Por: Dwight Longenecker | Fuente: Catholiceducation
El
odio por la Iglesia Católica viene desde todos los frentes y uno de
estos ataques, el que dice que la Iglesia Católica es "corrupta, inmoral
y plagada de delitos", es el más típico.
Mis
tweets deben haberse retwitteado a una audiencia poco comprensiva
porque luego apareció una respuesta que decía que cualquier persona que
tuviera conciencia debería dejar de pertenecer a la "Iglesia católica
corrupta, inmoral y llena de delitos".
Me
parece curioso que en esta ola anti-católica los nuevos ateos y los
viejos fundamentalistas recurran a muchos de los mismos ataques a la
religión católica. El odio por la Iglesia Católica viene desde todos los
frentes y uno de estos ataques, el que dice que la Iglesia católica es
"corrupta, inmoral y plagada de delitos", es el más típico.
Nadie
se detiene a pensar que ningún católico entendido discute que haya
inmoralidad, delitos y corrupción en la Iglesia Católica. Lo hemos
sabido siempre. De hecho, el mismo Señor Jesucristo dijo que las ovejas
y las cabras estarían mezcladas y que el trigo y la paja crecerían en
el mismo terreno. De hecho, entre los santos apóstoles hubo algunos que
eran menos que santos. Judas fue un traidor que vendió al Señor y su
alma por una bolsa de dinero y que luego se ahorcó. Pedro fue un
traidor elocuente, Tomás, un escéptico timorato, Pablo, un hombre
violento e ignorante y un cómplice de asesinato. La lista podría
continuar.
Claro
que hay inmoralidad, corrupción y delito en la Iglesia Católica. ¿Qué
esperaban? ¿Una secta rigurosa de blancos hacedores de buenas obras,
sonrientes, de prolijo peinado, con zapatos lustrados y corbata,
repartiendo folletos del Evangelio? ¿Qué esperaban? ¿Un grupo de
agradables ancianas que hornean galletas y administran un comedor de
beneficencia? ¿Qué esperaban? ¿Un grupo de activistas sinceros que
bregan por un mundo políticamente más correcto para todas las personas
por las que se debería sentir lástima?
Seguramente encontrarán grupos
de hacedores de buenas obras como esos, pero no será la Iglesia
Católica, sino más bien una suerte de secta aterradora en la que no
querrían participar si tuvieran la oportunidad.
Por
el contrario, en la Iglesia Católica -como en cualquier grupo de seres
humanos- encontrarán a los buenos y a los malos todos mezclados.
Encontrarán la agonía y el éxtasis -la alegría y la pena-, al pecador y
al santo, y ¿acaso no es eso lo que esperarían encontrar si estuvieran
en la búsqueda de una religión auténtica? ¿No es eso lo que encuentran
cuando leen el Antiguo Testamento? ¿No es eso lo que encuentran cuando
leen la historia de la humanidad? ¿No es eso lo que encuentran cuando
estudian su propio árbol genealógico?
¿No es eso lo que encuentran
cuando se miran al espejo?
Entonces,
no me preocupa realmente si la Iglesia católica está llena de delitos y
corrupción y de una buena cantidad de pecadores, sino que me hace
sentir como en casa.
La razón por la que amo a la 'Iglesia Católica corrupta y llena de
delitos' es, en primer lugar, que todos admitimos que es así; segundo,
que lamentamos que sea así; y tercero, que estamos intentando hacer algo
al respecto. La Iglesia Católica puede ser corrupta y estar llena de
delitos, pero la Iglesia Católica también es la única institución que
puede hacer algo al respecto. Claro está que la Iglesia Católica está
llena de pecadores del mismo modo que un hospital está lleno de
enfermos. El Señor no llama a los rectos, sino a los pecadores para que
se arrepientan, y por ser esto así, deberíamos esperar que sean los
pecadores los que respondan a la llamada, que entren a casa para
resguardarse del frío y pregunten qué se necesita para que las cosas
mejoren.
No
estamos todos contentos con el delito, el pecado y la corrupción que
hay en la Iglesia católica, pero no podemos imaginar ninguna otra
iglesia distinta. Los católicos somos una obra en curso y los que
reconocemos que somos pecadores nos sentimos cómodos con las otras
personas que también continúan trabajando en ello. Como un grupo de
alcohólicos anónimos: "Hola, mi nombre es Dwight. Soy un pecador".
Entonces, no me preocupa realmente si la Iglesia Católica está llena de
delitos y corrupción y de una buena cantidad de pecadores, sino que me
hace sentir como en casa.
Los
que me preocupan son aquellos que tienen pretensiones de superioridad
moral y que culpan a la Iglesia por eso. ¿Piensan realmente que son
tanto mejores que los demás?
¡Caramba! Esas son las personas que me
ponen los pelos de punta y no los tristes pecadores que se sientan en
los bancos de la Iglesia semana tras semana. Al menos ellos saben que
necesitan ayuda. ¿Y los que piensan que no necesitan ayuda? Sí, esos
son limpísimos zombis que me dan escalofríos.
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