domingo, 29 de diciembre de 2019

¿Qué hacer cuando llega la aridez espiritual?

La única salida es cerrar los ojos y darle las manos a Jesús para ser guiados por él

Por: Felipe Aquino | Fuente: Cançao nova




Muchas veces podemos pasar por algún período de aridez espiritual, es decir, no tenemos ganas de rezar, se hace difícil ir a Misa, rezar el Rosario se hace pesado, etc. Incluso recibir la Sagrada Comunión se vuelve un sacrificio ante las dudas que pueden alcanzar nuestra alma. Hasta parece que el cielo desapareció.


¿Cómo vencer este estado espiritual en el cual parece que Dios está lejos y que nos falta fe?

 
Primero, es necesario verificar que esta situación no sea tibieza, esto se debería a nosotros mismos, nuestra culpa por no perseverar en el cuidado de la vida espiritual, y sobre todo, verificar que no haya pecados graves en nuestra alma, que puedan estar ahuyentando de la misma, la gracia de Dios.
 
Si no hay pecados en el alma, entonces, es necesario ante todo, calma, paciencia y perseverancia en los ejercicios espirituales: oración, vida sacramental, caridad, penitencia, etc. Aun sin ganas o sin gusto, sin sabor, continuar, sin parar los ejercicios espirituales jamás.

A veces, Dios permite estas pruebas para que aprendamos a “buscar más al Dios de las consolaciones que a las consolaciones de Dios”, como dice un santo. San Juan de la Cruz, místico que vivió tanto lo que dio en llamar de “noche oscura”, afirmó que “el progreso de una persona es mayor cuando la misma camina a oscuras y sin saber”

Muchas veces, nos deleitamos en las oraciones más sabrosas, llenas de fervor sensible,
como los niños, cuando comen dulces; pero cuando se viene la lucha, abandonamos la oración.


Veamos lo que dice el Apóstol:
 
“Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por él. Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge. Sufrís para corrección vuestra. 

Como a hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige? Más si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que sois bastardos y no hijos. Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir? ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas él, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su santidad”. (Hb 12,5-10)


Dios nos quiere santos, y también algunas veces, es por las pruebas y la aridez espiritual que Él arranca las hierbas dañinas del jardín de nuestras almas. ¡Coraje, alma querida de Dios! Jesús dijo que Él es la vid verdadera y su Padre, el buen agricultor, que podará todo ramo bueno que dé frutos, para que produzca aun más. (cf. Jn 15,1-2).


No podemos desear sólo el azúcar del pan y renegar del pan del sacrificio. A veces, la meditación es difícil, la oración es penosa, distraída, surgen las noches y las tinieblas. En esos momentos, es necesario el silencio, la paciencia, el abandono. El esposo ha de volver pronto… dentro de poco llegará la aurora y los fantasmas desaparecerán.


Cuanto más oscura se ponga la noche, más nos acercamos a la aurora. Dios sabe lo que estamos viviendo, ¡Alabado sea su santo Nombre! Llegó la hora de abandonarnos en sus manos paternas.


Ante las tribulaciones, algunos sienten el corazón como que de hielo, no sienten más amor por Jesús, pierden la piedad, se sienten condenados. ¡Qué desoladora confusión espiritual!
 
En momentos como estos, la única salida es cerrar los ojos y darle las manos a Jesús para ser guiados por Él en la fe; ¡confianza y abandono mi hermano! Sólo el Señor sabe el camino para salir de este matorral cerrado y oscuro.
Dios nos prepara para la contemplación por las pruebas pasivas, así nos enseñan los santos. Él las produce y al alma sólo le resta aceptarlas. Es el duro camino de los que quieren la perfección. Él está purificando el alma, el Cirujano Celestial está operando el alma.
 
San Juan de la Cruz habla de la famosa “noche de los sentidos”, llena de aridez y de pruebas, un verdadero martirio para el alma. Según el santo doctor, es Jesús quien llama al alma a caminar con Él por el desierto, aun quemándonos los pies y quemados por el sol, para santificarnos.


Calma, alma querida de Dios, ¡Él permite esto porque te ama mucho! El buen fuego no es el de pajas, alto, bonito, pero rápido, que enseguida se apaga, sino que es el fuego bajo el que llega hasta la leña gruesa y permanece por mucho tiempo. El fuego de paja es sólo para comenzar.
 

Es esto lo que ocurre, no te asustes, no te preocupes si es que el gusto por rezar desapareció y se volvió ahora un sacrificio penoso. La fe no es un sentimiento y mucho menos sentimentalismo; fe es la adhesión, con la mente, a Dios, a sus verdades y a sus determinaciones.
 

No te preocupes por “sentir” o no fe o devoción; sólo vívelas. Ve a Misa, al grupo de oración, reza el Rosario, con o sin ganas, con o sin sabor, con o sin sentimientos. De esta forma tendremos aun más méritos ante Dios.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

NAVIDADAD 2019











¿Qué es la Navidad?

La Iglesia en su misión de ir por el mundo llevando la Buena Nueva ha querido dedicar un tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad.

Cerca de la antigua fiesta judía de las luces y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, la Iglesia aprovechó el momento para celebrar la Navidad.

En este tiempo los cristianos por medio del Adviento se preparan para recibir a Cristo,"luz del mundo" (Jn 8, 12) en sus almas, rectificando sus vidas y renovando el compromiso de seguirlo.

Durante el Tiempo de Navidad al igual que en el Triduo Pascual de la semana Santa celebramos la redención del hombre gracias a la presencia y entrega de Dios; pero a diferencia del Triduo Pascual en el que recordamos la pasión y muerte del Salvador, en la Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.

 Así como el sol despeja las tinieblas durante el alba, la presencia de Cristo irrumpe en las tinieblas del pecado, el mundo, el demonio y de la carne para mostrarnos el camino a seguir.

Con su luz nos muestra la verdad de nuestra existencia. Cristo mismo es la vida que renueva la naturaleza caída del hombre y de la naturaleza.

 La Navidad celebra esa presencia renovadora de Cristo que viene a salvar al mundo.

 La Iglesia en su papel de madre y maestra por medio de una serie de fiestas busca concientizar al hombre de este hecho tan importante para la salvación de sus hijos.

 Por ello, es necesario que todos los feligreses vivamos con recto sentido la riqueza de la vivencia real y profunda de la Navidad.

 Por último, es necesario recordar que durante la Navidad celebramos en tres días consecutivos, 26, 27 y 28 de diciembre, tres fiestas que nos hacen presente la entrega total al Señor: San Esteban, mártir que representa a aquellos que murieron por Cristo voluntariamente. San Juan Evangelista, que representa aquellos que estuvieron dispuestos a morir por Cristo pero no los mataron.

 San Juan fue el único Apóstol que se arriesgó a estar con La Virgen al pie de la cruz.


 Los Santos Inocentes que representan a aquellos que murieron por Cristo sin saberlo.

sábado, 21 de diciembre de 2019

6 regalos espirituales que todos podemos pedirle a Dios esta Navidad

Reservemos un momento de oración para pedirle a Dios estos seis regalos espirituales

Por: Nory Camargo | Fuente: Catholic-link.com



Todos sabemos que los regalos indudablemente hacen parte de esta época navideña.

 Empezamos a pensar qué regalarle a nuestros amigos o familiares, realizamos dolorosas caminatas por los centros comerciales y aguantamos filas eternas para pagar y empacar regalos.
 
Recuerdo que cuando era pequeña le escuché decir a mis padres que a ellos nos les importaba no recibir nada, ningún regalo. Que lo importante era tener a la familia reunida, gozar de buena salud y contar con la dicha de compartir con los que más queríamos. Lo que decían me parecía inconcebible, absurdo y doloroso. ¿Cómo alguien podía decir semejante cosa? Como diría mi abuelo, «semejante barbaridad»


.
¿De qué se trataba entonces la Navidad si no era de regalos? 

La angustia por ese comentario fue tal, que lloré a escondidas (solo un poquito), al pensar que un día ninguno de los regalos que estaría debajo del árbol, llevaría mi nombre. Pero entonces pasaron los años y comprendí que mis padres tenían razón. Las experiencias de la vida me enseñaron que los regalos materiales no se comparan con los regalos espirituales, o más bien, con aquellos que no son tangibles, los que no puede comprar ni el hombre más multimillonario del planeta.
 
Estos son algunos regalos que el dinero no compra, y que todos deberíamos pedir esta y todas las Navidades que Dios nos conceda:

1. Amor

 

¿Amor? ¡Ay Nory pero que cursi eres! Resulta que últimamente he pensado mucho en esa frase que dice «Dios es amor». Hace unos años no la entendía muy bien, me parecía un argumento pobre o una respuesta floja que la gente daba cuando no sabía qué más responder. Pero lo que sucede es que he comprobado, que efectivamente el amor lo transforma todo.


Es increíble ser testigo de lo que puede llegar a hacer el amor, cuando amamos a otros y nos dejamos amar ¡cómo nos cambia la vida! Pidámosle esta Navidad a Dios, que nos regale amor, toneladas de amor. Amor propio, amor en nuestra familia, amor para nuestros hijos, amor por nuestra pareja y también, para los que nos hacen la vida un poco difícil.

2. Alegría

 

Qué pereza estar con alguien que no tira ni media sonrisa, que se vive quejando de todo o que para rematar, lo único que hace es estar de mal genio. Es cierto que la vida nos da golpes duros y que no todo puede ser felicidad. Per no dejemos que los problemas o los obstáculos nos arrebaten la alegría.

Irradiarla nos permite construir hermosos recuerdos con los demás, nos permite también contigiarla y permitirle saber a los que nos rodean, que vale la pena esforzarse por no dejársela quitar. Si la hemos perdido, pidámosle a Dios la gracia de tenerla de vuelta, y si nos caracterizamos por ser personas alegres, que el don se nos multiplique por 100.

3. Esperanza

 

Este sí que podría llegar a ser un regalazo. Porque nos hace falta y por montones, la esperanza nos permite ser como esa vela caprichosa del pastel a la que soplan, y tras unos breves segundos, se vuelve a prender. Nos permite ver la vida con ilusión y optimismo, aunque el panorama sea desalentador y oscuro. «Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano» (Martin Luther King).

4. Fe

 

Creo que la fe, aunque muchas veces flaquee, está dentro todos los seres humanos. Sin importar la religión. La fe es esa fuerza sobrenatural a la que nos aferramos cuando todo parece ir en contra. Brota desde lo más profundo de nuestro ser sin que podamos controlarla o detenerla, y ha sido plantada como una pequeña semilla en el corazón de todos, desde el vientre materno.

La fe es íntima amiga de la esperanza y es la que nos permite esperar, esperar en el amor de Dios. Es la que nos hace desear que las cosas salgan bien. Pidámosle a Dios que nunca se nos agote la fe, sin importar el dolor o lo terrible que puedan llegar a ser las circunstancias.

5. Caridad

 

Este regalo puede cambiarnos la vida. La caridad va de la mano con el servicio y la entrega desinteresada hacia los demás. En ocasiones se tiende a pensar que la caridad está únicamente relacionada con las personas necesitadas, pero resulta que la pobreza no solamente puede ser material, sino espiritual.
 
Me atrevería a decir que los niveles de pobreza espiritual superan los de la material. La caridad no debería estar disfrazada de superficialidad, debe surgir del corazón de forma genuina. Pidámosle a Dios que esta Navidad, nos otorgue el regalo de la caridad.

 «La fe, la esperanza y la caridad son como tres estrellas que se encienden en el cielo de nuestra vida espiritual para guiarnos hacia Dios. Son las virtudes «teologales» por excelencia: nos ponen en comunión con Dios y nos conducen a Él». (San Juan Pablo II)

6. Perdón

 

Este si que nos cuesta. Tal vez llevamos años lastimados, guardando rencor, arañando recuerdos que nos hieren el alma. El perdón es uno de los regalos más maravillosos que podemos experimentar, perdonarnos a nosotros mismos, aceptar el perdón de otros y tener la valentía de perdonar al que nos ha causado tanto dolor, es un acto divino de misericordia. Que además nos quita un peso enorme de encima, nos deja livianos, nos permite respirar profundo y elimina ese horrible sentimiento que nos oscurece de a poco. 


Pidámosle a Dios el regalo del perdón, para esta Navidad.

 Los regalos espirituales que podemos pedirle esta Navidad a Dios, pueden llegar a convertirse en una enorme lista, incluso más grande que la de los regalos que esperamos debajo del árbol. Cada uno sabe qué necesita más en esta época.

 Y aunque los regalos físicos forman parte de la tradición, nos hacen sentir queridos y especiales, y nos permiten demostrarle de cierto modo a nuestros familiares cuánto los amamos. Reservemos un momento de oración para pedirle a Dios estos seis regalos espirituales, que sin duda nos serán otorgados si los pedimos con la firme convicción, de que con ellos seremos mejores hijos de Dios.

Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos: Ir al artículo en Catholic-link.com

sábado, 14 de diciembre de 2019

Economía sanitaria y atención a los enfermos

Humanizar la atención a los enfermos será de gran beneficio para todos.

Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net



Hablar de economía sanitaria exige un buen nivel de competencia, pero casi todos podemos constatar, desde la experiencia de la gente, cómo afecta a la vida de las personas.
Porque según se organice la administración pública de un modo o de otro respecto de los gastos médicos, será posible recibir una mejor atención sanitaria, o encontrarse con la triste sorpresa de que no hay ni medicinas ni camas de hospital para uno mismo o para algún familiar o conocido.
Por lo mismo, la atención a la economía sanitaria afecta a todos. Si las autoridades organizan modos eficaces de usar los recursos, si saben obtener fondos sin graves daños a la sociedad, si tienen ante los ojos las necesidades concretas de la gente, habrá mejoras que beneficiarán a muchos.
No a todos, hay que decirlo, pues los recursos son siempre limitados. Por más dinero que se invierta en hospitales, en investigación, en universidades, nunca habrá suficientes atenciones para todos, especialmente en casos de enfermedades raras que exigen muchos recursos para pocas personas.
Reconocer el límite de los recursos (materiales y humanos) no significa abandonar a algunos a su suerte. No se podrá ofrecer lo mejor para todos, pero casi siempre será posible facilitar el acceso a apoyos que alivien el sufrimiento de aquellos enfermos para los que no existan tratamientos curativos.

En un mundo donde existe el peligro de caer en el eficientismo y en la obsesión por hacer que cuadren las cuentas (y hay que hacer que cuadren), todo lo que promovamos para humanizar la atención a los enfermos será de gran beneficio para todos.
La economía sanitaria, ciertamente, no enseña con qué cariño atender a un enfermo que no se vale por sí mismo, pero sí debe estar atenta para que se invierta en curas paliativas y en formación especialística que permita a casi todos el acceso a tratamientos que alivien y acompañen a quienes necesitan más cuidados.
Con buenos administradores y con gobernantes atentos a las necesidades sanitarias de la gente, los operadores sanitarios tendrán a su mano recursos y apoyos que emplearán, así lo esperamos, para el mejor bien de los pacientes, sobre todo de aquellos más necesitados de atenciones médicas y de afecto terapéutico.

domingo, 8 de diciembre de 2019

INMACULADA CONCEPCIÓN 8 diciembre 2019




Inmaculada Concepción "Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. "Dogma proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.

sábado, 30 de noviembre de 2019

¿Qué mundo quieres para los tuyos?

Una pregunta necesaria para los dirigentes de empresas, inversionistas y ejecutivos

Por: Salvador I. Reding Vidaña | Fuente: yoinfluyo.com




El concepto de empresario (o empresa) “socialmente responsable” está de moda. Pero, ¿de qué se trata? Si el fin de la empresa es maximizar utilidades, como dice la ciencia económica.
 
Empresas mejorando a la sociedad

El asunto no es simple, en realidad se trata de lo que los dirigentes empresariales hacen no solamente respeto a la cultura, sino al medio humano (y al natural) además de ganar dinero. La verdad es que de alguna manera, los hombres de negocio buscan más cosas que ganar dinero, aunque sea prestigio social, influencia política, pero también bienestar para su personal, servicio al cliente, desarrollo de proveedores confiables y muchas cosas más buenas para la sociedad.


Hay muchos tipos de empresarios, desde los avaros obsesionados con su propia riqueza, hasta los más comprometidos socialmente, en lo personal y a través de sus empresas y de organizaciones empresariales. Afortunadamente cada vez hay más de estos últimos que de los primeros, ya que la economía moderna de muchas formas lo exige.


Sin embargo, falta mucho por hacer social y económicamente hablando en materia de negocios. Lo que pasa en principio, es que falta una visión más amplia de lo que la actividad productiva significa en la economía y en la sociedad en general.


Cuando una empresa, por medio de sus directivos se pregunta qué debe hacer para mejorar su actividad y ser socialmente responsable, normalmente se queda corta, por buenas que sean sus decisiones. Generalmente se refieren a sus productos y servicios, a la calidad, la mejora continua, la eficiencia que permite abatir costos y por tanto precios de venta. Igualmente se busca la mejora en las condiciones de trabajo, la capacitación y la remuneración del personal. Todo ello muy bueno.


Pero falta algo más. 

Cuando un empresario decide que debe hacer "cosas" para cumplir mejor una responsabilidad social, debe preguntarse algo, y este es el quid de la cuestión: ¿en qué mundo quiero vivir con mi familia, con mis amigos, con los miembros de mi comunidad? Y finalmente: dentro de mis posibilidades ¿Qué mundo quiero ayudar a crear o mejorar, en el más amplio sentido del término?

Si deseo una comunidad en paz, para que mi familia viva ahora y en las generaciones de los hijos de mis hijos y así sucesivamente, debo hacer todo lo que pueda para lograrlo. 

Consideramos la paz comunitaria como una convivencia en que hay respeto a los valores fundamentales que la humanidad ha aceptado a través de los siglos, en donde las personas se respetan en su dignidad, en donde cada ser humano ve realizados sus derechos a la vida, a la familia, a la libertad, la educación, la salud, la vivienda, un modo honesto de ganarse la vida, realizando al mismo tiempo su desarrollo personal, y muchas cosas más, legítimamente deseables.


Para que tengamos esa paz comunitaria, la sociedad requiere de muchas cosas, entre ellas el desarrollo de lo que llamamos la cultura, incluyendo el arte en todas sus manifestaciones, los valores, las buenas costumbres, la educación en todo nivel y ámbito, las "buenas prácticas" en la toma de decisiones comunitarias, comenzando con la vida vecinal y terminando con la actividad política de partidos y de buen gobierno, en lo ejecutivo, lo legislativo y lo judicial.


Con una visión amplia de los asuntos fundamentales de nuestra comunidad, que requieren apoyo en dinero, tiempo y colaboración, la responsabilidad social de la empresa amplía mucho su horizonte. Principalmente se requiere dinero, dinero que es parte de los ingresos repartibles de la empresa. Esos fondos deben apoyar las organizaciones y causas que harán que nuestra comunidad se vaya pareciendo al mundo que idealizamos para nuestra familia y nuestro medio.


Hay un aspecto curioso en todo esto del dinero empresarial, de las utilidades repartibles. Mucha gente, incluyendo por supuesto hombres de negocio, no gustan de la administración pública, a la que ven como dispendiosa, ineficiente y hasta llena de ladrones. Así, deciden pagar los menores impuestos posibles. ¿Para qué? dicen, si se lo van a robar o a malgastar. Este es una base muy común para justificar internamente la evasión o la elusión fiscal.


Quienes así piensan y actúan, deben entonces reflexionar que, conforme a esa línea de pensamiento, la sociedad, ellos incluidos en primer lugar, deben usar parte de sus utilidades gravables en proyectos sociales, ¡que son deducibles de impuestos!


De hecho, existen muchas empresas a nivel internacional que lo prefieren. Gastan enormes sumas (de sus más enormes utilidades gravables) en apoyos sociales de todo tipo: salud, educación, vivienda y otras más.


Finalmente, lo que deben preguntarse los dirigentes de empresa, inversionistas y ejecutivos es lo que ya mencioné: ¿Qué mundo quiero para vivir con mi familia, con mi gente? ¿Qué comunidad debe ser la mía? ¿Qué clase de vida deseo? Y enseguida ¿Qué puedo aportar, en dinero y en mi propio tiempo para conseguirlo? ¿Qué debo promover en este sentido entre mis colegas empresarios e inversionistas?


 La respuesta a estas preguntas puede llevarnos a que las empresas, la nuestra y muchas otras, apoyen más no solamente la cultura, sino toda actividad que mejore nuestra sociedad, nuestra comunidad y el mundo de hoy y de mañana.

sábado, 23 de noviembre de 2019

Exorcista ofrece 3 consejos para afrontar las asechanzas del demonio

El P. Vincent Lampert, exorcista de la Arquidiócesis de Indianápolis, nos da tres consejos para protegerse de las asechanzas del demonio


Por: Patti Armstrong | Fuente: NCRegister.com // ACIprensa.com




El demonio siempre tienta a la gente para que peque, por ello el Apóstol San Pablo afirma en su carta a los Efesios que la batalla no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra “los soberanos del mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio”.


Ante esta situación y en entrevista concedida al National Catholic Register, el P. Vincent Lampert, exorcista de la Arquidiócesis de Indianápolis, dio tres consejos para protegerse de las asechanzas del demonio.


1.- Hacer las “cosas básicas”

El P. Lampert indicó que cuando la gente le pide ayuda contra los ataques del demonio, él les sugiere hacer las “cosas básicas”. “Si son católicos, les digo que oren, se confiesen y vayan a Misa”, resalta.

El exorcista comentó que la gente suele considerar estas cosas como actos rutinarios y alegan que no son efectivos.

“Me miran como si estuviera loco, pero si les digo que agarren un gato por la cola y que le den vueltas alrededor de sus cabezas a medianoche lo harían. 

La gente cree que deben hacer algo extraordinario, pero en realidad las cosas más ordinarias son las que construyen gracias y dan protección”.

 “Si un católico reza, va a Misa y recibe los sacramentos, el diablo da la vuelta y se va”, enfatizó.


2.- Saber que el poder está en la fe y no en los objetos

El exorcista explicó que el crucifijo, las medallas, el agua bendita y otros sacramentales católicos tienen un poder de protección, pero lo que realmente los hace poderosos es la fe, no el objeto en sí mismo. 

“Sin ella no pueden hacer mucho”, dijo.

Asimismo, el sacerdote advirtió sobre usar estos sacramentales como amuletos para la “buena suerte”. 

En una ocasión, recordó, un conductor le dijo que la imagen que tenía de un ángel guardián los iba a proteger. Él respondió: “no, ese pedazo de metal no te va a proteger. 

Solo si te recuerda que Dios envía ángeles para protegerte”.

El P. Lampert recordó el relato del Evangelio sobre la vez que Jesús fue a Nazaret, su ciudad natal, y no pudo realizar allí ningún milagro porque la gente no tenía fe. 

Sin embargo, otras personas se curaron porque tenían fe. Un ejemplo es la hemorroísa que pensó que con solo tocar el manto de Cristo se sanaría. Y así fue.


3.- Estar en una comunidad de fe

El P. Vincent Lampert comentó que muchas personas pertenecientes a diferentes confesiones no católicas se acercan a pedirle ayuda. 

“Yo los ayudo si vienen con alguien de su misma Iglesia. Necesito saber si están conectados a una comunidad de fe y si alguien continuará con ellos”, indicó.

El exorcista explicó que el ministerio de exorcismo y liberación implica un cuidado pastoral especial y es necesario que la persona crea y tenga fe.

“La mitad de la gente que viene a verme no tiene fe.

 Ellos quieren los beneficios de estas prácticas pero no quieren comprometerse con Cristo 

(...) Si ellos no invitan al Espíritu Santo a sus vidas y desarrollan una relación con Cristo, la situación empeorará. En caridad les digo que se vayan”, explicó.


Este artículo fue publicado originalmente en el National Catholic Register.
raducido y adaptado por María Ximena Rondón para nuestros aliados y amigos:
ACIprensa.com

sábado, 16 de noviembre de 2019

Niño de 5 años al que llevó un importante mensaje de la Virgen al Papa Pío XII

Gilles Bouhours tuvo una vida corta pero muy intensa y de unión con la Virgen

Por: n/a | Fuente: Religión en Libertad




Murió muy joven pero desde muy pequeño tuvo una vida muy intensa y ligada a Dios y a la Virgen.  

La historia de Gilles Bouhours no es demasiado conocida fuera del mundo francófono pero Cari Filii News se hace eco de un reportaje de Portaluz del encarto que María le hizo para que llevara al Papa:

Gilles nació en Francia el año 1944, un 27 de noviembre, día en que se celebra la fiesta de la Medalla Milagrosa. Sin embargo no tendría una infancia y adolescencia plácida. La cruz sería un signo en la vida de este particular niño.

No cumplía un año de haber nacido, cuando los médicos diagnosticaron que Gilles padecía meningitis y encefalitis, dolencias cuya gravedad era entonces fatal. Pero la fe de una religiosa de las “Hermanitas de los Pobres”, Madeleine, amiga de la familia, conmovería la gracia de Dios. Siguiendo lo indicado por la mujer, los padres de Gilles situaron bajo la almohada donde reposaba el pequeño, una estampa y reliquia de Santa Teresa del Niño Jesús que la Hermana Madeleine les había entregado. 

Cumplieron también la recomendación de orar a Dios sin desfallecer. Pasadas tres noches y sin ver mejoría, la noche siguiente los venció el sueño. Al despertar el niño -que había sido desahuciado- respiraba con normalidad, ya no tenía fiebre y “un enrojecimiento en forma de T era visible en cada mejilla”, escribiría luego su padre Gabriel Bouhours.

Nadie dudó de la mediación de Santa Teresa del Niño Jesús y al poco tiempo viajaron a Lisieux para agradecer la sanación. En un escrito posterior, del 8 de septiembre de 1948, el doctor Dives, médico tratante, escribió a su colega el doctor Carrière: “Gilles salió con gran dificultad de este mal paso, aparentemente sin secuelas. En dos o tres ocasiones hizo después accidentes digestivos sin gravedad y me pareció en perfecta salud cuando la familia salió de Bergerac”.


Elegido por Dios, educado por la Virgen
 
El niño de forma espontánea comenzó a mostrar una devoción por la oración y ofrecimientos de penitencia, poco habitual para alguien que apenas había aprendido a hablar.



Pronto se haría evidente que Dios en su infinito misterio de misericordia le comenzaba a formar para una particular tarea. Y tendría por maestra nada menos que a la Santísima Virgen María.
 
Los biógrafos en diversos libros sobre la vida de Gilles Bouhours, citan que el niño testimonia haber tenido una primera aparición el 30 de septiembre de 1947 en Arcachon. “La Santísima Virgen tenía un vestido blanco, la cabeza cubierta con un velo amarillo”, describió el pequeño.

El 15 de agosto de 1948, una nueva visión fue descrita en detalle por el niño: “Veo como un gran botón (la tierra) y por encima, una gran bestia, como un lagarto con cola grande y piernas grandes. No muy lejos, veo como un caballero con plumas en la espalda”. Sin saberlo, el pequeño Gilles describía la presencia del arcángel San Miguel y al demonio.

Ese mismo día refiere haber visto nuevamente a la Santísima Virgen María -“vestida de azul pero sin velo”-, quien le pidió unirse a la procesión organizada por los peregrinos de Espis y cantara: “Con nosotros está la Reina”.

Durante su breve vida el pequeño Gilles continuaría viendo y escuchando a la Santísima Virgen María, animándole a orar para unirse a la lucha del arcángel San Miguel en beneficio de las almas.


Un secreto bien guardado
 
El 13 de diciembre, Gilles comunicó a su padre que la Santísima Virgen María le había confiado un “secreto” que debía comunicar sólo al Papa. Algo incrédulo Gabriel, el padre, le pidió le explicara en algo este asunto, pero el niño no vaciló en resistirse a decir algo.

Intentando hacerle desistir algunos días después el padre le sugirió al niño le explicara a la Virgen María que no tenía dinero para viajar a Roma. Así lo hizo Gilles y grande sería la sorpresa de Gabriel cuando el pequeño lo confrontó: “La Santísima Virgen María me ha dicho que sí tienes dinero para el viaje y no te preocupes por lo demás, todo se solucionará”.

Finalmente partieron a Roma y se hospedaron en un Colegio Mayor donde nada les cobraron por la estancia. Pudieron concertar entrevista para el jueves 10 de diciembre de 1949 a las 11 de la mañana. Sin embargo no fueron recibidos sino hasta el día 12 siguiente. Cuando Guilles se percató que la Audiencia no era privada sino junto a otras personas, se negó a decir nada.

Contrariado su padre regresó con el chico a Francia. Finalmente serían recibidos por el Papa Pio XII el 1 de mayo de 1950. En la audiencia el niño pidió al Papa quedarse a solas con él. Solo entonces Gilles se acercó al Santo Padre y le comunicó el mensaje: “La Santísima Virgen María no está muerta, ella ascendió al cielo con su cuerpo y alma“. 

El Papa se mostró visiblemente emocionado tras escuchar al pequeño.


El signo del cielo
 
En 1939 tras ser elegido Papa, una de las certezas de Pio XII era que debía proclamar el Dogma de la Asunción. Todos los estudios e investigaciones previas, los que él encargó, la propia tradición de la Iglesia confirmaban el anhelado dogma. Pero teólogos alemanes mantenían discrepancias. Para zanjar este asunto el 1 de mayo de 1946 Pio XII envió a “patriarcas, primados, arzobispos, obispos y otros ordinarios…” la encíclica Deiparae Virginis, consultando su parecer sobre la Asunción de María y propuesta de definición del dogma. Luego de esto –al decir de los cronistas- el Papa oró rogando a Dios un signo que dejara claro el asunto.



El pequeño Gilles Bouhours, señalan sus biógrafos, fue preparado y enviado por la Virgen María a presentar el signo que Papa Pio XII esperaba. 

 El 1 de noviembre de 1950 Papa Pio XII proclamó el Dogma de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos en la constitución apostólica Munificentissimus Deus.

Luego, el 11 de octubre de 1954, en su encíclica Ad Caeli Reginam, el Papa señaló la realeza universal de la Santísima Virgen María.

El 24 de febrero de 1960 Gilles enfermó sin que los médicos lograsen diagnosticar la causa del deterioro orgánico y tras recibir la Unción de los Enfermos, confesarse y comulgar, falleció. Era apenas un adolescente.

Sobre su tumba en el cementerio de la aldea Seilhan (departamento de Alto Garona Montréjeau), se encuentran grabadas estas palabras que él mismo pronunció


“Amad a Dios y a la Santísima Virgen. Ofrecedles todos vuestros sufrimientos. Y así recobraréis la paz del alma. Gilles”.
Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos: ReligionEnLibertad.com

sábado, 9 de noviembre de 2019

Enemigos del amor en la pareja

Debemos evitar una serie de errores que pueden afectar gravemente el matrimonio.

Por: Lucia Legorreta | Fuente: yoinfluyo.com




Al comentar en una reunión que llevo treinta y cuatro años de casada, alguien muy sorprendida me preguntó: ¿Y casada con el mismo? Sí, le respondí, con el mismo.


Mantener una relación de pareja amorosa no es fácil, no es seguir un cuento de hadas. La realidad es que hay muchos factores que afectan al matrimonio.

Hoy, me gustaría compartir con ustedes ocho errores de convivencia más comunes que llevan a la monotonía del amor.

1. Falta de intimidad.

¿Están mucho tiempo juntos, pero casi nunca están solos? Éste es un peligro que a menudo es difícil de reconocer hasta que el distanciamiento se ha instalado en la vida de la pareja.

Es cuando pierdes la pasión que hizo surgir la esencia del amor. En toda relación de pareja hay etapas en las que disminuye la libido y ambos deben comprenderlo y solucionarlo.

Es necesario que disfruten juntos la vida social, compartan las obligaciones de su proyecto de vida; pero es necesario también fomentar el acercamiento en la intimidad, facilitando los encuentros, la vida sexual y la complicidad.



2. Falta de respeto.

Es el abono perfecto para los equívocos y las malas interpretaciones que terminan en rencores y resentimientos por la falta de comunicación.

Es necesario entonces, un esfuerzo continuo para escuchar sin juicios y expresar con confianza. Cuando la pareja logra abrirse y apoyarse, se encuentra con que su vida en común es un firme sustento para el desarrollo personal, lo que a su vez aporta más valor a su relación.

3. Falta de tiempo.

¿Cuánto tiempo estás con tu pareja? Se refiere al gusto de compartir todo tipo de actividades: familiares, con amigos, compromisos sociales, pero en especial, la vida en pareja: una cena romántica, un fin de semana, un viaje, vacaciones.
Mira hacia atrás, hasta el comienzo de la relación y observa si ha disminuido hasta ahora el tiempo que antes se dedicaban el uno al otro.


4. No aceptarse.

Es indispensable aceptar a la pareja tal cual es sin juzgar, criticar ni humillar. Es necesario comprender y analizar por qué se comporta de determinada forma.

No te preocupes si tu pareja no tiene los mismos gustos e inquietudes que tú. No hace falta que sean iguales para mantenerse unidos. Es indispensable que acepten sus diferencias y se acepten desde el principio tal como son.


5. Huir ante los conflictos.

¿Quedan muchas discusiones sin haber descubierto el detonante que las hizo explotar? 

¿Están empezando a evitar situaciones o a tapar comportamientos que les están perjudicando a nivel personal o de pareja?

Todas las parejas se enfrentan con dificultades de convivencia, pero las que se atreven a afrontar los conflictos, teniendo confianza en su amor y en su voluntad de construir una feliz relación, salen más fortalecidos de sus crisis.


6. Inestabilidad emocional.

Todos estamos sometidos a variaciones anímicas, pero hay personas indecisas, con altibajos emocionales, ansiosas, descontroladas y con una profunda insatisfacción. Toda persona aprecia el equilibrio, la armonía y el buen humor.

Para alcanzar una madurez afectiva, hay que aprender no sólo a ser alentado, apoyado y consolado, sino especialmente a alentar, a apoyar y, sobre todo, a consolar.


7. Mal carácter.

Son los estados y comportamientos que tienen que ver con el mal humor, la irritabilidad, rabia, los gestos, la dominancia, el resentimiento, apatía, reproches, el silencio y el desprecio.

Detrás de todas estas actitudes hay resentimiento, frustraciones sin digerir y, en suma, una mala valoración de uno mismo y de los demás.
Toda relación amorosa sana debe establecerse sobre la amabilidad, la cordialidad, el afecto manifestado y la alegría.


8. Desequilibrio afectivo.

Se presenta cuando aparecen en la relación tanto inquietudes como heridas psíquicas. Para que éstas no degraden la relación de pareja, es necesario conocerlas, aceptarlas y si es necesario expresarlas.


Analiza si tu relación está viviendo alguna de estas situaciones. Recuerda, que una pareja sana deja espacio para que cada uno se realice en todos los sentidos. Viven en armonía, se aceptan, comprenden, respetan y se aprecian uno al otro.

sábado, 2 de noviembre de 2019

¿En qué consiste la esclavitud moderna?

A millones de mujeres, niños, niñas y hombres de todo el mundo se les obliga a vivir como esclavos

Por: Redacción Catholic.net | Fuente: www.antislavery.org / www.24-horas.mx / www.sinembargo.mx




La idea que viene a la mente de muchas personas cuando escuchan la palabra esclavitud, es la compra y venta de personas, su envío desde un continente hacia otro y la abolición de este comercio a comienzos del siglo XIX. Incluso si no sabemos nada acerca de la Trata de Esclavos, es algo en lo que pensamos como parte de nuestra historia, más que de nuestro presente. Sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente HOY.


A millones de mujeres, niños, niñas y hombres de todo el mundo se les obliga a vivir como esclavos. Si bien a esta explotación a menudo no se le llama esclavitud, las condiciones son las mismas. A las personas se les vende como a objetos, se les obliga a trabajar por salarios irrisorios o sin salario, y viven a merced de sus "empleadores".



¿Cuáles tipos de esclavitud existen hoy en día?
  • El trabajo en condiciones de servidumbre: Cuando aceptan o se les engaña para que acepten un préstamo. Para poder pagar la deuda, se ven obligadas a trabajar durante largas jornadas, siete días por semana, 365 días al año.

  • El trabajo forzoso se refiere a niños y a niñas que son captados ilegalmente por gobiernos, partidos políticos o individuos particulares y que son obligados a trabajar (generalmente mediante amenazas de violencia u otros castigos).

  • Las peores formas de trabajo infantil se refieren a niños y niñas que trabajan en condiciones de explotación o de riesgo. Decenas de miles de niños y de niñas en todo el mundo trabajan en plena dedicación, privados de la educación y de la recreación que son vitales para su desarrollo personal y social.

  • La explotación sexual de niños y de niñas con fines comerciales. Se explota a niños y niñas por su valor comercial mediante la prostitución, la trata y la pornografía. A menudo se les secuestra, compra o vende, o se les obliga a ingresar al mercado del sexo.

  • La Trata implica el transporte y/o el comercio de seres humanos, usualmente mujeres o niños y niñas, con fines de lucro, mediante la fuerza o el engaño. A menudo se engaña o se obliga a mujeres migrantes para que ingresen al trabajo doméstico o a la prostitución.

  • El matrimonio precoz y el matrimonio forzado afectan a mujeres y muchachas a quienes se casa sin permitirles elegir y a quienes se obliga a llevar vidas de servidumbre que frecuentemente van acompañadas de violencia física.

  • La esclavitud tradicional o "propiedad personal" implica la compra y venta de personas. A menudo a estas personas se les secuestra en su hogar, o bien se heredan o se ofrecen como obsequios.


El Papa Francisco renueva constantemente su llamamiento para acabar con lo que denomina “formas modernas de esclavitud” y menciona como causas de la esclavitud moderna la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión, combinadas con la falta de acceso a la educación o “con una realidad caracterizada por las escasas, por no decir inexistentes, oportunidades de trabajo”.


“Todos estamos llamados a ser libres, todos a ser hijos y, cada uno de acuerdo con su responsabilidad, a luchar contra las formas modernas de esclavitud”,

 dijo el pontífice en la Jornada Mundial de la Paz (1 enero 2015).

sábado, 26 de octubre de 2019

Atisbar los signos de los tiempos

¿Qué signos apreciamos en nuestro tiempo? ¿Los sabemos interpretar?

Por: Pablo Cabellos Llorente | Fuente: Catholic.net




Con más o menos acierto, en todas las épocas de la historia, los pensadores han estado pendientes de los signos de los tiempos. Quien ha sido más capaz de descifrarlos, de entender bien el pasado y el presente para proyectarlos hacia el futuro, es quien mejor ha captado el origen de los cambios, se ha hecho presente en ellos y ha dirigido el futuro hacia la felicidad de los hombres. Por el contrario, los que han captado el futuro partiendo de una idea errada han sido hombres y mujeres capaces de convertir en catastrófica la existencia humana. Hitler y Stalin equivocaron el fin y, por consiguiente, fallaron en los medios, produciendo la más sangrienta de las guerras y un caudal de muertos inocentes, cuyo sólo pensamiento aterra.

No hace falta pensar en los caídos en Vietnam, Camboya o China. O los que son fruto de las guerras sin sentido en curso. En la antigüedad romana, griega, en Mesopotamia, también tiraban a dar, pero provocaban relativamente pocas bajas. Cuando Alejandro redondeó su imperio, tenía muchos menos muertos detrás que los producidos por los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Ahora, con una profunda mirada hacia atrás, si deseamos otear el futuro para prepararlo digno del hombre, hemos de tener en cuenta dónde estamos, aunque la tarea adquiera proporciones gigantescas.

¿Qué signos apreciamos en nuestro tiempo? Una respuesta apresurada podría conducir a la crisis económica, sus causas, efectos y soluciones. Aunque la economía no es mi fuerte -y de entrada, sería la respuesta-, pienso que los signos de los tiempos van por otro lado.

Considero que lo más característico desde hace trescientos años -por redondear- es el progresivo alejamiento de Dios conducente a producir un hombre que no es sino una caricatura de lo que debe ser. La dificultad estriba en hacer consciente a una persona de que no es camino el dirigido a un horizonte cerrado en la simpleza de poder elegir lo le dé la gana sin ningún referente, sin finalidad. El gran error de nuestra época no está en las "preferentes", sino en el cumulo de mentiras que las han hecho posibles. Más, de algún modo, hemos querido esas mentiras, hemos elegido tener más a costa de ser menos. Y estamos acabando en no poseer nada ni ser nadie.


En el campo político habría que remontarse al siglo XVI, cuando "El Príncipe" de Maquiavelo traza un fuerte cambio al indicar que la política y el gobernante están exentos de toda norma. El príncipe ha de ser amado y temido. Esa falta de ética marca el inicio de un comportamiento que irá acentuándose progresivamente. La Ilustración exalta el empirismo, que podrá las bases para el deslumbramiento ante los avances científicos, junto al papel omnímodo atribuido a la razón. En la economía, bastará decir que nos andamos lamentando de aquello que hemos querido, tanto el marxismo como el puro liberalismo. La Ilustración aporta también un ideal de felicidad que quizás ha conducido al hedonismo y consumismo actuales, así como la creencia en la bondad natural del hombre y el consiguiente optimismo irreal, no a la manera del que cree en Dios, sino con las fuerzas naturales de quien ha perdido la noción de su naturaleza.

Son solamente unas pinceladas sobre la fragua del hombre de nuestro tiempo y las correlativas consecuencias. Sin Dios, se pierde todo punto de referencia y al hombre le resta un libre arbitrio que acaba no siendo propio, porque responde como un autómata a los eslóganes que le proporciona la sociedad de consumo, los medios de comunicación y un pensamiento débil. Paradójicamente, la exaltación de la razón ha concluido por empequeñecerla, incapaz de buscar verdades profundas que orienten una libertad constructiva de la persona. El relativismo ha encontrado su humus perfecto en un laicismo interesado en la extracción violenta de las raíces cristianas.

La pérdida de prestigio de la política no tiene la corrupción como causa última, ni la falta de ejemplaridad de ciertos líderes. Su cepa debe buscarse en el origen de esos males que veo en ese proceso histórico que concluye por despreciar al hombre, puesto que una persona sin raíces ni referencias, acaba siendo un monigote, a lo más un votante, simple número de una estadística. El proceso iniciado en el Renacimiento -con avances óptimos- ha conseguido que los valores últimos más sublimes -como escribía M. Weber- han desaparecido de la vida pública, la economía se ha mercantilizado de modo que el individualismo crece a la par que la globalización. También, mientras se conquistaban libertades, ha ido creciendo el Estado y lo público ha pasado a ser lo estatal, cuando lo público debe ser un espacio social común.

No concluiré negativamente, porque es enormemente positivo pensar que ésta es la hora de volver a la pregunta sobre Dios para descubrir al hombre en toda su dignidad, para devolver su lugar a la ética: sin ella, la "polis" se convierte en un infierno. No impongo una fe, escribo de libertad porque sin una libertad cabal, no crece la fe, pero tampoco la persona. Y con el optimismo de que también se aceleran los procesos positivos.

Publicado en Las Provincias el 27.08.2013

sábado, 19 de octubre de 2019

¿En qué debería centrar mi atención cuando rezo el Rosario?

Tu atención debe estar centrada en Dios. A continuación te damos algunos consejos para concentrarte mejor en el rezo del Rosario.


Por: Dan Burke | Fuente: La-oracion.com




Pregunta: Estimado Dan, yo tenía el hábito de rezar el rosario a diario, pero últimamente me he sentido frustrado al rezarlo. Me siento muy confundido porque no sé en qué debería concentrarme al hacer esta oración. Por ejemplo al rezar un Ave María, medito el dolor de Cristo en la flagelación y el grandísimo amor que a través de eso nos expresa. Sin embargo, mientras hacía esto, no estaba poniendo atención a las palabras del Ave María o pidiéndole a la Virgen que «ruegue por nosotros pecadores».
 

Respuesta:

Querido amigo, qué buena pregunta. La respuesta es sencilla: tu atención debe estar centrada en Dios. Te invito a repasar lo que dice el Catecismo al hablar de la oración vocal (n. 2700):


Por medio de su Palabra, Dios habla al hombre. Por medio de palabras, mentales o vocales, nuestra oración toma cuerpo. Pero lo más importante es la presencia del corazón ante Aquel a quien hablamos en la oración: «Que nuestra oración se oiga no depende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas».


Si tu corazón de alguna manera está enfocado o se siente atraído hacia Dios, estás caminando en la dirección correcta. Para ser mas específico, en cuanto al Rosario te recomiendo leer la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae del Papa Juan Pablo II en la que entre otras cosas escribió:

«María propone continuamente a los creyentes los "misterios" de su Hijo, con el deseo que sean contemplados, para que puedan derramar todas su fuerza salvadora. Cuando recita el Rosario, la comunidad cristiana está en sintonía con el recuerdo y con la mirada de María».


Por eso, cuando rezamos el Rosario, lo rezamos con María y a través de los ojos de María, centrando nuestra atención, al igual que ella, en Jesús mismo
Nuestra primera tarea al rezar el Rosario es unirnos a María en cada escena (misterio) que se presenta. Al hacerlo, le pedimos su ayuda y sus oraciones mientras contemplamos a Cristo. Para traer esta realidad más cerca de nuestro corazón, podemos imaginarnos que estamos de pie al lado de María. Los dos miramos a Cristo en su agonía en el huerto. Le susurramos a nuestra Madre que ruegue por nosotros mientras consideramos lo que Cristo sufre. Le repetimos nuestra petición mientras los dos continuamos penetrando más profundamente el misterio.


Principios para mantener la paz

Sin importar dónde nos encontremos después de nuestro esfuerzo inicial por centrar nuestra oración en Cristo, hay varios principios que pueden ayudarnos a mantener la paz cuando nos distraemos:
  • Las distracciones son normales: Nuestro trabajo consiste en rechazar la distracción de manera apacible, ejercitando nuestra voluntad, y regresar nuestra atención a Dios. Si pasamos todo nuestro tiempo de oración volviéndonos hacia Él, la hemos hecho bien.
     
  • Cristo es la clave: Cada vez que nuestros corazones se sientan atraídos hacia Cristo, debemos procurar dejarnos atraer. Algunas veces, debemos seguir esta atracción hasta la contemplación silenciosa en la que dejamos de lado la oración vocal o discursiva para simplemente contemplarlo a Él. Si no estamos obligados por algún compromiso religioso a rezar oraciones de alguna forma específica, tenemos la libertad de dejar estas oraciones formales, una vez que ellas nos han llevado a la verdadera razón y al más alto objetivo de nuestro esfuerzo en la oración: adorarlo a Él.
Al final, lo importante es que tu alma descanse en Él y en la obra que Él realiza en ti. Sí, debes esforzarte en aumentar tu devoción y atención a Él en la oración. Sin embargo, cuando nuestros corazones fervientes se topan con la frustración, es buena señal que el enfoque en nuestra oración está mal encaminado.