El amor no es el arrebato ciego de los enamorados ni la idealización de los románticos
Por: Dora Tobar | Fuente: Por tu matrimonio
Por: Dora Tobar | Fuente: Por tu matrimonio
El
amor no es el arrebato ciego de los enamorados ni la idealización de
los románticos. El amor es el deseo de buscar ante todo el bien de la
otra persona.
Es
muy fácil confundir el amor con los sentimientos de agrado y
fascinación que una persona nos despierta y terminar así haciendo
promesas y entregas de amor cuando aún no estamos listos.
Afortunadamente,
varias ciencias modernas como la psicología y hasta la bio-química han
salido hoy al paso de los enamorados para ayudarles a clarificar sus
sentimientos. Con base en esos datos podemos por eso decir, desde ya,
que el amor a primera vista no existe.
Toda relación de pareja, por
tratarse del encuentro entre dos personas, pasa por distintas etapas
hasta llegar, algunas veces, al amor.
Identificar
en qué etapa de la relación vas con tu pareja te ayudará a saber
también qué tipo de opción les conviene más y cómo pueden orientar su
relación hacia la conquista del amor verdadero.
Las etapas del amor:
La
relación de pareja pasa por distintas etapas que se pueden identificar
como el enamoramiento o atracción, la etapa romántica o del “Te quiero” y
finalmente “El amor”.
El enamoramiento:
Es
la etapa rosa y apasionante en que una pareja se siente fuertemente
atraída y fascinada por otra la otra persona. Estas sensaciones son tan
fuertes y placenteras que muchas parejas creen que este es el amor.
Sin
embargo, la atracción que une a los enamorados no es más que el efecto
de unas sustancias llamadas feromonas que, además de alterar nuestros
sentidos y hacernos sentir gran goce y pasión ante el más mínimo
contacto con la otra persona, nos hace creer que con nadie podríamos ser
tan felices.
Es
decir, el agrado físico es tan fuerte que la mente también queda como
enceguecida o fascinada. Por eso los enamorados no ven los defectos de
su pareja e incluso dudan que pueda tenerlos. Todo parece perfecto.
A
esta falta de objetividad se suma el hecho que, los enamorados, si no
mienten sobre ellos mismos, por lo menos esconden sus errores y exageran
sus virtudes pues desean conquistar a todo precio la persona que les
proporciona tan gratas sensaciones.
En
conclusión, el enamoramiento es una fase donde prima el placer pero
donde se carece de realismo pues no sabemos aún cómo es realmente la
otra persona. De hecho, durante el enamoramiento, lo que amamos del otro
no es lo que él o ella es, sino lo que sus caricias, detalles y
compañía me producen cuando me toca, me habla o me invita.
Estas
sensaciones son además pasajeras pues el efecto de las feromonas dura
máximo 3 años. Si durante este tiempo la pareja no se ha dado la
oportunidad de dialogar mucho y esforzarse por conocer la realidad del
otro, en vez de quedarse engolosinada en encuentros llenos de caricias
pero con poco contenido, la relación se acaba. Si además se tienen
relaciones sexuales durante esta etapa, el efecto enceguecedor de las
feromonas se duplicará creando una sensación ficticia de intimidad.
El enamoramiento no es la etapa para la entrega que supone la vida sexual y matrimonial.
Etapa Romántica o del “Te-Quiero”
En
la etapa romántica la pareja empieza a compartir más y por tanto a
conocerse mejor. Al
ir entrando en el mundo de la otra persona, de sus
gustos, de sus ideas, de sus características, de sus habilidades, etc.,
empiezan a aparecer las cosas que realmente nos atraen de la persona, y
no sólo de su cuerpo. Se empieza a disfrutar de lo que la persona es, y
no únicamente de lo que esa persona causa en mí.
Algunas
de las característica que descubrimos en la pareja son reales. Podemos
ya ver algunos defectos, pero también puede haber todavía mucha
fantasía o idealización (amo los sueños que el otro despierta en mi).
Por eso es importante recordar que apenas se está comenzando el
conocimiento de la otra persona.
Junto
a la pasión de las feromonas, en la etapa romántica aparece la ternura.
Ésta busca llegar a lo profundo de la otra persona para halagarla o
hacerla sentir bien.
Con
todo, la etapa romántica no es todavía el amor. Aún no conozco a la
otra persona como para saber si estaría ya dispuesto(a) a entregarle
las llaves de mi casa o la clave secreta de mi cuenta bancaria. Y si
eso es así, entonces es signo de que aún no estamos listos para una
entrega total como la que supone la sexualidad o el matrimonio.
El Amor:
El
amor no es el arrebato ciego y apasionado de los enamorados. Tampoco es
la idealización rosa de los románticos. El amor es la unión estrecha,
la confianza profunda y el deseo de buscar en todo el bien de la otra
persona. Este sentimiento surge cuando se conoce a la pareja y se es
feliz con lo que se sabe ella. Entonces nace el impulso confiado de dar
todo de sí y de recibir todo lo que el otro es, para formar un
“nosotros".
En
otras palabras, en el amor la confianza y la generosidad son los
elementos claves y se relacionan mutuamente: porque confiamos, deseamos
entregar generosamente toda nuestra vida. Pero no se puede llegar a la
confianza sin el conocimiento mutuo.
Por eso podemos decir que el amor se compone de cuatro elementos:
Conocimiento:
Y conocerse significa al menos que:
- Sé de dónde vienes y a dónde vas.
- Sé cómo reaccionas cansado, con rabia, bajo estrés, cuando estás contento.
- Sé gran parte de tus defectos y cualidades.
- Sé tus valores y los comparto.
- Aunque no eres perfecto(a).
Aceptación:
- Admiro lo que eres.
- Me gusta tu físico y tu manera de ser.
- Entre todas las personas que pueden gustarme, te escojo a ti.
- No espero que cambies para amarte. Aunque no cambies así te quiero.
Confianza:
- Sé que en ningún momento quieres hacerme daño.
- Puedo confiarte mi salud, mi dinero, mi futuro porque sé que deseas cuidar de mi.
Deseo de entrega:
- Verte feliz me satisface.
- Conozco tus aspiraciones y estoy dispuesto(a) a apoyarlas.
- Ofrezco todo de mi para que buscar tu bien tanto material, sexual como emocional.
- Estoy dispuesto (a) invertir todas mis energías en acompañarte, entenderte y servirte, aún cuando me implique renuncia y sacrificio.
Para
quien es creyente es claro que no hay mejor definición de amor que la
que Jesús nos dio: “No hay amor más grande que dar la vida por sus
amigos” (Juan 15,13). Así, el amor deja de ser sólo un sentimiento y se
convierte en la permanente acción de auto-donación o entrega por el bien
del otro.
En
una pareja no siempre los dos llegan juntos, o al mismo tiempo a
desarrollar este tipo de amor. Si después de un periodo uno de los dos, o
los dos, no avanzan hasta alcanzar este amor de entrega es porque no
están listos para ser un matrimonio.
El
amor debe ser alimentado permanentemente. Por eso, el hecho de que una
pareja se case amándose, no implica que ya tiene su felicidad
garantizada. Cada cual debe esforzarse por cuidar y avanzar en la
entrega, la confianza, el mutuo conocimiento y la aceptación del otro.
Más sobre este tema en El compromiso y Qué estoy dispuesto a compartir. Lecturas Complementarias: M. Scott Peck, Nueva Psicología del Amor, MC Editorial, 1998.
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