen una satisfacción infinitamente superior a otras.
La mujer tiene que experimentar el gozo de construir su hogar, descubrir que los sacrificios por los demás producen una paz interior incomparable. Su papel es central y debe defenderlo. Con la preparación recibida ha de conseguir la coordinación con otros trabajos y, si fuera el caso, dar el mejor esfuerzo para atender a los miembros de su familia.
La solución básica de los problemas de la sociedad se resuelve en la familia. Por eso, si vemos que algunas se tambalean hemos de ver el modo de colaborar. La meta es siempre en favor de la familia, allí se propicia la infancia feliz. Realmente el hogar es el lugar al que todos quieren retornar. Cuidemos este tesoro y quitemos las telarañas que han introducido los falsos planteamientos.

sábado, 8 de diciembre de 2018

INMACULADA CONCEPCIÓN 2018




Inmaculada Concepción

 "Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles.

 "Dogma proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus

sábado, 1 de diciembre de 2018

¡Tú no puedes demostrar la existencia de Dios!





Respuesta a crítica de un creyente fundamentalista

Por: Dante A. Urbina | Fuente: DanteAUrbina.com




El día 23 de agosto de 2015 concedí una entrevista en Guadalajara (España) a los apologistas Jesús Rodríguez y Yasmin Oré del canal “Convertidos Católicos” sobre cómo responder a los ateos. El video completo de la entrevista lo podrán ver al final de este artículo.


Pues bien, habiendo estado también disponible en el canal de YouTube de ellos, un comentarista, creyente, curiosamente, realizó una crítica respecto de mi exposición y enfoque en la entrevista. A continuación, el comentario crítico: “La existencia de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no. Por reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales. Además, en la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia. Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura que cuando uno lee se va convenciendo. Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos”.


No es mi costumbre responder directamente por medios web a críticos particulares (de hecho, tengo la regla de no hacerlo), pero hice una excepción en ese contexto, no porque el comentario sea pertinente (en realidad resulta bastante impertinente, como pasaré a mostrar) sino por deferencia a Jesús y Yasmin, un extraordinario matrimonio católico que con su fe y amor son verdadera “luz del mundo” (cfr. Mateo 5:14-16) por medio de su apostolado. En todo caso, creo que la respuesta que di puede ayudar a muchas personas a comprender mejor el correcto contexto de la apologética (defensa de la fe por medio de la razón).


A continuación, mi respuesta punto por punto (respecto de la cual en su momento hice la anotación de que sería mi única intervención ya que no entraría al juego de “réplicas y dúplicas” si es que se diere por el simple hecho de que, como ya he anotado, no debato por Internet con comentaristas particulares):



1) “La existencia de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no: 

 Empezamos mal. El comentarista pretende ampararse en la Biblia ¡pero comienza su crítica contradiciendo una clara enseñanza bíblica! En efecto, es una verdad bíblica que el hombre, desde su sola razón natural, puede llegar al conocimiento básico de la existencia de Dios. ¿Qué dónde dice eso? Simple, lo dice el apóstol Pablo en su Carta a los Romanos: “Lo que se puede conocer de Dios, ellos lo conocen muy bien, porque Él mismo se los ha mostrado; pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer si se reflexiona sobre las cosas visibles que Él ha hecho” (Romanos 1:19-20). Aquí es muy importante entender, visto el contexto del pasaje, que Pablo no está hablando de los judíos que han recibido la revelación directa y específica de Dios por medio de la ley de Moisés, sino de los paganos que no han recibido ello sino solo la revelación indirecta y general de la creación. Lo que está diciendo Pablo es que basta con que estos paganos reflexionen, es decir piensen, sobre la creación (“las cosas visibles”) para que puedan inferir la existencia del Creador (“invisible”). Justamente porque todo hombre puede al menos conocer la existencia de Dios por la razón natural es que Pablo dice que los que lo rechazan “no tienen excusa” (Romanos 1:20). De ahí que Pablo no crea que el problema es que sea imposible conocer la existencia de Dios por medio del pensamiento humano sino que los paganos “aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias” (Romanos 1:21). O sea, el rechazo a Dios no es tanto un problema de la razón sino del corazón. Ya luego, el corazón que rechaza a Dios afectará a la razón y por eso el apóstol continúa el versículo diciendo que esos paganos “han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras” (Romanos 1:21). Pero el punto es que de partida todos ellos tenían la perfecta posibilidad de reconocer a Dios por medio de la razón

Por tanto, es claro que el comentarista cae en una falacia de falso dilema: opone “pensar” a “creer” cuando lo que nos enseña aquí la Biblia es que el pensamiento (“reflexión sobre las cosas visibles”) puede llevarnos a la fe (“creer en el Dios invisible”), de modo que son aspectos complementarios antes que contradictorios.


2) “Por reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales:


 Lamento informarle al comentarista que, quiéralo o no, los seres humanos somos seres racionales (y le recomendaría no molestarse mucho con eso porque quien nos hizo seres racionales ¡fue Dios mismo!). ¿Quiere ver seres que no se hagan ningún tipo de preguntas existenciales? ¡Pues fíjese en las piedras o los animales! El que los seres humanos podamos formularnos preguntas existenciales no es una “maldición”, como pareciera pensar el comentarista; más bien se trata de un don que nos ha dado Dios precisamente para buscarlo. Jesús dijo claramente: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14:6). 

Si el hombre se formula preguntas existenciales eso está muy bien ¡porque la respuesta es Cristo! Si el hombre no se formulara nunca esas preguntas y solo viviera como un animal, no tendría esa “sed de Dios” que en última instancia, por gracia, lo conduce… a Dios. El comentarista puede hallarse ofuscado al ver tantos sistemas filosóficos anticristianos como el marxismo, el liberalismo, el ateísmo, el positivismo, etc. Pero la solución que debemos dar los cristianos a eso no es decirles a los filósofos de esas corrientes: “Oigan, tiren sus cerebros a la basura y dejen de hacerse preguntas existenciales”. No. La solución cristiana es mostrarles que Cristo es la respuesta correcta a todas sus preguntas. Un gran ejemplo de esto es C. S. Lewis, profesor de la Universidad de Oxford y extraordinario escritor cristiano pero que comenzó siendo ateo. ¿Y cómo fue que dejó de ser ateo? Simple: reflexionó profundamente sobre las preguntas existenciales que tenía ¡y al final tuvo que aceptar que  


Dios era la única respuesta coherente a todas esas preguntas!(1). Así que dejemos esa actitud de pretender prohibir o censurar el que la gente pueda hacerse preguntas existenciales, ¡más bien hay que aprovechar ello para mostrar a Cristo! Él mismo ha dicho “Yo soy la Luz del mundo” (Juan 8:12). ¡Dejemos que ilumine nuestros pensamientos entonces! (no parece muy atractiva ni razonable la “solución” de tirar nuestro cerebro a la basura).



3) “En la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia. Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura

Una clara falacia de premisa falsa o indemostrada. Esta crítica presupone que absolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo con un ateo tiene que estar en la Biblia. Pero, ¿dónde está el versículo bíblico que explícitamente diga que absolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo con un ateo debe estar en la Biblia? No existe. Así que esa idea se refuta a sí misma. De otro lado, al parecer el comentarista me increpa el que cite a Santo Tomás de Aquino (filósofo católico del siglo XIII) y no solo a profetas y personajes de la Biblia. Si es así, ¡pues que comience increpándole al apóstol Pablo! Hubo una ocasión en que Pablo tenía que predicar el mensaje cristiano en el Areópago de Atenas. Y el auditorio ante el que estaba no era cualquiera: se trataba del centro cultural de los griegos donde se encontraban varios filósofos, inclusive epicúreos y estoicos como explícitamente nos dice Hechos 17:18. ¿Y qué hizo Pablo en ese momento?, ¿se ciñó a los parámetros del comentarista, limitándose a citar única y exclusivamente a profetas y personajes del 


Antiguo Testamento (que era la “Biblia” de su tiempo)? De ningún modo. Pablo explícitamente citó a pensadores griegos: “Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: ´Somos descendientes de Dios´” (Hechos 17:28). ¡Pero esos poetas (pensadores) griegos no son personajes bíblicos! Luego, tenemos un claro ejemplo bíblico de que es errada la idea de que única y exclusivamente podemos citar a personajes bíblicos. Pablo introdujo citas de pensadores griegos en su discurso y si bien, como sucede siempre y como pasó hasta con el mismo Jesús, hubo varios que no le creyeron… también hubo quienes sí se convirtieron, ¡incluido un relevante miembro de este centro cultural y político! ¿Qué de dónde saco eso? Pues de Hechos 17:34: “Pero algunos lo siguieron y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, que era uno de los miembros del Areópago”. Así que si puedo ayudar aunque fuere a una sola conversión introduciendo citas de Santo Tomás de Aquino u otro filósofo teísta, lo seguiré haciendo. Mi prioridad es ayudar a las almas, no ceñirme a los prejuicios del comentarista. He visto que comenzando con el lenguaje filosófico se puede abrir la mente de muchas personas hacia el mensaje del Evangelio, así que me sirvo de eso así como en su tiempo hicieron Santo Tomás de Aquino y San Agustín. Al ascender al cielo Jesús dijo que quería que su mensaje llegara a “todas las naciones” por “todos los días hasta el fin del mundo” (cfr. Mateo 28:19-20). En ese contexto no solo es perfectamente factible sino necesario que Jesús suscite santos y pensadores para su Iglesia más allá de la época de los apóstoles, de forma que conocerlos y citarlos no es de ningún modo “pecado” (que es prácticamente lo que pareciera pensar el comentarista).



4) “Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos


Si yo salto en frente de alguien y esta persona me dice “Dante, tú no puedes saltar”, ¡lo mínimo que tiene que hacer es demostrar que no he saltado! El comentarista dice que no puedo demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía. Si va a afirmar eso ¡lo mínimo que tiene que hacer es refutar punto por punto las demostraciones que he desarrollado! Pero no ha hecho nada de eso. Simplemente se basa en la idea de que demostrar la existencia de Dios por el razonamiento es algo antibíblico ¡pero ya demostramos que es más bien esa idea la que es antibíblica pues Pablo dice que todos los hombres pueden inferir la existencia del Dios invisible a partir de la reflexión sobre las cosas visibles! No sé si el comentarista estará informado pero la filosofía es primariamente ¡una reflexión sobre las cosas! Y no solo eso: las demostraciones que he dado de la existencia de Dios con base en las cinco vías de Santo Tomás de Aquino siguen precisamente el método recomendado por el apóstol Pablo. 

En efecto: se parte de ciertos aspectos de la creación visible (movimiento, causalidad, contingencia, grados de perfección, orden) y por reflexión filosófica se llega a la existencia del Creador invisible. Pero nuevamente el comentarista cae en una falacia de falso dilema y pone esto como si fuera excluido por los 10 mandamientos. Nada más errado. Uno puede mostrar a Dios tanto por su palabra como por sus obras: lo uno no quita lo otro. Es más, miren lo que dice el primer mandamiento: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Así que el punto no es descartar nuestra mente y racionalidad, sino ponerlas al servicio del Señor. Dice el apóstol Pablo: “Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo para que lo sirva a Él” (2 Corintios 10:5). 

¡Que se lea bien por favor! Pablo no dice “Prohibimos todo pensamiento humano…”. No nos dice que dejemos de pensar, nos dice que pongamos nuestro pensamiento al servicio de Cristo, tal como hizo Santo Tomás de Aquino y tal como busco hacer yo (con todas mis limitaciones e imperfecciones, claro está). Prefiero tener un pensamiento para que pueda servir a Cristo. Si el comentarista prefiere dejar de tener cerebro y racionalidad ya es problema de él… pero se pierde la oportunidad de servir a Cristo con la sana filosofía. 

Parece que él parte del prejuicio de que toda filosofía es enferma por el solo hecho de ser filosofía, pero Pablo nos muestra que es posible una recta filosofía en servicio a Cristo.


En suma, no he sido yo quien ha respondido a este comentarista supuestamente “bíblico”: ¡han sido Pablo y la Biblia quienes le han respondido!



Referencias:

 1 La historia completa de su conversión puede verse en su autobiografía: C. S. Lewis, Sorprendido por la Alegría, Ed. Rayo, New York, 2006.























 











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