Reservemos un momento de oración para pedirle a Dios estos seis regalos espirituales
Por: Nory Camargo | Fuente: Catholic-link.com
Por: Nory Camargo | Fuente: Catholic-link.com
Todos sabemos que los regalos indudablemente hacen parte de esta época navideña.
Empezamos a pensar qué regalarle a nuestros amigos o familiares,
realizamos dolorosas caminatas por los centros comerciales y aguantamos
filas eternas para pagar y empacar regalos.
Recuerdo
que cuando era pequeña le escuché decir a mis padres que a ellos nos
les importaba no recibir nada, ningún regalo. Que lo importante era
tener a la familia reunida, gozar de buena salud y contar con la dicha
de compartir con los que más queríamos. Lo que decían me parecía
inconcebible, absurdo y doloroso. ¿Cómo alguien podía decir semejante
cosa? Como diría mi abuelo, «semejante barbaridad»
.
¿De qué se trataba entonces la Navidad si no era de regalos?
La angustia por ese comentario fue tal, que lloré a escondidas (solo un
poquito), al pensar que un día ninguno de los regalos que estaría
debajo del árbol, llevaría mi nombre. Pero entonces pasaron los años y
comprendí que mis padres tenían razón. Las experiencias de la vida me
enseñaron que los regalos materiales no se comparan con los regalos
espirituales, o más bien, con aquellos que no son tangibles, los que no
puede comprar ni el hombre más multimillonario del planeta.
Estos son algunos regalos que el dinero no compra, y que todos deberíamos pedir esta y todas las Navidades que Dios nos conceda:
1. Amor
¿Amor?
¡Ay Nory pero que cursi eres! Resulta que últimamente he pensado mucho
en esa frase que dice «Dios es amor». Hace unos años no la entendía muy
bien, me parecía un argumento pobre o una respuesta floja que la gente
daba cuando no sabía qué más responder. Pero lo que sucede es que he
comprobado, que efectivamente el amor lo transforma todo.
Es
increíble ser testigo de lo que puede llegar a hacer el amor, cuando
amamos a otros y nos dejamos amar ¡cómo nos cambia la vida! Pidámosle
esta Navidad a Dios, que nos regale amor, toneladas de amor. Amor
propio, amor en nuestra familia, amor para nuestros hijos, amor por
nuestra pareja y también, para los que nos hacen la vida un poco
difícil.
2. Alegría
Qué
pereza estar con alguien que no tira ni media sonrisa, que se vive
quejando de todo o que para rematar, lo único que hace es estar de mal
genio. Es cierto que la vida nos da golpes duros y que no todo puede ser
felicidad. Per no dejemos que los problemas o los obstáculos nos
arrebaten la alegría.
Irradiarla
nos permite construir hermosos recuerdos con los demás, nos permite
también contigiarla y permitirle saber a los que nos rodean, que vale la
pena esforzarse por no dejársela quitar. Si la hemos perdido, pidámosle
a Dios la gracia de tenerla de vuelta, y si nos caracterizamos por ser
personas alegres, que el don se nos multiplique por 100.
3. Esperanza
Este
sí que podría llegar a ser un regalazo. Porque nos hace falta y por
montones, la esperanza nos permite ser como esa vela caprichosa del
pastel a la que soplan, y tras unos breves segundos, se vuelve a
prender. Nos permite ver la vida con ilusión y optimismo, aunque el
panorama sea desalentador y oscuro. «Si ayudo a una sola persona a tener
esperanza, no habré vivido en vano» (Martin Luther King).
4. Fe
Creo
que la fe, aunque muchas veces flaquee, está dentro todos los seres
humanos. Sin importar la religión. La fe es esa fuerza sobrenatural a la
que nos aferramos cuando todo parece ir en contra. Brota desde lo más
profundo de nuestro ser sin que podamos controlarla o detenerla, y ha
sido plantada como una pequeña semilla en el corazón de todos, desde el
vientre materno.
La
fe es íntima amiga de la esperanza y es la que nos permite esperar,
esperar en el amor de Dios. Es la que nos hace desear que las cosas
salgan bien. Pidámosle a Dios que nunca se nos agote la fe, sin importar
el dolor o lo terrible que puedan llegar a ser las circunstancias.
5. Caridad
Este
regalo puede cambiarnos la vida. La caridad va de la mano con el
servicio y la entrega desinteresada hacia los demás. En ocasiones se
tiende a pensar que la caridad está únicamente relacionada con las
personas necesitadas, pero resulta que la pobreza no solamente puede ser
material, sino espiritual.
Me
atrevería a decir que los niveles de pobreza espiritual superan los de
la material. La caridad no debería estar disfrazada de superficialidad,
debe surgir del corazón de forma genuina. Pidámosle a Dios que esta
Navidad, nos otorgue el regalo de la caridad.
«La
fe, la esperanza y la caridad son como tres estrellas que se encienden
en el cielo de nuestra vida espiritual para guiarnos hacia Dios. Son las
virtudes «teologales» por excelencia: nos ponen en comunión con Dios y
nos conducen a Él». (San Juan Pablo II)
6. Perdón
Este
si que nos cuesta. Tal vez llevamos años lastimados, guardando rencor,
arañando recuerdos que nos hieren el alma. El perdón es uno de los
regalos más maravillosos que podemos experimentar, perdonarnos a
nosotros mismos, aceptar el perdón de otros y tener la valentía de
perdonar al que nos ha causado tanto dolor, es un acto divino de
misericordia. Que además nos quita un peso enorme de encima, nos deja
livianos, nos permite respirar profundo y elimina ese horrible
sentimiento que nos oscurece de a poco.
Pidámosle a Dios el regalo del
perdón, para esta Navidad.
Los
regalos espirituales que podemos pedirle esta Navidad a Dios, pueden
llegar a convertirse en una enorme lista, incluso más grande que la de
los regalos que esperamos debajo del árbol. Cada uno sabe qué necesita
más en esta época.
Y
aunque los regalos físicos forman parte de la tradición, nos hacen
sentir queridos y especiales, y nos permiten demostrarle de cierto modo a
nuestros familiares cuánto los amamos. Reservemos un momento de oración
para pedirle a Dios estos seis regalos espirituales, que sin duda nos
serán otorgados si los pedimos con la firme convicción, de que con ellos
seremos mejores hijos de Dios.
Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos: |
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