Humanizar la atención a los enfermos será de gran beneficio para todos.
Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net
Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net
Hablar
de economía sanitaria exige un buen nivel de competencia, pero casi
todos podemos constatar, desde la experiencia de la gente, cómo afecta a
la vida de las personas.
Porque
según se organice la administración pública de un modo o de otro
respecto de los gastos médicos, será posible recibir una mejor atención
sanitaria, o encontrarse con la triste sorpresa de que no hay ni
medicinas ni camas de hospital para uno mismo o para algún familiar o
conocido.
Por
lo mismo, la atención a la economía sanitaria afecta a todos. Si las
autoridades organizan modos eficaces de usar los recursos, si saben
obtener fondos sin graves daños a la sociedad, si tienen ante los ojos
las necesidades concretas de la gente, habrá mejoras que beneficiarán a
muchos.
No
a todos, hay que decirlo, pues los recursos son siempre limitados. Por
más dinero que se invierta en hospitales, en investigación, en
universidades, nunca habrá suficientes atenciones para todos,
especialmente en casos de enfermedades raras que exigen muchos recursos
para pocas personas.
Reconocer
el límite de los recursos (materiales y humanos) no significa abandonar
a algunos a su suerte. No se podrá ofrecer lo mejor para todos, pero
casi siempre será posible facilitar el acceso a apoyos que alivien el
sufrimiento de aquellos enfermos para los que no existan tratamientos
curativos.
En
un mundo donde existe el peligro de caer en el eficientismo y en la
obsesión por hacer que cuadren las cuentas (y hay que hacer que
cuadren), todo lo que promovamos para humanizar la atención a los
enfermos será de gran beneficio para todos.
La
economía sanitaria, ciertamente, no enseña con qué cariño atender a un
enfermo que no se vale por sí mismo, pero sí debe estar atenta para que
se invierta en curas paliativas y en formación especialística que
permita a casi todos el acceso a tratamientos que alivien y acompañen a
quienes necesitan más cuidados.
Con
buenos administradores y con gobernantes atentos a las necesidades
sanitarias de la gente, los operadores sanitarios tendrán a su mano
recursos y apoyos que emplearán, así lo esperamos, para el mejor bien de
los pacientes, sobre todo de aquellos más necesitados de atenciones
médicas y de afecto terapéutico.
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